❝ D o c e ❞

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—JungKook ¿Estás allí cariño? —TaeHyung, un Omega alto, de cabello y ojos castaños, tocó la puerta por tercera vez. Quiso visitar a JungKook luego detres días de viaje con su familia, viaje el cual hicieron debido a los negocios de su padre con otras manadas vecinas. 

Estuvo apunto de irse de nuevo a su hogar cuando el Alfa apareció, sonriéndole de inmediato al verlo. TaeHyung también sonrió, acercándose para abrazar al otro. 

—¿Por qué estás así JungKook? Te ves algo preocupado. —El Omega intentó pasar, pero Jeon se lo impidió en seguida. -¿Qué sucede? 

—Quédate un momento aquí cariño, ya vuelvo. —Dijo, dejando un beso en la frente de TaeHyung. Volvió a sonreírle para cerrar la puerta asegurándole que pronto vendría, y en el mismo segundo en que cerró la puerta gruñó y a paso rápido fue hasta la sala, en donde se encontraban sus padres.

 —Guarden todo esto y asegúrese de no mencionar nada sobre el estúpido de JiMin, TaeHyung está aquí y él no debe saber nada de lo que ha sucedido. —Su madre fue la primera en ponerse de pie, tomando entre sus manos un parde papeles que trajeron ella y su esposo, guardándolos en su bolso. —Gracias madre.

 —De nada bebé. —Dijo la mujer que vestía con un elegante vestido color crema y con costosos accesorios. Ella y el padre de JungKook harían lo necesario para recuperar al juguete de su hijo que sólo por suerte pudo tener el honor de llevar el importante apellido Jeon. —Anda, no dejes que TaeHyung se vaya. Recuerda que necesitamos el dinero de su familia. 

—Lo sé mamá. —JungKook rió, uniéndosele a sus padres. 

El primogénito de los Jeon caminó una vez más a la entrada, formando en sus labios una sonrisa cariñosa que hacía doler su rostro sin imperfecciones. Después de decirle a TaeHyung que sus padres habían venido a conocerlo, el Omega no pudo estar más ansioso y feliz, creyendo que por aquella sorpresa JungKook se encontraba tan nervioso. Lo abrazó y dio un beso en sus labios, contento de que su relación estuviese avanzando.

 —Buenas tardes, tú debes ser el Omega que logró domar a mi hijo. —Habló el señor Jeon, de forma amable. TaeHyung no dudó en asentir, sacándole una sonrisa a los progenitores de JungKook.

 —Es un gusto conocerlos señores, soy Kim TaeHyung. —Dijo el castaño. El Omega volteó a ver a JungKook, quien le sonreía. 

—Quiero dar el siguiente paso, TaeHyung. Y deseo hacerlo aquí frente a mis padres. —Dijo el Alfa. 

Por otro lado, un Alfa caminaba al rededor de la casa en donde vivía JungKook, casa la cual era poco humilde. Sus lujos eran obvios, escasos, pero lo bastante obvios como para que todo aquel que pasara se diera cuenta de ello. Había visto a TaeHyung entrar junto con el Alfa, y también había permanecido allí lo suficiente como para saber que adentro estaban el señor y la señora Jeon. Ese Alfa de cabellos negros con reflejos castaños sabía que por ahora, los que tenían en su poder grandes cantidades de dinero eran los Jeon, quienes le heredarían ese mismo dinero a JungKook el día en que su padre, el jefe de familia, muriese. 

El Alfa enviado por Min YoonGi a vigilar de cerca a Jeon JungKook se escondió entre la oscuridad de ese día nublado, teniendo bastante cuidado con el fin de no ser visto. Quiso dar un vistazo rápido de qué ocurría adentro,encontrándose con una escena abrumadora. Hace una semana, antes de salir de Daegu e irse a Busan, el mismísimo Alfa Min le contó que JungKook estaba casado con un chico llamado JiMin y que éste mismo vivía en Daegu temporalmente, entonces ¿Qué hacía arrodillado, pidiéndole matrimonio con una enorme sonrisa a ese otro Omega?

 Observó la escena por un rato, quedándose hasta el instante en que el Omega castaño gritó un «sí» mientras que abrazaba fuertemente a JungKook. El anillo fue colocado en el dedo índice de TaeHyung, a la par que los señores Jeon sonreían felices ante la vista que tenían frente a ellos. El Alfa dejó demirar a través de la ventana para transformarse en lobo y abandonar la casa, alejándose del lugar en cuestión. Su líder se enteraría de aquel acontecimiento prontamente. 

—Felicidades chicos, estoy muy feliz por ustedes. —Decía el padre de JungKook, sonriente al igual que su esposa. El plan avanzaba rápidamente.

 —Deberíamos dejarlos solos mi amor. —La mujer se levantó y su esposo laimitó, no obstante, un mínimo detalle evitó que saliera de la casa. Con elegancia caminó hasta su hijo, susurrando un: —JungKookie, dejaré los documentos en tu habitación. Recuerda que debes leerlos.

 JungKook asintió y la señora besó su mejilla. Independientemente de lo tóxica que era la familia Jeon, aquello era un secreto que pocos conocían. Su reputación era buena y muchos los buscaban para crear lazos; aunque por dentro, en el corazón de la familia, existiera un amor de madre a hijo, eso no evitaba que su maldad sobre los demás predominara. La mujer también besó la mejilla de TaeHyung, dirigiéndose a él como otro hijo más. Los padres de JungKook terminaron yéndose, dejando solos a los comprometidos. 

Lo que comenzó con besos, acabó en la cama, profesándose el amor quesentían, o al menos eso hacía uno de ellos. TaeHyung abrazó el pecho desnudo del Alfa y estuvo a un par de minutos de dormirse cuando un recuerdo regresó a su mente, haciéndolo abrir sus ojos.

 —Kookie. —Le llamó. El Alfa bajó su mirada, prestándole atención al chico entre sus brazos. —En nuestra tercera cita, cuando vinimos a tu casa habíaun chico en la cocina que te dio la bienvenida. ¿Quién era? Era lindo, creí que era algún sirviente pero no lo he visto más después de ese día. 

—Él... Era el hermano de un amigo. —JungKook tragó, esperando que el castaño le hubiese creído. 

—Uh... Es que oí a unas chicas hablar cuando venía hacia acá. Decían que un Alfa Líder te había quitado a tu Omega como castigo, pero yo sigo aquí JungKook. —Los labios del Alfa se curvaron en una mínima sonrisa;TaeHyung ya se veía a si mismo como su Omega. —El único Omega que seme vino a la mente fue ese chico.

 —Sólo son rumores absurdos de chicas celosas cariño, no les prestesatención. —TaeHyung asintió, más sin embargo, aún se veía inseguro y poco convencido. —Tú eres mío y yo soy sólo tuyo. Además ¿Acaso viste alguna marca mía en ese chico? Ni siquiera olía a mi.

 Y es que JiMin jamás tendría su aroma, ya que nunca lo marcó. 

—Sí, tienes razón. —Dijo TaeHyung ahora más seguro. —Perdona JungKook, me dejé llevar por los celos. 

—No te preocupes cariño. Que tengas celos significa que me amas ¿No así? 

—Más de lo que crees, JungKookie. 

(••𝖉𝖚𝖑𝖈𝖊••)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora