14. All I Want For Christmas Is You

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Habían pasado casi una semana desde entonces, pero el 19 de diciembre del 2017 le seguía atormentando terriblemente

"Ngh... Se siente bien..."

"Tora..."

No podía mentir, había dicho eso plenamente consciente. Plenamente imbécil, también. Pero eso no le quitaba que no pudo ver a Kazutora directamente a los ojos por un lapso de 24 horas.

¡Pero no era su culpa! Es que simplemente le encantaba que le acariciaran el cabello. Nada grave, solo tenía que evitar que volviera a pasar y...

¿A quién quería engañar? Le encantaría que volviera a pasar.

Tomó una de las almohadas junto a él y la presionó contra su rostro, ahogando el grito que salió desde la profundidad de su garganta. No le ayudó a deshacerse de la vergüenza, pero si a sentirse más ligero.

Se levantó de la cama, fijándose en que ya eran pasadas las 8:00 a.m. Algo tarde, para su gusto. Usualmente, se levantaba temprano, entre 5 y 6 de la mañana durante días laborales, y a las 7 a.m los fines de semana.

Caminó hasta la cocina. Tomó la sartén, un paquete de mezcla para panqueques y dos moldes con temática navideña. Era 24 de diciembre, todas las vísperas de navidad desayunaba algo navideño.

Previamente solía hacerlo para tener al menos un poco de espíritu festivo antes de meterse al primer bar que encontrara abierto y alcoholizarse hasta la coronilla, para el 25 despertar con resaca. Ahora lo hacía por costumbre, y por qué a Kazutora le fascinaban los panqueques que se veían como muñecos de nieve. Él, sinceramente, prefería los que tenían forma de árbol de navidad.

El spray antiadherente cubrió el sartén, para evitar que la mezcla quedará pegada a este mientras se cocinaba. En lo que el primer pancake se cocía, llenó los tazones de comida y agua de Nilo, quien llegó corriendo a su encuentro apenas escuchó los granos de comida para gato caer sobre el plato metálico.

El siguiente en saludarlo, minutos después, fue Kazutora, el cual se despertó gracia al olor de los panqueques recién hechos.

—Buenos días, cariño. Que bien huele.

Si algo había adoptado el oji-ámbar de lo sucedido el 19, fue la manía de llamarlo "cariño". Lo usaba por qué le parecía hilarante, o tierno, la verdad es que no sabía con exactitud qué era lo que pensaba Kazutora acerca del apodo.

Ni siquiera sabía su propia opinión en cuanto al apelativo. Solo sabía que lo ponía nervioso; pero si era de una mala o buena manera, esa era la incógnita.

—Sírvete. Están calientes, no vayas a quemarte —avisó, pasando un pancake de la sartén a un plato con ayuda de una espátula.

Dejó su mano derecha reposando sobre el costado del plato mientras que con la izquierda vertía otro poco de mezcla sobre el sartén. Unos dedos envolvieron su muñeca y la apartaron del plato. Creyó que lo soltaría inmediatamente, pero, en cambio, los dedos descendieron hasta los suyos, entrelazándolos.

Suspiró. Honestamente, que lo tomara de la mano —y la adrenalina que el toque aún le producía— se había vuelto el menor de sus problemas. Últimamente le carcomían pensamientos más inquietantes.

¿Qué haría cuando tuviera novia? ¿Aceptaría su pareja que su compañero de casa lo tomara de la mano tan deliberadamente y lo llamara "cariño"? ¿Tendría que echar a Kazutora de su departamento, cuando por fin quisiera tener una relación normal y/o familia?

Quizás eran preguntas irracionales. No tenía citas, ni prospectos, y su cuenta de Tinder probablemente tendría telas de araña de lo abandonada que estaba. Entrar a una relación no era una posibilidad inmediata en su vida.

Ghost of You || KazuFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora