Capítulo 8 - A dos años; tercera parte.

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"Tal vez en otra vida

pueda darte todo lo que siento ahora.

Tal vez en otra vida

me toque en tu cuerpo contemplar la aurora.

Tal vez en otra vida seamos tú y yo,

y cante nuestra piel con una misma voz..."

—Sin Bandera, En esta no.


¿Qué es peor que no volver a soñar con el amor de tu vida? Lan WangJi comenzó a soñar despierto y a olvidar su rostro.

Mientras pasaban los años, y en sus recuerdos el rostro de Wei WuXian seguía y seguía desdibujándose, el sonido del guqin se hacía más fuerte y constante. Y así, con la misma constancia, se quedaba despierto hasta tarde pensando una y otra vez en el hombre que se llevó su corazón después de romperlo en mil pedazos.

Intentó, con todas sus fuerzas, recordar la exactitud de su rostro; sus hermosos ojos grises que alguna vez brillaron de felicidad mientras reía; la sonrisa amplia y descarada que tenía para todo el mundo... para él. Los labios bellos, húmedos y atrayentes de los que una vez bebió como un loco desesperado.

Intenta recordarlo todo, porque ya no puede hacerlo bien.

Si sus labios eran más rojos o más pálidos, si su sonrisa se hacía ladina o simplemente se ampliaba y ambos bordes subían parejos, si tenía algún lunar adornando su rostro o si su risa era más aguda o más grave.

Lan WangJi se atormentaba porque el rostro de Wei WuXian se escondía ya en la penumbra; sin embargo, había algo que aún podía recordar con claridad, a detalle: aquellos preciosos ojos grises que continuaron marcados con fuego en su mente, desde el gris exacto hasta las pequeñas motas oscuras en contraste.

Entonces, aún si todas las noches esperaba por él, tocaba por él, lloraba por él, Wei WuXian jamás llegó. Ni una sola vez el guqin reverberó en respuesta aún si los dedos de Lan WangJi se mancharon de sangre cuando el desespero y la desolación lo atacaron. Pero... al menos, tenía todavía intacto ese recuerdo.

Se quedaba al borde de la cama, con los ojos ardorosos, un vacío inmenso y el corazón en la mano mientras soñaba con lo que pudo ser, o con una siguiente vida en la que pudiera sentir el calor de su piel, en la que pudiera respirar su aroma y en la que lo pudiera sostener entre sus brazos sin miedo a escuchar un «gracias» que siempre lo terminara por alejar de él.

Odiaba esa palabra porque siempre venía acompañada de una despedida más cruel, más larga.

A veces le gustaba imaginar que en esa próxima vida estarían recostados sobre una cama estrecha mientras el clima frío de Gusu los hacía acurrucarse con fuerza y la cabeza de Wei WuXian sobre su pecho, escuchando los latidos acelerados de su corazón que decían todo lo que su rostro no expresaba.

O, en otras ocasiones, se veía a sí mismo cargando las jarras de Sonrisa del Emperador que llevaría a un Wei WuXian lo esperaría con una sonrisa en rostro antes de zamparse todo el vino de una sentada.

También tenía la ilusión de llevarlo a los sembradíos de loto y comprar para él todos los que se quisiera comer. Asimismo, cuidarlo de que no se enfermara con los platillos picantes que le gustaban. Quería hacer todo eso en una siguiente vida, todo, sin excepción y sin importar que también ahí tuviera que permanecer a su lado sólo como un amigo. Con tal de saber que Wei WuXian era feliz él también lo sería con tan solo verlo sonreír.

Recuerdos impregnados del primer amor | v.2 | Lan MeiLingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora