El día era perfecto. Los pájaros cantaban, el clima era templado, y la preciosa mezcla de tonalidades rosa y naranja del atardecer, se reflejaba de maravillosa manera sobre el agua cristalina del lago.
Pero, a sus ojos, nada era tan perfecto como el chico de cabello negro con hebras doradas e irises igualmente áureos, que bailaba y reía enérgicamente, a pocos metros de distancia.
Sonrió, acomodándose mejor sobre el cajón del Ford Ranger de Pahchin, con cuidado de no incomodar a Draken, quien se encontraba acostado a su lado. El ojinegro era el único —a excepción suya, claro— que no tomaba alcohol en lo absoluto, con el motivo de que le asqueaba tanto el sabor como el olor del licor. Y para Chifuyu era mejor así, siempre tenía alguien confiable y sobrio que lo ayudara a cuidar a los demás, y a sí mismo.
Ahora mismo estaban disfrutando de un momento de paz, lejos de las latas de cerveza y fuertes voces de sus amigos, quienes intentaban armar una fogata. Más bien, Takemichi, Angry y Hakkai intentaban armar una fogata, mientras Kazutora bailaba con Yuzuha e Inui; Smiley, Pah, Mitsuya y Peh vaciaban las hieleras; y Hinata, Yasuda y Yumi, hablaban de quien sabe que, sentadas cómodamente sobre los troncos caídos que anteriormente habían arrimado al centro del claro.
Tomó un sorbo del vaso de té frío en su mano, ignorando como Draken lentamente se enderezaba para también tomar un trago de su lata de Coca-Cola. El sonido de la brisa y las lejanas risas de sus amigos era lo único audible para ellos dos.
Hasta que Draken rompió el agradable silencio.
—Si siguen así, nunca tendrán lista la fogata.
Rio, asintiendo con suavidad. —Todo este rato que los he estado observando, me ha hecho plantearme el ir a ayudarles.
Draken soltó una risita burlona. —Mentiroso, tú no has estado viendo la fogata.
Volteó a ver al tatuado, con una expresión en su rostro que se podía leer como un "¿Qué estás tratando de decir?"
—En ningún segundo has apartado la vista de Kazutora —finalizó Draken, tomando otro inocente sorbo de su bebida. Chifuyu casi dejó caer la suya.
—¿Q-que? No, yo no-...
La carcajada que salió desde lo profundo de Ken lo hizo encogerse en sí mismo, avergonzado por ser capturado "con las manos en la masa".
—Al menos disimúlalo un poco, hombre —dijo, tranquilizando su respiración y dándole un ligero golpe en el hombro con la lata—. ¿Ya le has dicho que te gusta?
—Por... ¿Por qué le diría que me gusta? No... no me gusta... —replicó, titubeante y riendo de forma exagerada, nervioso.
Draken arqueó una ceja, incrédulo. —¿Sabes que somos amigos, no? No tienes por qué mentir, Chifuyu
El ojiverde suspiró. Dejó su vaso en el suelo, cuidando que no se volcara o regara, y volvió a encarar a su amigo.
—Es que me da miedo —confesó.
—¿Miedo? ¿De qué?
—No lo sé, de todo... —rio—. Siento que todo es muy repentino y-...
—¿Repentino? ¿Cómo va a ser repentino cuando le gustas desde hace un año?
—¿Le gusto? —inquirió Chifuyu, mordiendo su labio inferior para evitar que una sonrisa boba se pintara en sus labios.
—Más que gustar, está perdidamente enamorado de ti —afirmó Draken—, y puedo intuir que tú vas por el mismo camino...
Las manos de Chifuyu fueron a parar sobre sus mejillas, cubriéndolas para ocultar el suave tono rosa que habían adoptado. —¿Se nota tanto?
—Se te iluminan los ojos al verlo, y te pones nervioso ante su mención... Eso es amor, Chifuyu —obvió Ken—. Entonces, si te gusta y le gustas, ¿por qué crees que es repentino?
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Ghost of You || KazuFuyu
Hayran KurguKazutora Hanemiya vive una vida relativamente normal. Trabaja en una tienda de mascotas, vive en un bonito apartamento, y tiene la dicha de ver a Chifuyu Matsuno, el hombre del cual está enamorado, a cada momento del día. Tiene la vida con la cual s...