❝ C a t o r c e ❞

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Miedo y ansias.  Aquel par de sensaciones eran las únicas que podía sentir en el momento en que caminó junto con SeokJin al lugar donde la reunión sería realizada. Una pequeña parte de él le susurraba que algo saldría mal, que descubrirían su farsa y que lo acusaran de extorsión, u otra acusación similar. 

Pensaba, ¿Y si JungKook se enteraba? ¿Cómo reaccionaría? ¿Le gritaría a medio mundo que estaban mintiendo o simplemente iría a buscarlo? No los abía con exactitud. Además, le aterraba el hecho de ser visto por tantas personas y ser juzgado por las mismas, criticando hasta cómo respiraba.

 —¿Estás listo? —Le preguntó Jin, mirándolo con comprensión. JiMin suspiró, haciendo el vago intento de relajarse. —Pronto llegaremos, debes mentalizarte.

 —¿Qué tanto debo hacer para agradarle a su manada? —Murmuró. 

—No hay manera exacta y efectiva que nos diga cómo agradarle a una manada entera, JiMin. —Respondió el más alto, caminando por toda esa serie de pasillos con seguridad, tanto que parecía sabérselos de memoria. —Sé tú mismo y el tiempo lo dirá. 

Al salir de la mansión, el silencio al que sus oídos se acostumbraron desapareció por completo. En cambio, varios guardias alrededor protegían su camino de las personas que deseaban verlo. Varios hablaban de cosas que no podía entender, los guardias, tanto Betas como Alfas, se daban órdenesentre si, comunicándose con palabras que JiMin tampoco entendía. Una mujer Beta apareció de entre la multitud, tomándolo del brazo y encaminándolo entre tanto alboroto.

 Cuando las gigantes rejas de hierro abrieron la entrada del jardín principalde la mansión Min, guardias se aglomeraron junto a su persona, literalmente cubriéndolo de la vista de los demás. Aunque intentaba no hacerlo, su corazón se aceleró y sintió miedo; su lobo Omega chilló al estar entre tantos Alfas desconocidos, mareándose con sus aromas. Sin embargo, terminó calmándose al visualizar a SeokJin caminar junto a ellos. 

No pasaron más de diez minutos al momento de estar un enorme lugar que suponía era un salón de reuniones, con espacio suficiente para que toda la manada estuviese en el público, frente a la tarima de madera oscura que tenía un largo escritorio con dieciséis sillas. Allí debían sentarse los más importantes, un segundo al mando y el Alfa Líder, por ejemplo. 

Al lado de todo, yacía una puerta por la cual entraron. JiMin comenzó a sentir que sus manos se congelaban, una de las señales que le advertían que sus nervios estaban dominándole o carcomiéndole en ese justo instante.

 —Alfa Líder, aquí está su pareja. Nos aseguramos de traerlo a salvo como usted nos ordenó. —Avisó uno de los guardias, inclinándose en una reverencia que fue imitada por los demás guardias restantes. JiMin ahora tenía un debate interno entre si también inclinarse o no. 

—De acuerdo. Den el anuncio, la reunión está por comenzar y no quiero que me interrumpan cada vez que entren. —JiMin miró a YoonGi, ese traje negro, junto con la camisa blanca, la corbata también negra y el extravagante diseño del escudo de la manada de Daegu en el lado izquierdo de su pecho, estilizaba su figura. Se veía imponente, y su voz se oía igual al hablar. —Informenme cuando ya todos estén afuera. Ahora, váyanse. Necesito hablar con mi Omega a solas. 

—Sí, señor. —Dijeron a la vez. Los guardias salieron, al igual que las personas que estuvieron allí, tanto sirvientes asegurándose de que su líder estuviese óptimo, como un par de ministros del Alto Mando que vinieron a la reunión. Todos y cada uno de ellos salieron, dejándolos solos. 

Tan pronto como la puerta fue cerrada, JiMin suspiró, sentándose en el sofá. 

—¿Qué pasa? ¿Tienes hambre? —Preguntó el Alfa, observando atentamente a JiMin. El Omega negó. —¿Entonces?

 —Siento que esto no saldrá bien, YoonGi. —No ocultaría sus pensamientos, y menos cuando los nervios eran más fuertes que él, no dejándolo pensar con claridad. O al menos no permitiéndole analizar qué diría. —Yo no sé mentir, podrían descubrirnos. 

—¿Eso es lo que te preocupa? —Dijo YoonGi, soltando sus palabras como si aquello fuese algo tan simple. —Yo me encargaré, tú sólo sígueme la corriente. 

—De acuerdo. —No le quedó otra más que rendirse. Le seguiría el juego a YoonGi, si éste arruinaba algo, no podría decir que era su culpa.

 Y luego, hubo silencio. No sabían qué decir; en las pocas veces que habían estado juntos y a solas, la atmósfera se tornaba incómoda para ambos, a tal punto que deseaban huir. 

—¿Cómo te sientes? —Preguntó YoonGi. Una pregunta extraña, bastante ilógica y al azar, pero eso fue lo único que su mente pudo maquinar.

 —Extraño. —Contestó JiMin. —Jamás había usado un traje. 

—¿Jamás?

 —Jamás. —Repitió para afirmar. 

—Soy un Omega común YoonGi. Nací en una familia de clase media, los lujos que son normales para ti, son desconocidos para mí.—Estuviste casado con JungKook, y hasta donde sé él es el primogénito de una familia con dinero. —YoonGi se sentó en el sofá individual frente a JiMin, viéndolo con sus oscuros ojos mientras hablaba. —Independientemente de si el Omega es de clase media, o sea pobre, casarse con un Alfa de mayor estatus lo hace ascender a él o a ella también. Deberías estar acostumbrado afiestas y a costosas bebidas.

 —JungKook no me prestaba atención. Yo era más un sirviente que un esposo, todo lo que tuve de valor me lo quitó, incluso ropa. Eso que llaman «trapos sucios» son los pocos pantalones y camisas que él no me arrebató, tal vez porque eran simples y ya eran prendas viejas. —JiMin suspiró y quitó el anillo plateado de su dedo anular, colocándolo en la mesa de cristal, frentea YoonGi. El Alfa le miró con una ceja alzada. —Supongo que si no queremos ser descubiertos, debo quitarme eso. 

—Tienes razón. —Respondió, simplemente. 

Unos suaves toques a la puerta se escucharon, interrumpiendo suconversación. —Disculpe, Alfa Min, la manada ya ha llegado. Todo está listopara la reunión. —Dijo una voz femenina, con respeto y suavidad en su tono. 

Apartir de ese instante, JiMin sintió que todo sucedía en cámara lenta, surespiración se cortó y su corazón bombeó pausado, pero con fuerza. YoonGi se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta, girando la perilla para abrirésta. JiMin se quedó ahí sentado, ya que no podía ni lograba calmarse. Se sentía un cobarde, y eso le frustraba. 

—Mientras más rápido sea, más rápido terminará. —YoonGi extendió su mano hacia él. JiMin observó un poco desconcertado la pálida mano frente suyo. —Vamos, yo haré todo, tú sólo estarás a mi lado sonriendo. 

JiMin asintió y colocó su mano sobre la de YoonGi, apretando un poco. Era extraño tener que salir con las manos entrelazadas, pero era necesario; si querían expresar frente a las personas una sólida y romántica relación, debían hacer gestos tan mínimos como lo era ese.

 A penas salieron, los susurros de la manada comenzaron a oírse. JiMin intentó esconderse con el cuerpo de YoonGi, y entonces, más susurros se oyeron. No quería voltear a ver a las personas presentes, no hasta que estuviese lo suficientemente seguro de ello. Subieron los dos escalones y sus pasos resonaron en la tarima, yendo a sentarse en sus asientos asignados. Logró reconocer a HoSeok, quien le sonrió grande. 

YoonGi tomó asiento en su silla, la cual estaba en medio de todas las demás. JiMin se sentó a su lado con la cabeza gacha, y el Omega suspiró aliviado, escondiendo en su regazo sus temblorosas manos. 

—Ya todos deben saber el motivo por el cual estoy realizando esta reunión pública, por lo tanto, seré breve y preciso. —Comenzó a decir YoonGi. Por primera vez, JiMin subió su mirada, encontrándose con cientos de ojos observándole con atención. —Como la manada que juré cuidar y proteger hace cinco años luego de que mi padre no pudiese defender nuestros territorios debido a su vejez, decidí llevar a cabo esta reunión. He sido testigo de las uniones entre Alfas y Omegas, e incluso entre Betas. También estoy a la disposición de defender Daegu con mi vida, por el bien de nuestros Omegas y cachorros. Por ello, quiero darles el honor de presentarles a una persona muy especial para mí; mi Omega, quien estará a mi lado hasta y después de que mi liderazgo termine. Él es Park JiMin, mi pareja. 

¿Cómo se supone que debería reaccionar a toda esta situación?

(••𝖉𝖚𝖑𝖈𝖊••)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora