Capítulo 3 - Lecciones; primera parte.

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"No tienes que llorar, va a parar de llover
Yo salí a trabajar pero voy a volver
y te voy a construir un castillo de bambú,
lo que nunca tuve yo quiero que lo tengas tú...".

Residente; Milo.

Aun pasadas las semanas, para Lan WangJi la sensación de emoción paternal que Lan SiZhui le hacía sentir siguió pareciéndole nueva y cálida. Durante ese tiempo, las heridas en su espalda, aunque le cortaban movilidad y vitalidad, mantenían el dolor a raya y le dieron la oportunidad de salir de cama. Poco a poco su cuerpo comenzó a recuperarse de todo el daño y el esfuerzo al que fue cruelmente expuesto.

Lan SiZhui se adaptó al estricto hábito de sueño de la secta Gusu Lan, aunque Lan WangJi debía admitir que le costó más esfuerzo del necesario lograr que el pequeño se acostumbrara. No obstante, ahora era Lan SiZhui quién antes de que se dieran las nueve de la noche comenzaba a bostezar y a tallarse los ojitos con el dorso de la mano. Pasadas las nueve, Lan SiZhui se encargó de patear ocasionalmente las cobijas, roncar quedito y no despertar hasta escuchar el sonido del guqin. Sólo ahí es cuando se levantaba de la cama para ir acurrucarse al costado de Lan WangJi a tener otra ronda de sueño hasta que llegaran las cinco de la mañana.

Mientras Lan WangJi se encargó de preparar el almuerzo, el pequeño se entretuvo en una cálida ducha hasta que tocó sacarlo y vestirlo.

—¿Por qué es blanco?

—Porque es el color de la secta Lan.

—¿Y qué es una secta?

Lan WangJi guardó silencio un momento para terminar de acomodar la túnica de Lan SiZhui y cuando estaba a punto de explicarle de la manera más sencilla qué era una secta se dio cuenta de que el niño ya tenía puesta su atención en otra cosa. Le recordaban a Wei WuXian en ese aspecto. Inteligente pero perdido en ocasiones.

—Voltéate.

Lan SiZhui lo hizo de inmediato. Dándole la espalda a Lan WangJi se entretuvo con los patrones de la túnica Lan hasta que sintió que algo se ceñía sobre su frente.

La cinta de regulación de la secta Gusu Lan.

Tocó la cinta con la punta de los dedos y volteó a ver la de Lan WangJi—. ¿Quién es tu persona destinada?

Lan WangJi se entumeció.

«¿Quién es tu persona destinada?»

Recordó la primera vez que Lan SiZhui le preguntó por qué llevaba algo adornando su frente.

—¿Esto? —la tocó instintivamente—. Es una cinta.

—¡Yo también quiero una! —alargó la manita con la intención de agarrarla.

—No.

Lan SiZhui se congeló: —¿Por qué no?

—La cinta de regulación únicamente puede ser tocada por tus padres o tu persona destinada.

—¿Persona destinada? ¿Qué es?

—Es... con quien pasarás el resto de tu vida.

—¿Yo puedo tener una?

—Mn.

—Papá puede tocar la mía. ¡Estaré siempre con papá!

Lan WangJi acarició su frente sin tocar la cinta. Observó la enorme y genuina sonrisa que Lan SiZhui le regaló, con los ojitos brillosos y un leve sonrojo en las mejillas.

«¿Quién es tu persona destinada?»

¿Su persona destinada? El hombre de colores grises.

Recuerdos impregnados del primer amor | v.2 | Lan MeiLingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora