Capítulo 26: Aléjame

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Peyton Harvey

Fingir que algo no duele, lastima el doble

Los días después de la conversación con Drake pasaron y, aunque quisiera, no podía dejar de pensar en su supuesto plan.

Había algo gracioso y un poco atemorizante dentro de todo el asunto, no quise decírselo en aquel momento porque asumí que estaba demasiado enfocada en controlar mi llanto..., pero su plan era un asco.

Yo, al igual que Tate, conocía a Jakob de sobra como para anticipar ciertos movimientos y si Drake pensaba que alejándose de mí conseguiríamos más tiempo, estaba equivocado. Muy equivocado. No cabía duda de que Jakob trataría de actuar deprisa, justamente porque uno de sus aliados más cercanos a mí, si no es que el único, se daría de baja de sus siniestras filas; él no era idiota, no le serviría de nada seguir aguardando para sacarme del camino.

Y no iba a permitirlo.

Así como tampoco permitiría que me quitase a Drake.

Arik se había ido de vacaciones a casa de sus abuelos junto a Hela porque, básicamente, para aquellos que no pertenecían a ninguno de los equipos del instituto se les concedía ese beneficio, pero yo continuaba asistiendo a las prácticas y de vez en cuando me topaba con Drake porque se había ofrecido a adelantar algunas cosas en el desvencijado teatro que nos encargaron.

Dolía ignorarlo cuando nos cruzábamos en los pasillos y dolía aun más fingir que no sentía un ladrillo caer en mi estómago cada vez que le lanzaba miradas desdeñosas.

Pero, aun así, seguí el plan junto a él al pie de la letra.

A pesar de mis obvios pensamientos acerca de ser un asco, a pesar de que tuviese un mal presentimiento y a pesar de que pensara que lo mejor era salir del país a un lugar en el que nadie nos conociera; le concedí el beneficio de la duda, es mi amigo después de todo.

Durante varios días continuamos igual, ignorándonos o simplemente evitándonos. Me costaba horrores desempeñar ese absurdo libreto porque cada vez que algo me sucedía, fuese pequeño o grande, quería salir corriendo y contárselo a Drake. Mi relación con Rhaegar avanzaba al tiempo que la tensión con Nora aumentaba, eran cosas que me hubiese encantado conversar con él. Sin embargo, por culpa de un idiota psicópata bastardo, sería imposible.

O al menos lo fue hasta que Drake decidió que era un buen momento para tener una discusión en medio del estacionamiento del instituto. Tiró tan fuerte de mi brazo que me vi en la obligación de golpearlo en el pecho para alejarlo y eso dio inicio al desastre que aconteció después. Hubo gritos, reproches, palabras más que hirientes y comportamientos que lucían demasiado reales para ser actuados, pero todo era parte del plan porque el pelirrojo afirmaba que alguien lo seguía y que ese alguien solo tuvo que haber sido enviado por Jakob.

Lo que hicimos, extrañamente, funcionó.

Desde el móvil de Blake, Drake me informó que Jakob lo había descartado como peón luego de darle un puñetazo que me hizo querer ir corriendo a su casa; no lo hice. Se suponía que fingíamos y que tenía que darme igual que estuviese con un cardenal en el ojo.

Él estaba feliz, ansioso incluso, las cosas habían salido bien y quería compartir esa misma euforia, en serio. Sin embargo, había algo que no dejaba de rebotar en las paredes de mi cabeza como si de una pelota de goma se tratase. ¿Qué pasaría si, en lugar de arremeter contra mí directamente, Jakob decide hacerlo contra Drake? ¿O contra su familia?

¡Mírame y Di Queso!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora