| 24 | MUDANZA, SECUESTROS Y UNOS AMIGOS QUE NO SON AMIGOS

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SHOSHANNA

El fin de semana finalmente había llegado, marcando el comienzo de una nueva etapa para Kiara y para mí. Después de días de planificación y anticipación, estábamos listas para llevar a cabo la mudanza desde el acogedor apartamento de Kiara al hogar que ahora compartiríamos en Capitol Hill.

La mañana del sábado empezó con un atisbo de nerviosismo y emoción en el aire. Mientras Kiara empacaba sus últimas pertenencias en cajas, no pude evitar recordar con melancolía los pocos pero importantes momentos que habíamos compartido en su pequeño apartamento.

Alcancé la puerta de mi casa en Capitol Hill, una hermosa propiedad que ahora compartía con mi prima. Mientras cruzábamos el umbral, una mezcla de emociones revoloteaba en mi interior. Aquel lugar, que antes había sido testigo de planes y sueños con mi ex esposo, ahora se convertía en el lienzo de una nueva etapa compartida con mi prima, quien había estado presente en cada paso de mi vida.

Mientras caminábamos por los pasillos, recordaba momentos pasados y contemplaba cómo esta casa, que una vez albergó expectativas diferentes, se transformaba en un refugio compartido. En lugar de sentirme incómoda o nostálgica por las memorias del pasado, me sorprendí a mí misma sintiéndome genuinamente feliz. La presencia de mi prima hacía que este hogar cobrara un nuevo significado.

A medida que empezamos a desempacar las cajas, la emoción llenó el aire. Kiara irradiaba alegría, especialmente al descubrir su nueva habitación. Con entusiasmo, colgó cuadros y decoró cada rincón a su gusto.

Alcancía no tardó en adaptarse. Desde el momento en que cruzamos la puerta de la casa en Capitol Hill, su cola comenzó a moverse frenéticamente, expresando una alegría contagiosa. Exploró cada rincón de la casa con curiosidad, oliendo y examinando cada nuevo aroma. Los amplios espacios y el pequeño jardín delantero se convirtieron en su propio parque de diversiones. Corría de un lado a otro, dejando que la hierba fresca acariciara sus patas y disfrutando del sol que se filtraba entre las ramas de los árboles.

—Parece que a Alcancía también le gusta la casa nueva —comentó Kiara, acariciando al perro.

—Sí, definitivamente. —Observé, sintiéndome agradecida de estar tan acompañada.

—Puede que suene egoísta, pero estoy agradecida al cielo que Markus fuese tan patán. Me alegra que estemos juntas.

Sonreí ante las palabras de Kiara.

—A veces, las cosas toman rumbos inesperados y nos llevan a lugares mejores de los que jamás hubiéramos imaginado. Y estoy feliz que ese rumbo nos haya ubicado exactamente aquí.

Kiara asintió, y una expresión de gratitud se reflejó en su rostro.

—Estoy emocionada por todo lo que nos espera —dijo, con cariño en sus palabras.

—Yo también. Y no importa qué nos depare el futuro, sé que juntas podemos enfrentarlo.

El aroma del café recién hecho llenaba la cocina, mezclándose con la dulce fragancia de pan tostado y frutas frescas. Kiara y yo estábamos de pie frente a la estufa, compartiendo risas mientras preparábamos el desayuno. El sol entraba por la ventana, iluminando la cocina y creando un ambiente cálido y acogedor. Nuestra casa empezaba a sentirse más como un hogar con cada día que pasaba.

Terminamos de acomodar la mesa y nos sentamos para deleitarnos con nuestro desayuno recién preparado.

—En un escenario hipotético en el que Chris Evans y Henry Cavill compitan por tu amor, ¿con cuál te quedarías? —Preguntó Kia, tomando un sorbo de su café—. Y no vale decir ambos.

SEDUCEME ©  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora