SHOSHANNAPasé algunos días sumida en una desolación que me sumergió en una depresión que no le desearía ni a mi peor enemigo. Seis años de mi vida se desvanecieron, entregados a una persona que no dudó en intentar fracturarme en la primera ocasión en la que no obtuvo lo que deseaba de mí. Seis años de entrega absoluta.
Cuestionamientos se agolpaban en mi mente como una tormenta implacable. ¿Acaso así eran todos los hombres? ¿Existía alguno que no fuera egoísta? ¿Había alguien que se comportara como esos personajes de las películas románticas, dispuesto a todo por el amor de su vida? Recordé las palabras de Samantha y su absurda idea de las almas gemelas.
¿Sería posible que algún día encontrara la mía, o estaba destinada a fracasar una y otra vez en relaciones que me dejaban destrozada en todo el sentido de la palabra?
La nostalgia de lo que fue y la incertidumbre de lo que vendría se mezclaban en un cóctel amargo de desesperanza. Me preguntaba si el amor verdadero era solo una ilusión alimentada por las películas y los cuentos de hadas. Cada herida emocional parecía acumularse como un recordatorio de que la confianza y la entrega eran riesgos que a menudo resultaban en cicatrices profundas.
Mis pensamientos se volcaron hacia el futuro, y la idea de abrir mi corazón nuevamente se volvía cada vez más aterradora. No obstante, en la oscuridad de mi desaliento, una pequeña chispa de resistencia se encendía. Tal vez, en algún rincón inexplorado del destino, aún existía la posibilidad de encontrar un amor que no exigiera un sacrificio tan desgarrador. La incertidumbre persistía, pero esa llama titilante ofrecía una tenue luz de esperanza en medio de mi tormenta emocional.
Después de meditar la decisión respecto a la venta de la casa, llegué a la conclusión de que no iba a dejarla tan fácilmente. Aunque significara deshacerme de mi Toyota Prius, el cual estaba prácticamente nuevo y con el que seguramente podría obtener una buena cantidad de dinero. Estaba dispuesta incluso a endeudarme con un préstamo bancario, aunque los intereses fueran desfavorables.
Pero de algo estaba segura... no iba a ceder ante el capricho de Markus.
En este momento, la que estaba decidida a luchar por su hogar era yo. No permitiría que la propiedad que construí con esfuerzo y dedicación durante años quedara en manos de alguien que, en un arrebato egoísta, intentaba quitármela. Había llegado el momento de mostrar mi fortaleza y defender lo que era legítimamente mío.
El desafío estaba planteado, y aunque la adversidad económica fuese una desventaja, estaba dispuesta a enfrentar las consecuencias con tal de conservar mi casa. A pesar de las dificultades que se avecinaban, estaba decidida a hacer frente a la situación y luchar por el hogar que representaba tanto más que simples ladrillos y cemento: era el reflejo de mi esfuerzo, mis recuerdos y mi identidad.
La recepcionista joven y castaña de la abogada me recibió con una sonrisa, invitándome a pasar al despacho de su jefa. Tomé una respiración profunda antes de enfrentarme a ella. Conocía a Rebecca desde la vez que tuvo que defender a mi padre de las falsas acusaciones de Giovanni Stantton. Aunque no había logrado la victoria, había puesto un considerable esfuerzo en intentar limpiar el nombre de mi padre. Sabía que enfrentarse a los grandes monstruos de la justicia y salir ilesa era una tarea difícil.
El despacho de Rebecca estaba impregnado de una atmósfera seria y profesional. Mientras cruzaba la puerta, me recibió con una mirada directa, mostrando la misma determinación que recordaba de nuestra última interacción. La abogada tenía una reputación de no dar paso atrás ante desafíos legales, y estaba segura de que iba a necesitar su habilidad y experiencia para lidiar con la situación actual.
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SEDUCEME © [COMPLETA]
ChickLitUna traición, un divorcio y un viejo amor. La ultima vez que Shoshana tuvo un acercamiento con Kyle Stantton terminó con el alma en pedazos y humillada públicamente. Diez años después, un evento en común los llevara a reencontrarse, y la sorpresa se...