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Después de unas cuantas horas pensando si debería ir, Mark llegó al lugar a la hora indicada. Para alguien que no quería, había sido demasiado puntual. Sin embargo, según el pelinegro, solo iba a cumplir su objetivo, saber lo qué había pasado entre Jaehyun y Taeyong. No quería, necesitaba saber la situación para así poder decirle al rubio. Lo último que quería era otro corazón roto, solo con el suyo era suficiente.

Aunque, Yuta solo le había dado la instrucción de ir hacia un lugar donde vendían helado, el canadiense no recordaba mucho el camino. Mark no era mucho de salir, y mucho menos a centros comerciales, no le encontraba sentido caminar por horas sin hacer nada. No obstante, empezó a caminar hasta llegar a aquel lugar de helados.
Unos segundos pasaron, cuando a lo lejos vió al japonés caminando hacia su dirección. Caminaba con una gran sonrisa en el rostro, mientras sostenía dos pares de patines.
... ¿Patines?

— ¿Estás listo?

Habló el japonés una vez frente del canadiense.

No era como que le importara, pero para Mark, el japonés se veía sorprendentemente bien. Llevaba agarrado el cabello con una cola de cabello y unos cuantos mechones sueltos de enfrente. Lo hacía lucir diferente a cómo cuando lo veía en la universidad.
Al canadiense le gustaba... su cabello.

— ¿Que vamos a hacer?

— ¿Tu que crees?

Yuta levantó ambos patines para luego dirigir su mirada a lado del local de helados. Ahí se encontraba una gran pista de hielo con varias personas adentro.

¿Desde cuando había una pista de hielo?, pensó Mark.

El japonés volteó de nuevo hacia el pelinegro quien lucia demasiado confundido. Era lindo.

— ¿Vives debajo de una piedra? La pusieron hace unos meses.

— Casi no vengo al centro comercial, es aburrido.

— No hoy.

Yuta dió unos cuantos pasos hasta quedar detrás del canadiense, para después dar unos pequeños empujes en su espalda.

— Vamos.

;

Mark definitivamente no quería pasar su tarde patinando. A parte de que no sabía cómo hacerlo, no era un buen lugar para poder averiguar lo que había pasado entre aquellos dos. Su misión se había vuelto casi imposible.

— ¿No vas a entrar?

Además de su plan arruinado, el pelinegro se encontraba genuinamente asustado por patinar por primera vez. Sin embargo, por más asustado que se sintiera, no quería decirle a Yuta. ¿Que pasaría después? ¿Tendría que escuchar al japonés burlarse de él toda la vida? No, gracias.

— ¿No sabes hacerlo?

— Claro que se. Tu eres el que no sabe.

Mark comenzó a caminar, lentamente, hacia la entrada de la pista. Sabía que al momento que entrara, caería. Pero, muy dentro de él, esperaba ser naturalmente bueno, lo cual era muy poco probable.

Por otro lado, el japonés solo observaba al canadiense deteniéndose con las manos de lo que encerraba a la pista. La cara del pelinegro no transmitía nada mas que miedo. Era tan obvio.

— ¿Necesitas ayuda?

— No.

Yuta sonrió.
Al parecer no conocía tan bien a Mark, nunca se hubiera imaginado lo que aferrado que podía ser.

"Solo tengo que deslizarme. Un pie detrás del otro. Es fácil, es facil, es fácil..." , se decía Mark sin parar.
Y mientras lo repetía, comenzó a hacerlo.

Lo hubiera logrado, de no ser a que no era como esperaba. Así que cuando menos lo pensó, sintió el deslice del patín y cayó. Había pasado tan rápido, que no supo cómo reaccionar. Solo se quedó tirado. No quería ver la cara de Yuta, sabía que estaría atacado de la risa.

Unos segundos pasaron... ¿No risa?

— JAJAJAJAJAJAJAJA

Ahí estaba.

El canadiense siguió con la cabeza caída, hasta que por el rabillo del ojo, observó a aquel japonés hincarse. Aún reía, pero no de una forma burlona. Reía cómo Jungwoo o Haechan cuando le pasaba algo vergonzoso. No de una mala manera, sino de una tierna.

— Te pregunté si necesitabas ayuda, Lee.

El japonés limpiaba las manos de Mark, mientras aún sonreía por lo sucedido. Era una muy linda imagen para los demás, menos para el canadiense. No podía siquiera verlo a los ojos.

— Ven, sostén mis manos.

El pelinegro asintió y se levantó con la ayuda de Yuta.
Aunque la idea de ir patinando agarrado de las manos —con el que se supone que era su más grande enemigo— no era la mejor, no tenía de otra. Pasaría rápido, o al menos eso pensaba el pelinegro.

Después de limpiar su pantalón por la caída, volteó hacia el japonés quien extendía ambas de sus manos esperando respuesta alguna. Apunto de rendirse por no recibir respuesta alguna, sintió el toque de Mark. Volteó a mirarlo, pero el canadiense giró su mirada a otro lado. ¿Lo estaba poniendo nervioso? Y si era así, ¿Por qué le gustaba hacerlo?

;;;

Parte 7.5 en unas horas. <3

dancing with magic [yumark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora