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El silencio era demasiado ruidoso. Ambos sentados enfrente de cada uno, con sus miradas enfocadas en lo que fuera menos en la cara del otro.
Mark observaba cómo Yuta jugaba con unos de sus anillos, podía deducir que estaba igual de incómodo que él.

— Entonces...

Fue Yuta el que rompió el silencio. Mark volteó su mirada hacia el pelinegro. Sabía que pronto tenía que decir la verdad.

— ¿A que se debe la invitación?

Yuta más que incómodo, parecía confundido. No sabía porque Mark lo había invitado, era algo imposible de creer.

— Si, bueno, ya sabes-

El canadiense no sabía cómo empezar, solo quería terminar con todo de una vez por todas.

— Me dijiste que no sabias porque querías estar cerca de mi, cierto?

Yuta, quien estaba poniendo su atención completamente al pelinegro, sintió su cara arder.
No entendía el por qué, pero estaba apenado de escuchar a Mark decir eso.

— Bueno, yo-yo probablemente tenga la respuesta a eso...

— ¿La tienes?

El canadiense asintió.

— Entonces dígame, doctor Lee. ¿Que tengo?

Sin pensarlo, el japonés ya se encontraba con una sonrisa ladina. Y si de Yuta no se tratará, Mark pensaría que estaba coqueteando con él.

Aunque pensándolo bien, si podría ser.

— Es que yo- yo estaba en la casa de Hae-

— Hola, mi nombre es Renjun y hoy seré su mesero. ¿Ya saben que bebidas ordenarán?

Mark había sido interrumpido.

Yuta quitó su mirada del canadiense, volteó hacia aquel mesero y le sonrió.

— Yo quiero una limonada rosa.

Renjun comenzó a escribir en la pequeña libreta que traía, para después voltear hacia Mark.

— Yo quiero lo mismo.

La realidad es que Mark ni siquiera tenía cabeza para pensar en que tomar. Así que solo decidió ir por la misma opción del japonés.

— Bien, se las traeré en un momento.

Yuta volvió a sonreírle.

— Continúa.

Mark volteó hacia él. Era tiempo de contarle, ya no quería ser interrumpido de nuevo. Tenía que hacerlo en ese momento.

— Estaba con Haechan e hicimos algo llamado atracc-

La mirada de Mark se desvió hacia la puerta. Eran Johnny y el chico de rayitos dorados que había visto en la mañana.
El canadiense estaba feliz de ver al rubio, demasiado feliz, hasta que las vió. Las manos de ambos. Estaban entrelazadas.

Mark sintió una presión en su pecho. De no ser porque no tenía problemas cardíacos, el pelinegro habría pensado que estaba a punto de tener un ataque al corazón.
No supo que hacer, no quería que Johnny lo viera. Por primera vez quería esconderse de él.

Por otro lado, Yuta solo observaba al canadiense fijar su mirada detrás de él. Así que para saber de que se trataba, volteó. Era el mismo chico que se había llevado a Mark.
Por alguna extraña razón, el japonés sintió un leve enojo hacia aquel chico alto, aunque no entendía de donde venía. El rubio nunca había hecho algo para hacerlo enojar, apenas y lo había conocido.

Mark quitó su mirada de ambos y bajó su cabeza. Si seguía mirándolos, terminaría llorando ahí mismo. Tenía que evitar que Yuta se diera cuenta.

— ¿Te gusta?

Muy tarde.

Mark levantó lentamente la cabeza, encontrándose a un Yuta mirándolo fijamente.

Por dentro, el peligro estaba gritando, por fuera, solo permanecía callado.

— Tu cara lo dice todo. Deberías aprender a disimular.

— Si me gusta o no, no es de tu incumbencia.

El japonés apunto de responder, notó cómo el rubio se acercaba a su mesa. No lo quería ahí, pero no es como que podía hacer algo al respecto.

— Mark, hola.

El chico alto le sonrió. Mark hizo su mejor esfuerzo para devolverle la sonrisa, pero fracasó.

— Perdón por interrumpirlos, solo quería pasar a saludar a mi mejor amigo.

Mark permanecía callado dándole una sonrisa baste incomoda, que al parecer Yuta era el único que notaba.

Este definitivamente no estaba siendo su día.

— Aprovechando que estas aquí, déjame presentarte a un amigo. Él es Chittaphon.

El chico de rayos dorados salió detrás de Johnny y se paró a lado de Mark.

— Puedes llamarme Ten.

Sonrió, haciendo desaparecer sus ojos.

Mark sabía que era estúpido odiarlo. Ten parecía la persona más linda del mundo. No era justo. Pero igual que no era justo Johnny eligiéndolo a él.

— Soy Mark.

— Lo se, Johnny me ha contado mucho de ti.

Mark trató de sonreír otra vez, pero falló en el intento.

Al otro lado de la mesa, Yuta solo observaba la situación. Podía ver y sentir la incomodidad de Mark. Sabía que unas palabras más y el canadiense soltaría en llanto. Él no quería eso. No quería que Mark estuviera mal, no quería verlo así, pero... ¿Por qué?
A todo sentimiento relacionado con Mark, el japonés no encontraba la respuesta de su preocupación.
Era bastante extraño que de la noche a la mañana se preocupara por Mark como lo hacía por sus amigos.

— ¿Sabes qué, Mark? Me olvidé, tengo que ir a un lugar ahora mismo, es de suma importancia.

El canadiense giró su mirada al japonés ladeando la cabeza. No entendía que era lo que trataba de hacer.

— Acompáñame.

;;;

Holaa, este capítulo se dividirá en 2 partes:) mañana subiré la segunda.
Espero les esté gustando la historia.<3
Gracias por leer. ^^

dancing with magic [yumark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora