Kazutora Hanemiya vive una vida relativamente normal. Trabaja en una tienda de mascotas, vive en un bonito apartamento, y tiene la dicha de ver a Chifuyu Matsuno, el hombre del cual está enamorado, a cada momento del día. Tiene la vida con la cual s...
⚠ ️ Advertencia ⚠ ️ Este capítulo contiene escenas de índole sexual/NSFW/+18. Leer bajo discreción. Enjoy~
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Pétalos de un rosa pastel llovían del cielo. Vítores de alegría resonaban por las paredes grisáceas. Un aroma a incienso impregnaba el lugar.
Ding-Dong
Tela azul y tela negra. Sus brazos, unidos. Sus manos, inamovibles la una de la otra.
Ding-Dong
Y desde la torre más alta de la edificación, las campanadas sonaban al ritmo de su corazón.
Ding-Dong
"Mi vida"
Ding-Dong
"Fuyu"
Ding-
—Chifuyu, la luz ya está en verde.
Parpadeo repetidas veces en lo que sus ojos reenfocaban la carretera. Sus oídos tardaron unos instantes en acostumbrarse al bullicio del ambiente nocturno en Tokio y a las bocinas de los automóviles tras de él, hostigándole hasta que se moviera.
Pisó el acelerador, dejando los chillones cláxones atrás. Manejando el volante con una sola mano, se masajeó la sien con la otra.
—¿Estás bien? —le preguntó Kazutora, quien descansaba en el asiento del copiloto.
—Sí, sí —replicó, haciendo un ademán con la mano de que todo estaba en orden—. Un poco cansado, nada más.
El cansancio de la agotadora jornada laboral, sumado a su mente que divagaba todo el día con los preparativos de la boda de Takemichi y Hina, lo había sumido en un sueño despierto. Un sueño despierto donde estaba vestido de traje y escuchando el famoso "Hasta que la muerte los separe", preparándose mentalmente para decir "acepto".
—Yo también estoy agotado —murmuró Kazutora, acurrucándose en su espacio—. Digo, me alegra que tengamos tanta clientela, pero hoy fue exagerado...
Rio ligeramente, dándole la razón a su novio. —Nunca habíamos recibido tanta gente dentro del local.
—Nunca —repitió el ojiámbar—. Al menos ya casi llegamos a casa...
Las cegadoras luces neón del distrito comercial fueron quedando atrás, dando paso a las serenas calles que los guiaban hasta su complejo departamental. Tras dejar el auto en el estacionamiento, se dirigieron con paso lento hasta el ascensor, convenientemente vacío.
Chifuyu aprovechó la intimidad del lugar para cerrar los ojos y recargar todo su peso contra su novio, descansando momentáneamente del duro día de trabajo. Kazutora pasó uno de sus brazos por su torso, tanteando sus dedos sobre sus caderas.
Movió su mano lentamente de arriba hacia abajo, inintencionalmente arrugando y desfajando la blanca camisa de manga larga que el ojiverde portaba. El movimiento provocaba cosquillas en Chifuyu, quien se mordía el labio inferior para acallar las pequeñas risas estancadas en el fondo de su garganta.
