Capítulo 12: Un Estómago Extraño

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Peyton Harvey

Nunca se sabe a ciencia cierta si son mariposas, avispas, murciélagos...o dragones.

—Rhaegar—jadeo una vez él libera mis labios para desplazar sus manos hasta mi cintura.

Y de nuevo, como si de un acto de magia se tratase, todo el aire desaparece de mis últimamente inútiles pulmones.

Para haber pasado un periodo tan corto de tiempo desde que nos conocimos, me sorprende lo cómoda que puedo llegar a estar cerca de Rhaegar y, al mismo tiempo, lo nerviosa que puedo ponerme con un simple acercamiento o toque.

Y, supongo que es eso precisamente lo más interesante y loco de todo este asunto. No es como que si él estuviese sobrepasándose conmigo, manoseando por aquí y por allá a su antojo. No hacer algo como esto y tratarme mucho mejor de lo que Colton y los demás hombres de mi vida han hecho en los días previos hace que me sienta ansiosa, feliz también. No saber qué hará es...no lo sé, se siente raro, pero no en un mal aspecto.

Entre nosotros, como una pequeña confesión random, recordaba a menudo la sensación de estar así de juntos, aunque supongo que la realidad aplastó las expectativas ya que no se siente como antes, se siente muchísimo mejor incluso. Cosa que no creí posible.

—Justo ahora siento que eso ha sonado demasiado sexy viniendo de esa boca tuya, Hoyuelos—aparta varios rizos de mi cara antes de acariciar mi mejilla con un movimiento suave y sonreír como si estuviese feliz de verme—Hola.

Bien. Jamás me había preguntado lo siguiente, pero ¿cómo es posible que una voz así de varonil consiga erizarte la piel en menos de una fracción de segundo?

En mi cabeza lo creía científicamente imposible porque ni con Colton llegué a experimentar algo como esto. Pero para ser honestos no creo que sea el momento para recordar al idiota de mi ex y su anormal existencia. Estoy disfrutando demasiado esto.

Me aclaro la garganta justo como hice allá afuera.

—Hola—hago puños con la tela oscura de su camisa percibiendo una vez más ese loco deseo de querer sujetarme a algo para no volverme líquido.

Rhaegar muerde su labio inferior al tiempo que sonríe entrecerrando sus bonitos ojos, luce adorable con ese gesto. Adorable y caliente.

—Tengo que aceptar que pensé que este sería otro día laboral bastante aburrido para mí, pero cruzaste esa puerta y se ha vuelto encantador.

De repente el pánico envuelve sus escurridizas manos alrededor de mi cuello, puedo verme negando repetidas veces con mi cabeza y mirándolo con gesto asustadizo.

—Te juro por Dios que no sabía que trabajabas aquí, ¡en serio! No te he estado acosando si es lo que piensas. Yo no hago esas cosas.

Ahora, esa no ha sido la mejor línea que he podido decir en el día. Y eso que suelo soltar cosas bastante cuestionables. Debería empezar a preocuparme más por pensar antes abrir mi bocota cuando estoy cerca de este chico, suena improbable. Pero con perseverancia todo es posible.

Él me mira fijamente, su cuerpo presiona el mío contra la puerta de este lugar que se aun se encuentra en penumbras. Agradezco eso en silencio, no quiero que Rhaegar vea el espectáculo de rubor en mi cara y se aproveche de algo así ya que mi corazón no lo aguantaría.

¡Vaya!

No pensé de verdad que fuese a tenerlo de frente tan rápido. Sin embargo, me siento bastante a gusto con esto. Me encantaría que nada interrumpiese este momento.

¡Mírame y Di Queso!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora