Capítulo 1 - Jade derrocado; tercera parte.

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«¡A-Yuaaan!»

La voz cantarina de Wei WuXian atravesó el sistema de Lan WangJi. Recordó su visita a Yiling y la ternura con la que Wei Ying pronunció el nombre del niño.

Agazapado en el minúsculo hoyo de un tronco quemado y partido por la mitad su pequeña figura se escondía con recelo; cuando escuchó los movimientos de Lan WangJi, Wen Yuan se encogió más, temiendo que pudieran lastimarlo.

—H-her... man... Xian...

Con miedo, debido a su inexperiencia con niños tan pequeños, Lan WangJi detuvo todo movimiento. Sólo le faltó dejar de respirar. Tragó saliva en seco e inhaló hondo antes de proseguir. Ya en cuclillas tomó la manita del niño y se alarmó debido a la temperatura de su cuerpo. La fiebre lo iba a matar si no lo sacaba de ahí inmediatamente, pero Wen Yuan no hacía más que encogerse y pegar su cuerpo contra el interior del tronco caliente.

El subconsciente del niño estaba reacio a salir por miedo a que Wei WuXian volviera por él y no lo encontrara.

—No, no... mano Xian... no...

Desesperado como pocas veces en su vida tomó al niño en brazos en un rápido movimiento pero no contó nunca con que, aún en su estado delirante, Wen Yuan se moviera tanto que sus bracitos escurridizos encontraron la abertura perfecta para golpear contra su espalda.

El dolor agudo, punzante, que envolvió a Lan WangJi estuvo a punto de tumbarlo y fue lo suficientemente fuerte para nublarle la vista y hacerle mirar destellos multicolores. Sostuvo, más ido que cuerdo, los bracitos de Wen Yuan para que éste no continuara moviéndose y recordó algo importante que con mucha suerte lo calmaría y sería de ayuda para que lo reconociera.

—A-Yuan —sin intentarlo la voz de Lan WangJi sonó baja y tranquilizadora—, soy el hermano rico. El hermano rico ha venido por ti...

Lan WangJi soltó un suspiro cansado cuando Wen Yuan se relajó un poco después. Aun delirando fue capaz de entender sus palabras y quién se las dirigía. «¿Cuánto tiempo ha pasado desde que el niño estuvo metido dentro del árbol a medio quemar?» Es más, ¿cuánto tiempo ha pasado ya desde que Lan WangJi llegó? ¿Horas? ¿Días? Había aterrizado cuando el sol se alzaba en el punto más alto del cielo y ahora que elevaba su rostro hacia el mismo éste seguía ahí: brillante, cálido y eterno como la vida que Wei WuXian ya no sería capaz de vivir.

A decir verdad, no habían pasado tan sólo un par de horas ni el tiempo se congeló o el sol decidió no bajar más. Lo cierto es que Lan WangJi estaba tan inmerso en su búsqueda que incluso cuando el día le dio la bienvenida a la noche y la noche se despidió él no lo notó. El sol y la luna subieron y bajaron más de una vez desde su llegada y en ningún momento él dejó de buscar a Wei WuXian. Sin comer, sin beber, sin descansar y sin curar sus heridas era un milagro que Lan WangJi siguiera de pie.

Quizá... quizá Wei Ying lo estuvo ayudando para que pudiera llegar a Wen Yuan.

Reacomodó a Wen Yuan entre sus brazos, procurando que sus pequeñas manitas no fueran a rozar su espalda otra vez. Después invocó a Bichen y tras un último vistazo a tan doloroso lugar Lan WangJi montó en su espada rumbo a Gusu. Antes de llegar al Recesos de las Nubes se detuvo en Caiyi Town. Necesitaba estabilizarse del mareo tan intenso que casi los tumba a ambos de Bichen, pero no pudiendo demorarse más tiempo por el estado de salud tan delicado que estaba matando a Wen Yuan, Lan WangJi a penas y se tomó un de par de minutos.

Bichen fue invocado una vez más y Lan WangJi, con Wen Yuan en brazos y la espalda punzándole rítmicamente, hizo uso de todas sus fuerzas para ponerse de pie. Su cuerpo pedía a gritos que se detuviera, el dolor y el cansancio en cada uno de sus huesos eran insoportables. Sin importar que fuera Hanguang-Jun, uno de los míticos Jades de Gusu, él todavía era humano.

Recuerdos impregnados del primer amor | v.2 | Lan MeiLingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora