SHOSHANNAA lo largo de los días, las llamadas perdidas por parte de mi madre comenzaron a acumularse. No quería ser una ingrata, pero sentía que todavía no estaba lista para enfrentarlos. Por suerte, Kyle había logrado parar el acoso mediático, por lo que decidí volver a mi casa. Kiara apenas había estado en casa de Kyle, ya que una vez más, se había amigado con Grayson.
Al regresar, me enfrenté a un hogar que, a pesar de ser conocido, parecía extraño después de la extravagancia y la intensidad de los últimos días. Aunque agradecía la pausa en el foco mediático, la tranquilidad me parecía un tanto desconcertante.
Me sorprendí encontrando las luces de la sala encendidas. Supuse que la última vez que había estado aquí las dejé así, y comencé a lamentarme hasta que un ruido se escuchó desde la cocina. Había hablado hace solo unos minutos con Kiara, por lo que estaba segura de que no se trataba de ella. Tomé un atizador de la chimenea y caminé lentamente, mientras marcaba al servicio de emergencias, pero cuando abrí la puerta de la cocina me paralicé.
Allí, descubrí la figura de alguien. Un hombre que se movía, ajeno a mi presencia. Mis músculos se tensaron, y la voz del operador de emergencias quedó en segundo plano mientras mi mirada se encontró con la del desconocido.
— ¡Oye, ¿Quién diablos eres?! —exclamé, mi voz temblorosa mientras apretaba el atizador con más fuerza.
La figura se giró hacia mí, revelando un rostro que reconocí de inmediato. Una mezcla de sorpresa y nerviosismo cruzó sus ojos, pero antes de que pudiera reaccionar, noté algo más. La cocina estaba repleta de bolsas de supermercado con víveres y la mesa llena de frutas y verduras. Él estaba cocinando. En mi cocina. Después de todo lo que había sucedido.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté, mi corazón latiendo con fuerza mientras la situación se volvía más surrealista con cada segundo.
Parpadeé frenéticamente, intentando descifrar si era o no real. Markus rodeó la encimera, acercándose lentamente con una sonrisa. Su cabello estaba corto y perfecto, su piel más bronceada de lo que acostumbraba. Había ganado masa muscular, y su vestimenta era desestructurada, como solía ser él.
— Cariño... —susurró, colocando una mano en mi mejilla. Tarde unos segundos, pero la aparté.
— ¿No oíste lo que pregunté? ¿Qué haces aquí? —mascullé.
Me observó sorprendido.
— Es nuestra casa, Shoshanna.
La respuesta resonó en mi mente, mezclándose con la incredulidad y el desconcierto. La realidad de la situación comenzaba a asentarse, pero mi mente luchaba por aceptar que Markus, mi ex, estaba de pie frente a mí en nuestra antigua casa. La conexión con el servicio de emergencias seguía activa, pero mi atención estaba completamente enfocada en él.
— No puede ser. ¿Cómo... cuándo volviste? —pregunté, mi voz temblando con una mezcla de emociones que aún no podía procesar.
Markus soltó un suspiro, como si estuviera tratando de encontrar las palabras adecuadas.
— Vine hace poco, Shosh. Necesitábamos hablar, y pensé que sería mejor hacerlo aquí, donde solíamos ser felices.
— Solíamos, lo acabas de describir perfectamente. —respondí, alejándome de él. No me permitía pensar con claridad —. No puedes aparecerte aquí, hay un divorcio firmado.
— Te transferí nuevamente el dinero, no sé en qué pensaba. —exclamó, siguiéndome a la sala —. No quiero que esto se termine, te extrañé cada jodido día que estuve lejos de ti.
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SEDUCEME © [COMPLETA]
Literatura FemininaUna traición, un divorcio y un viejo amor. La ultima vez que Shoshana tuvo un acercamiento con Kyle Stantton terminó con el alma en pedazos y humillada públicamente. Diez años después, un evento en común los llevara a reencontrarse, y la sorpresa se...