Capítulo 4 - Jade en caos; primer parte.

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—¡Secta Lan de Gusu!

El anuncio de su arribo se hizo por todo lo alto. Jin GuangYao se encontraba en la cima de los escalones que daban acceso a la Torre Koi y esperó con paciencia y amabilidad a que los integrantes de la secta Lan se aproximaran.

—Maestro Lan, ZeWu-Jun, Hanguang-Jun —por cada uno hizo una reverencia amplia, brindando sus respetos. Alzó la mirada para encontrar la del Primer Jade de Gusu, al cual que le dedicó una sonrisa—. Espero que hayan tenido un viaje favorable —después les indicó a los sirvientes que los escoltaran a sus lugares, disculpándose con ellos por no poder hacerlo personalmente pues tenía que seguir recibiendo a los invitados.

Como siempre, la secta LanLing-Jin no escatimó en gastos. Cada adorno se alzó con extravagante derroche. Los sirvientes iban y venían llevando y sirviendo aperitivos a los invitados, las mujeres danzaban al ritmo de la música, moviendo las finas caderas y haciendo rebotar los senos redondos para el deleite de los demás.

Lan Qiren no pudo evitar encontrarlo vulgar y excesivo. Aun cuando la secta Lan podría permitirse sin problema alguno hacer un derroche de tal magnitud, eso iba en contra de sus principios y, además, en contra de la simpleza de sus gustos. Inconscientemente, Lan WangJi estaba teniendo los mismos pensamientos que su tío y aunque su hermano se dedicó a observar todo con una sonrisilla pegada a la comisura de los labios, debía admitir que no era algo que él se prestaría a hacer.

Marcar límites era importante para un Lan y tal derroche era... poco agradable.

El sirviente que los escolta se detuvo al lado de las mesas puestas para la secta Lan. De manera exclusiva, Jin GuangYao mandó a preparar platillos que se adaptaran al paladar a la simpleza de su paladar y cambió el vino fragante por un té que seleccionó basándose en los gustos de Lan XiChen.

—¡Secta Nie de Qinghe!

La Triada Venerada estaba a punto de reunirse. Lan XiChen, Nie MingJue y Jin GuangYao, los hermanos jurados más respetables entre los cultivadores, eran un goce de observar cuando se reunían. Si bien el poderío que transmitían era impresionante, el contraste físico y de actitud de cada uno era lo que más los hacía resaltar.

ChiFeng-Zun, el mayor de los hermanos jurados, entró con gran vigor al salón del banquete. Con más de uno noventa de estatura y, Baxian a su espalda, era imposible que no lo voltearan a ver, pero aquella dura expresión que regía un rostro tan atractivo hacía que las miradas se desviaran con rapidez. Por supuesto, nadie quería enfadar a un hombre de tal calibre.

Detrás de él, un hombre con rostro igual de hermoso pero vivaracho e infantil sonreía con gran amplitud a la vez que abanicaba el abanico de baraja que llevaba en la mano. Nie HuaiSang contrastaba en cada aspecto con su hermano, mientras Nie MingJue parecía querer arrancar la cabeza de cualquiera que se le pusiera enfrente, él se gozaba la vida con la única preocupación de los regaños que le brindarían más tarde.

Los saludos se hicieron presentes reverenciándose entre sí.

Da-ge —llamó Lan XiChen a Nie MingJue de manera afectiva y respetuosa. Después de preguntar por trivialidades dirigió la plática a otro tema que le era importante conocer—. ¿Las sesiones han sido de ayuda?

Nie MingJue fue siempre un hombre bastante explosivo dentro y fuera del campo de batalla. Con Baxian en mano no había manera de que alguien lo detuviera hasta no haber hecho polvo hasta al último y mísero enemigo. Sin embargo, desde un tiempo atrás, aquellos arranques estallaban con mayor frecuencia y Lan XiChen se ofreció a tocar para él Melodía de Claridad.

—Lo han sido. Gracias —la amabilidad se filtró entre la dureza de su voz cuando respondió a Lan XiChen, e inclino ligeramente la cabeza como muestra de agradecimiento.

Recuerdos impregnados del primer amor | v.2 | Lan MeiLingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora