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No había pasado mucho tiempo desde que Mark llegó a la casa del japonés. Después de que el moreno se marchó, Yuta lo invitó pasar. Y una vez dentro, el último mencionado solo prendió la tele y puso una película. El canadiense agradecía en su mente que aquel chico no hubiera preguntado la razón de su visita, ya que siendo honestos, no se sentía con ánimos de explicar. No obstante, sentía que debía decir algo. De cualquier forma, ya se encontraba ahí.

— El chico de antes... es tu amigo?

Yuta, quien se encontraba sentado en el sillón de a lado, movió su cuerpo para acomodarse y mirar fijamente a Mark.

— Sí, lo conocí en una fiesta hace poco.

— Entonces no va a nuestra universidad?

— Nope, va a otra.

El pelinegro bajó la mirada mientras asentía con la cabeza.

— ¿Quieres algo de comer?

Habló el japonés para terminar con aquel silencio que se creó desde que el pelinegro había llegado.

— Si tú quieres...

— Te estoy preguntando, Lee.

Mark lo miró sin decir nada. El japonés se levantó del sillón y comenzó a caminar hacia la cocina que no quedaba muy lejos.

Para Mark, la casa del japonés no estaba chica, pero tampoco grande. Era acogedora. La sala era lo mas cercano a la entrada, luego estaba el comedor que se encontraba detrás, y por último la cocina a lado del comedor. Y aunque, no había subido las escaleras, quería pensar que la planta de arriba estaba igual.

Unos segundos pasaron, cuando Mark siguió al pelinegro.

— En la tarde le ayudé a mi mamá a hacer pizza y sobró. Si tienes hambre, podemos comer eso.

Yuta se recargó en la barra que estaba en la cocina, mientras que con su mano izquierda levantaba la tapa de la pizza para ver cómo se encontraba.

— ¿Tú cocinando?

— Me gusta cocinar, ¿no lo sabias?

— En mi defensa, realmente no se mucho de ti.

El japonés asintió. Mark tomó asiento en uno de los bancos que se encontraban del otro lado de la barra. Ambos quedaron de frente.

— No tiene mucho tiempo desde que me gusta hacerlo, la mayoría de las veces solo ayudo a mi mamá. ¿A ti te gusta?

— No, soy un desastre.

Yuta salió dejó salir una risita que provocó una sonrisa por parte de el canadiense. La primera risa del día, ya era algo.

Después de aquello, los dos volvieron a quedarse en silencio. Era la primera vez que ambos estaban juntos solos en una casa, y eso por alguna razón, los ponía nerviosos.

— Mark...

Aquí venía la pregunta que probablemente el japonés se estaba absteniendo a preguntar. Ahora tendría que explicarle todo.

Antes de que el japonés pudiera terminar de hablar, el pelinegro entendió la señal y comenzó a explicar.

— Perdón por aparecer así de repente, realmente no se porque vine aquí. Pero es que todo pasó muy rápido, pasé de estar comiendo con Johnny, a estar de mal tercio, y quieres saber lo más extraño? Que ya no sentía celos, eso están bien, no? Supongo que si, pero es extraño, no? Aún así, en serio, no se porque terminé aquí, solo caminé y yo, yo-

dancing with magic [yumark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora