LO QUE TRAJO LA LLUVIA

SALVAR

NARRADOR

El timbre suena así que corren de inmediato a abrir la puerta desesperados y esperar que la menor haya declinado a su decisión, ya habían puesto a todos a buscarla de igual manera. Pero la sorpresa fue mayor, no se esperaba ninguno que al abrir aquella puerta se encontraran con dicha persona.

- ¿HwaSa?

Las chicas estaban sorprendidas y la morena de igual manera porque no esperaba verlas en aquel lugar y mucho menos que la menor no estuviera entre los presentes.

- Buenas noches con todos. - hizo una pequeña reverencia como saludo.
- ¿Usted fue con quién vivió WheeIn? - preguntó la señora a punto de las lágrimas.
- Así es señora Jung. Mi nombre es Ahn HwaSa, un placer conocerla.
- No diríamos lo mismo nosotros. - se puso frente a ella el señor molesto.
- Tan solo vine a verla ¿Puedo hacerlo?

El padre de la menor no pudo soportar nada ante la visita de alguien que había hecho sufrir a su pequeña hija así que la tomó del polo furioso para gritarle lo que sentía en ese momento.

- ¿Cómo mierda tienes el descaro de venir ahora? Mi hija está a punto de suicidarse por tu maldita culpa!

La morena se quedó fría ante lo escuchado así que rápidamente se zafó del agarre y salió corriendo de aquella casa, tomó su celular y comenzó a realizar las llamadas correspondientes.

- ¿Dónde está? - más que molesta no podía estar.
- En su casa señorita Ahn.
- Ella no está ahí ¿Dónde mierda está?! - estaba furiosa, la habían dejado de vigilar.
- La buscaré enseguida.
- La quiero rápido! De lo contrario eres hombre muerto!

Colgó la llamada y comenzó a conducir desesperadamente por muchos lugares, pero sabía que ella no sería obvia, sería más discreta, iría a lugares donde ella no podría ser vista.

- Montañas, ríos, bosques...¿En dónde puedes estar WheeIn...?

Continuó llamando a diferentes agencias para que la encuentren rápido y le informaran, ella misma iría por ella.

Luego de varios minutos de espera lograron dar hasta donde las cámaras pudieron dar con el auto de la menor así que condujo a máxima velocidad por todo Seúl hasta llegar al lugar que le habían indicado.

Al llegar vio los caminos que habían ahí así que bajó y comenzó a examinar la arena, pudo notar por dónde estaban las huellas de las ruedas así que volvió a subir al auto y condujo por aquel camino.

Condujo por varios minutos hasta que sus ojos lograron ver a lo lejos el auto de la menor así que se estacionó lejos y en silencio comenzó a correr hacia aquel lugar.

Ya cerca su corazón volvió a latir al verla aún con vida en aquel abismo, pero no le gustaba para nada lo que veía, estaba fumando y llorando a la vez. Le dolía recordar lo que le dijo el padre de la menor, recordar que le dijo que era la culpable de todo y la razón del suicidio de la menor, pero no lo permitiría, ella la salvaría.

Con cuidado decidió acercarse para no asustar a la pequeña y dé un paso en falso. Y justo ahí antes de que la menor volteara la abrazó por detrás y la jaló rápidamente para alejarla de ese abismo, no podía dejarla ahí.

WheeIn se sorprendió ante repentina jalada, pero sentía su corazón volver porque tenía miedo de caer.

De repente por detrás le quitaron el cigarro que tenía en la mano y este fue lanzado lejos y aquellas palabras la dislocaron por completo, aquella voz que creyó nunca más en su vida por ahí estaba presente nuevamente.