Ghost of You || KazuFuyu

22. Happy Together

El taller de motocicletas de Draken e Inui siempre era acogedor, aun si en ocasiones Seishu se pasaba de grosero. En realidad, a Kazutora no le importaba que su amigo le insultara, más bien sentía que se lo merecía... Pero ese no era el punto, ahora mismo lo que necesitaba era compañía y consejo.

Compañía y consejo que esperaba recibir de parte de sus amigos, pero, en cambio, los muy malditos lo pusieron a trabajar.

—¿Te dejó efectos secundarios el golpe? —preguntó Draken, recostado sobre el mostrador del taller.

—¿Uh?

—El de la cabeza...

—Ah, eso... —tomó un extremo de la caja, levantándola al mismo tiempo que Inui, quien sostenía el otro extremo—. No realmente, solo migrañas

31 días habían pasado desde aquel incidente que le otorgó 5 puntadas en la nuca. 31 días de soledad, también. No soledad completa, no; aún tenía a Chifuyu, y a sus amigos... Pero algo le hacía falta.

—Pues yo creo que el golpe te dejó más tonto que antes —opinó el Seishu, empujando con la caja a su amigo, para que caminara hasta el almacén.

—Ja, ja. Que gracioso —rodó los ojos.

—No, lo digo en serio. Te dejó mal el golpe —continuó Inui—, si no no estarías haciendo preguntas tan pendejas. No me parece ni medio normal que vengas aquí, consternado de que no sabes cómo formalizar tu relación con Chifuyu, cuando son novios desde poco más de un mes.

Draken asintió, dándole la razón a su pareja.

—Es que no entienden... —dijo, con tono exasperado, dejando cuidadosamente la caja sobre el suelo del almacén y volviendo hasta la parte delantera la tienda, con Inui siguiéndolo—, no solo es formalizarlo, también es darle una experiencia bonita, algo inigualable...

Los dos mecánicos se voltearon a ver entre ellos, con una expresión entre burlona y confundida.

—Miren, si a ustedes alguien les pregunta cómo se juntaron, pueden responder algo tipo "Fue la noche de año nuevo, a la luz de la luna, en el claro de un bosque" ¡Y suena mágico, suena bonito! —explicó Kazutora, moviendo sus manos frenéticamente al hablar—. Pero si alguien le pregunta lo mismo a Chifuyu, lo único que puede decir es "En medio de un supermercado me presentó como su novio y lo dejé pasar".

Inui reprimió una carcajada. —Directo al grano, a la gente suele gustarle eso.

—Ya me veo pidiéndole matrimonio de la manera más estúpida posible —exclamó, tirando las manos al aire. —Llegaré un día y mientras esté lavando platos solo le diré "Nos casamos en dos semanas, la luna de miel será en Cancún" ¡Porque así de raro soy!

—¿Por qué no lo pensaste antes? —irrumpió Ken—. Si tanto te molesta haberle pedido que fuera tu novio de manera "incorrecta", ¿por qué no se lo has preguntado bien?

—Porque soy un imbécil, esa es la respuesta —bufó Kazutora—. Y porque se me salió de las manos, ahora es más serio...

Tanto Inui como Draken lo miraron con una expresión de intriga en el rostro, indagando a que se refería con "más serio". Kazutora suspiró, tomando el suficiente aire para proseguir con la historia que había dado fundamento a su necesidad de formalizar la relación.

Porque si había algo más formal como pareja que vivir juntos, eso era que los papeles de la residencia estuvieran a tu nombre.

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