—¿Otra vez ustedes? —dijo rencoroso JungKook, sujetando con fuerza su mano entrelazada a la de TaeHyung. El Alfa que decía provenir de la Gran Manada de Daegu y ser el segundo al mando de la misma permanecía pacífico frente a ellos, observando directamente el hematoma en la mejilla del alto Omega.
—He venido para suplantar en esta oportunidad a mi hermano, Min YoonGi.—HoSeok le observó duramente. —Usted cometió una falta nuevamente y debe pagar por ello como corresponde. Mañana a primera hora vendrá un ministro del Alto Mando a manejar la situación, le recomiendo buscar un abogado en las horas que le quedan, señor Jeon.
—Lo del golpe en su mejilla no he sido yo, él se cayó ayer en el baño. —las miradas de inmediato se posaron sobre TaeHyung, quien a pesar de todo, permaneció firme en todo momento. —¿No es así, cariño?
El Omega se mantuvo callado, quieto, sin saber qué decir. Planteó las posibles situaciones a los que se sometería; no era un secreto que en tan hubiera necesitado tanto tiempo para percatarse de la horrible persona que era JungKook tras esa máscara de Alfa ejemplar y amoroso. Quería irse, escapar y no ser más el juguete de Jeon, asegurarse que después de largarse, no volvería a verlo una vez más.
No obstante, si aceptaba los maltratos que había sufrido temía que lo harían pagar por hablar. Recibiría la golpiza de su vida sólo por delatar lo que ocurría cada vez que hacía algo que no era de su agrado, justo cuando nadie los miraba. Con lentitud su mirada castaña se paseó desde JungKook a HoSeok, pensando en cuál sería la mejor decisión.
Era cuestión de mentir o decir la verdad.
—No es nada por lo que deba preocuparse, segundo al mando. —TaeHyung bajó su cabeza esta vez, mostrando respeto frente a HoSeok. Después de meditarlo, y a pesar de querer separarse de JungKook desesperadamente, no podía darse ese lujo así a la ligera.
No quería ser golpeado una vez más ya que después de todo, después del asesinato de su padre, nadie estaría ahí para cuidarlo y protegerlo. Ni siquiera sabía qué era de su madrastra y de los hijos de ésta. Probablemente estarían resentidos con él al enterarse de que el testamento de su padre especificaba que todo el dinero en ganancias y la empresa principal que administraba a los demás restantes sería de total pertenencia a su único hijo biológico, Kim TaeHyung.
Probablemente el más molesto de todos era su hermanastro Alfa, quien había creído firmemente que el control de las empresas sería otorgado a él.
Por otro lado, HoSeok parecía estar analizando su respuesta, suspirando cuando creyó entender. —Te daré dos opciones. Si aceptas el maltrato que los Jeon han hecho contra ti, te irás con nosotros a Daegu y allí atenderán tú heridas. Si no, puedes quedarte aquí con él y nosotros nos iremos. —HoSeok les miró seriamente, sorprendiendo a YuGyeom. Esa no era la actitud común del hombre, estaba actuando como el policía malo en el interrogatorio y ese puesto solía ser de YoonGi.
—Señor, yo...-
—Pero que quede claro, Kim TaeHyung. Nadie más vendrá a ayudarte si pierdes esta oportunidad. —le interrumpió. —Y, ¿Cuál es tu decisión ahora?
El Omega castaño, indeciso y nervioso, observó una y otra vez a HoSeok y a JungKook. Este último se veía preocupado ante su respuesta, el lazo que compartían le hacía saber que sufriría si llegaba a decir lo que sucedía cada vez que hacía algo que a los Jeon no les gustaba. Incluso la madre de JungKook le había atacado, sólo por no haber lavado su vestido. Pero, sin embargo, una dolorosa bofetada no resultaba ser tan mala a comparación de los golpes.
TaeHyung cerró sus ojos y suspiró, tomando una decisión. Sacándole provecho a la distracción de JungKook apartó con fuerza su mano de la suya. No le importaba ya la marca que lo posicionaba como pertenencia de JungKook, tampoco que faltaran sólo dos días para que la boda legal fuese llevada a cabo. Si se casaba con él, todo lo que su padre le heredó pasaría a ser de los Jeon, entonces, supo de inmediato la razón escondida tras el homicidio premeditado contra su padre.
Sin decir una palabra caminó hasta al grupo que HoSeok lideraba, bajo la atenta mirada de todos los presentes, dejando en claro con sus acciones loque había decidido.
HoSeok estuvo a punto de decir algo hasta que vio a JungKook echarse acorrer, colándose entre los árboles. Él sabía muy bien lo que venía después de esto. Sólo con una mirada y un gesto, su informante y dos hombres más de su grupo corrieron, persiguiendo al Alfa fugitivo y siguiendo su rastro con facilidad, debido a que su aroma repleto de temor delataba por donde había huido despavorido.
—Deberíamos irnos. —le dijo HoSeok al cabizbajo TaeHyung. —Antes de ir a Daegu, creo que es necesario llevarte con un médico. ¿Tienes alguna otra herida aparte de la de tu mejilla? —preguntó suavemente, más tranquilo.
El castaño no dijo nada, sólo extendió su brazo y subió la manga larga del suéter que traía puesto para evitar el frío que el invierno había traído consigo, revelando así muchos más moretones dispersos. HoSeok hizo una mueca de desagrado, ahora notando como la cicatriz de apareamiento en TaeHyung estaba tornada en un tono grisáceo. Ese color en la mordida sólo indicaba arrepentimiento. La parte lobuna y la parte humana de TaeHyung rechazaban la marca.
Eso era un gran problema.
. . .
—Bien, ¿Qué dice aquí? —YoonGi indicó una de las tantas palabras que yacían en la revista. SeokJin había dicho que estaría ocupado vigilando a las nuevas sirvientas y a un par de cocineros, siendo un grupo pequeño de apenas dos Omegas, cinco Betas y dos Alfas. Entonces, por lo tanto, le tocaba a él ayudar a JiMin leer y pronunciar palabras difíciles.
—Es... Ester... Ester... n-no- ¡No sé! —exclamó molesto. Su avance en un parde semanas había sido excelente, podía decirse que estaba a un par de semanas más para leer y escribir correctamente. Pero aquello era trampa, YoonGi estaba haciéndolo sufrir. —¿Por qué elegiste una revista médica? Los nombres que aparecen ahí son raros.
—Si vas por lo difícil desde un principio aprenderás más fácil. —el pálido río, sintiendo su garganta seca molestarle. A pesar de que su celo ya había culminado, los efectos de los supresores apenas comenzaban a aparecer; resequedad de garganta y constante cansancio no eran la gran cosa, después de todo.
—¿Qué se supone que es eso? —Inquirió, refunfuñón.
—Se pronuncia Esternocleidomastoideo. —JiMin se le quedó mirando, más confundido que antes. —Es un músculo.
—Vaya. —murmuró sorprendido.
—Líder Min, espero no interrumpir nada. —ChaeRin, reemplazando al ocupado que SeokJin, entró lentamente sin hacer mucho ruido. JiMin veía a esa mujer frecuentemente, no obstante, nunca le había hablado directamente. Ella era misteriosa, y aunque parecía ser una persona simple, se veía elegante. —Su hermano ha llamado, dice que volverá mañana pero no sabe a exactitud a qué hora.
—De acuerdo, gracias ChaeRin.
—No hay de qué, líder.
Por su parte, JiMin ignoró totalmente la conversación llena de cortesía y se encaminó al escritorio de YoonGi. Se sentó en la silla de cuero que, aunque esperaba fuese incómoda, resultó ser más cómoda de lo que pensaba. Abrió la revista una vez más y miró con detenimiento los nombres de esos músculos, queriendo asegurarse de que tal nombre de verdad existía y no había sido un invento del pálido para fastidiarle.
Siguió hojeando la revista cuando apareció una imagen de una familia, tratándose de una pareja con un pequeño bebé recién nacido. Por acto de reflejo pasó rápidamente la hoja, sintiendo un toque de molestia y tristeza surgir dentro de él. Una vez más, los recuerdos amargos que creía haber comenzado a olvidar volvieron.
—JiMin, ¿Estás bien? —preguntó el Alfa. JiMin sostenía con fuerza la revista, arrugándola.
—Sí, estoy bien.
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(••𝖉𝖚𝖑𝖈𝖊••)
Fanfiction❝ ¿Quién dijo que, en su manada, vivir como una omega infértil seria cosa fácil...? ❞ JiMin fue comprometido como cualquier omega en una de las tantas manadas de Busan. pero a diferencia de cualquier omega, el no podía concebir. solo por esa su cuer...