| 29 | GOLPES, MENTIRAS Y LA MUJER QUE APRENDIO A DEJAR DE FINGIR

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SHOSHANNA

Conduciendo de vuelta a casa después de una entrevista de trabajo sorprendentemente satisfactoria, experimenté una sensación de alivio y gratitud. Aunque la empresa no era una corporación gigante, sino más bien un medio local, las personas del departamento de recursos humanos me transmitieron calidez y amabilidad, lo cual hizo que la experiencia fuera aún más agradable.

Las cosas parecían estar tomando su curso natural, y me sentía agradecida con el universo por las positivas vueltas que estaba dando mi vida después de enfrentar tantos problemas. A pesar de ello, aún quedaba un paso crucial por dar: hablar con mis padres acerca de mi reciente divorcio.

No estaba convencida si mi nueva sensación de seguridad en la relación con Kyle, la perspectiva de volver a casa con Kiara o la visión más prometedora en el ámbito laboral eran las razones que me impulsaban a dar este paso, pero decidí poner fin a la incertidumbre.

Hoy, sin falta, me proponía abordar ese difícil tema con mis padres. Sentía la necesidad de compartir con ellos mi nueva etapa y, al mismo tiempo, buscar su apoyo y comprensión.

Reconocía que convencer a mi madre sería todo un desafío, pero estaba segura de que si lograba ganarme a mi padre, muchas cosas se resolverían. Ambos progenitores compartían un cierto resentimiento hacia Kyle por lo que creían que me había hecho en el pasado. Sin embargo, comprendía que esta era mi decisión y estaba dispuesta a asumir las consecuencias si las cosas no resultaban bien entre nosotros.

Mi madre, con su naturaleza protectora, podría resistirse a aceptar la situación con facilidad. No obstante, confiaba en que al compartir mis razones y sentimientos, podría encontrar la manera de llegar a su corazón. Por otro lado, mi relación con mi padre siempre había sido más abierta y comprensiva. Si lograba transmitirle la sinceridad y la madurez con la que estaba enfrentando esta nueva etapa, estaba segura de que su apoyo sería invaluable.

Al acercarme a la entrada, me encontré con dos patrullas de la policía, sus luces parpadeando inquietantes destellos. Bajé del auto con el corazón latiendo rápido, completamente desprevenida para lo que estaba a punto de enfrentar.

Mis padres estaban allí, parados en la puerta, con gestos de preocupación que reflejaban la gravedad de la situación. Inhalé profundamente antes de avanzar hacia la escena, tratando de anticipar lo que se avecinaba.

En la entrada, un policía llevaba a Kiara hacia una de las patrullas. Su rostro estaba encendido por la furia y sus ojos oscurecidos, mientras gritaba desesperada.

— ¡Suéltame, se merecía los golpes! —le gruñó a gritos al policía.

Mi padre intervino, tratando de calmar la situación.

— ¡Kiara, por favor te lo pido! —dijo, suspirando —. Cierra la boca hasta que lleguemos a la estación.

A mi lado, otro grupo de agentes conducía a Markus, mi ex esposo, esposado y visiblemente alterado. Su nariz sangraba y tenía un claro hematoma en el ojo derecho. Traté de comprender la magnitud de lo que estaba ocurriendo, pero las palabras se quedaban atrapadas en mi garganta.

— ¡Loca! ¡Desquiciada psicópata! —gritaba Markus mientras lo llevaban, su voz resonaba entre la confusión.

Al acercarme a mis padres, busqué respuestas en sus miradas, pero solo encontré compasión y preocupación en la mirada de mi padre.

— ¿Qué es lo que sucede aquí? ¿Por qué se la llevan? —pregunté, tratando de hacer sentido de la situación.

—Kiara golpeó a Markus. Varias veces —respondió mi padre con seriedad, su voz reflejaba la gravedad de la situación.

SEDUCEME ©  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora