He perdido la cuenta de cuántos paraguas he perdido o mejor dicho, desechado. Sentía que no me servían para nada. Quería sentir la lluvia mojándome. No me bastaba con solo sentir mi rostro totalmente mojado por mis lágrimas, también quería que mi cuerpo sienta mis lágrimas al pie de la letra y la lluvia era la mejor de las opciones.
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He dejado varias en diferentes lugares, las tiraba como si nada y corría lejos para así deshacerme de lo que me cubría, la sensación de no tener nada que te salve de mojarte así como no tengo a nadie que me salve de mi dolor.
