Peyton Harvey
Vamos bien. Vamos mal. Y el ciclo se repite.
¿En qué momento decidí que no me gustaban los almuerzos familiares? Pues desde hoy.¿Anteriormente me gustaron si quiera? Sí. Una vez cuando las cosas en este lugar no se desequilibraron tanto.
Es un hecho que mi familia tiene que adaptarse a eso de no revivir las viejas costumbres tan deprisa porque es obvio que no nos hace bien, a ninguno de nosotros.
Tengo frío. Mucho frío y sin embargo no quiero entrar a casa para calentarme un poco, quiero mantenerme justo aquí hasta que el clima haga de mí un cubo de hielo humano, eso estaría fantástico.
Ahora, supongo que este es el instante en el que nos preguntamos: ¿qué demonios fue lo que pasó?
Bueno, no es algo difícil de relatar. Toma asiento y prepárate para leer las locas aventuras de una familia que hace un año dejó de ser precisamente eso…una familia.
7 horas antes…
—¿Sigues enojado conmigo? —Pregunto a mi tío con un puchero mientras lo veo hacer abdominales en la máquina del gimnasio. Devoro mi chocolate tratando de ignorar las miradas de todas las mujeres en nosotros. No. Espera, en él.
Emmett no me responde de inmediato, en su lugar sube y baja unas tres veces más antes de pedirme la toalla que está en mi hombro para secar las gruesas gotas de sudor en su bronceado rostro.
—¿Hay algún motivo para dejar de estarlo? —sus ojos oscuros me observan como dando una advertencia de que podría quebrar mis huesos ya que efectivamente continúa molesto.
Frunzo los labios.
Sé que a veces hablo de los integrantes de mi familia como si ellos fuesen luchadores profesionales que aman destrozar cuerpos, pero es una broma interna que tengo desde pequeña conmigo misma. Está claro que ninguno me haría daño, he pasado diecisiete años de mi vida sin que me pongan un dedo encima, puedo mantenerlo así sin problemas.
De todas formas, sigue siendo gracioso.
—Por supuesto que lo hay—respondo al hombre corpulento frente a mí con lo que simula ser inocencia—. El amor a tu sobrina favorita.
Él gruñe levantándose de la máquina para dirigirse hacia las pesas bajo la atenta mirada de una chica que está empezando su rutina hoy, jamás le había visto por acá. Mi tío toma entre sus palmas la mesa más cercana que tiene y empieza a flexionar sus codos para que la misma suba y baje a un ritmo pausado. Escucho como ella jadea entre sorprendida y fascinada.
—Tengo dos sobrinas—bufa mirando hacia el frente—las quiero a ambas por igual, busca otra excusa.
Pienso unos segundos.
—¿Por qué debes respetar mi decisión de no querer mencionarlo?
—No te ofendas, Peyton. Pero respeté eso una vez y las cosas no se dieron de la mejor forma.
—Bueno, eso no significa necesariamente que vuelva a suceder. Las mujeres podemos guardar secretos, ¿o es que quieres que te cuente incluso como la paso al estar en mis días del mes?
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¡Mírame y Di Queso!
RomancePeyton Harvey podría definirse a sí misma como una chica sin término existente. Sí, como lo leíste. La verdad es que no existe una palabra exacta que determine a la perfección lo que ella puede ser física, personal y académicamente. Sobretodo en e...