04. Burn Bright

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Los fantasmas no tenían la necesidad de... Nada. No tenía que dormir, ni comer, ni ir al baño. Por lo que las 6 horas que estuvo acostado junto a Kazutora, en calma y silencio, Baji solo pensó. Pensó en la vida y en la falta de esta.

La verdad era que él se sentía muy vivo, lo único distinto al tiempo en que su corazón latía era que ahora no podía interactuar o hablar con las personas. Dejando de lado el socializar, podía hacer casi lo que fuera ¿Pero qué sentido tenía si no podía compartir sus aventuras con nadie?

Fue por eso que gritó de la emoción cuando supo que Kazutora lo podía ver y escuchar. Recuerda a la perfección la expresión de terror en el rostro de su amigo cuando este lo vio junto a Chifuyu, en el asiento del copiloto.

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Miraba el cielo, buscando formas en las nubes para matar el tiempo en lo que Kazutora salía. Tan inmerso estaba en su actividad, que no se dio cuenta cuando Hanemiya estuvo ya enfrente suyo, boquiabierto.

—Ba- Baji? —titubeo el de ojos ámbar. Keisuke se giró ante la mención de su apellido, alarmándose al ver que el dedo índice de la mano derecha de Kazutora estaba apuntando justamente a su frente. ¿Qué rayos...?

—¿Qué? —Chifuyu soltó, con el ceño fruncido—, ¿Estás bien, Kazutora?

—Baji... Baji está ahí —Kazutora estaba estático. Tiempo después, Baji se lamentó de no haber hecho la broma de "Parece que viste un fantasma", pero a lo mejor no era el momento correcto—. Está a tu lado, ¡Está justo ahí!

El ojiverde volteo lentamente la vista a su derecha. Sabía de sobra que ahí no había nadie, pero la intensidad en el tono de Hanemiya lo estaba haciendo dudar.

—No digas mamadas Kazutora. ¿Cómo va a estar Baji aquí? El asiento está vacío, ya súbete —contestó Chifuyu, preocupado.

Sin apartar la vista de Baji, Kazutora se acomodó en los asientos traseros del vehículo. Keisuke sonreía de oreja a oreja, esperanzado de que su mejor amigo realmente pudiera verlo. Ninguno de los dos rompió el contacto visual en todo el recorrido.

Chifuyu aparcó en el estacionamiento de un supermercado, indicando que ocupaba comprar algunas cosas y que no tardaría en volver. Kazutora asintió con una sonrisa, y observó cómo el menor desaparecía entre las puertas del establecimiento.

—¿De verdad puedes verme?

Del brinco que dio, Kazutora se golpeó la cabeza con el techo del auto. Esta no sería la última vez que Baji lo asustaría de esta manera. Miró de nuevo al lugar de donde provenía la voz.

—¿Estoy muerto? ¿Morí antes de salir de la cárcel y no me he dado cuenta? —se cuestionó, disparando su vista al cielo—. ¿Es esto un sueño? ¿Sigo dormido?

El espectro rodó los ojos.

—A lo mejor estoy loco, las terapias no funcionaron, no me diagnosticaron correctamente ¿Y si tengo esquizofrenia? ¿Y si...? —Kazutora comenzó a hiperventilarse. Baji no sabía qué hacer, no podía tocarlo directamente, así que optó por aventarle el primer objeto que tuvo a mano: una lata de papas tostadas que Chifuyu había dejado allí la noche anterior.

Cuando el envase rebotó, hizo un sonidito gracioso, sacándole una carcajada al de cabello oscuro. Hanemiya se tocó la frente, al punto exacto dónde la lata había impactado antes de caer de nuevo al piso. El dolor era verdadero.

¿Acaso el maldito fantasma de Baji le había tirado una lata de Pringles?

Sí, probablemente ya había perdido por completo la cordura.

Ghost of You || KazuFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora