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Mark tenía dos opciones.
Quedarse con Johnny y su "amigo" Ten, o acompañar a Yuta a donde fuera que tenía que ir. Ambas malas a su parecer. Sin embargo, por más que odiará a Yuta, quedarse ahí viendo a su mejor amigo ser cariñoso con el de rayos dorados, no era lo mejor. No cuando desearía que aquel chico fuera él.

— Okay.

Yuta definitivamente no se esperaba esa respuesta, cómo tampoco lo hacía el rubio.

El japonés asintió, dejó dinero en la mesa —por las bebidas que nunca llegaron— y se levantó de la silla.
Ten, al ver que Mark estaba por levantarse, se puso detrás de Johnny. Una vez que Yuta vió que Mark ya estaba listo, comenzó a caminar a la puerta, con el canadiense siguiéndolo, quien para su sorpresa se vió detenido por el rubio.

— ¿Me puedes explicar qué haces con él?

Johnny susurró.
Por aquel tono, Mark no sabía si estaba enojado, celoso, o confundido.

— Te explicó después.

Claro que no lo haría.

El pelinegro quitó la mano su amigo y fue hasta Yuta, quien se encontraba observando la situación parado a lado de la puerta.

— Vamos.

— ¿No vamos a ir por tu carro a la universidad?

— Eso puede esperar. Vamos.

Yuta tomó a Mark de la mano y comenzó a caminar.

Aunque la idea de caminar agarrado de la mano con su enemigo no era lo mejor. La verdad es que no estaba pensando en nada en ese momento. La imagen de Johnny y Ten agarrados de la mano era lo único que estaba en su mente.

Después de unos minutos caminando —agarrados de la mano— Yuta paró en seco, haciendo a Mark topar con su espalda.

— Llegamos.

Mark levantó la cabeza e inspeccionó el lugar.

Era un parque bastante grande. Tenía columpios, resbaladeros, sube y bajas, y una gran pista de skate. El canadiense, bastante confundido, volteó hacia el japonés, quien ya se se encontraba caminando hacia los columpios.

— ¿Qué es lo que tienes que hacer aquí?

Yuta se sentó en un columpio y volteó hacia el pelinegro.

— Nada. Aquí vengo cuando me siento muy abrumado y quiero distraerme y olvidarme de todo. Pensé que te haría bien después lo qué pasó.

Mark no quería quedar como alguien vulnerable, y menos con él.

— No necesito de tu lastima.

Mark se dió la media vuelta para irse. No estaba de humor para sus juegos. Quería ir a su casa, encerrarse en su cuarto y ver una película de desamor mientras comía un bote de nieve.

— Bien, si prefieres pasar toda la noche pensando en él, adelante.

El canadiense paró. Tenía razón. Lo único que haría sería lastimarse a sí mismo.
Aunque fuera Yuta quien lo acompañaría en ese momento, sabía que estar ahí era mejor que estar en su cuarto llorando. Así que una vez más se dió la media vuelta y caminó hacia el japonés.

— No me hagas arrepentirme.

El canadiense llegó hasta donde estaba el otro pelinegro y se sentó en el columpio de a lado.

No tenía idea de que estaba haciendo. Era la segunda vez en el día que obedecía al japonés y ya no podía diferenciar si era Yuta el afectado o él mismo.

El hechizo. Lo había olvidado completamente.
Tenía que decírselo, pero después de todo lo sucedido, ¿aún era el momento correcto o podía esperarse un poco más?

No importaba, al menos no en ese momento.

;

Pasaron horas en aquel parque. Mark había logrado olvidar completamente lo que sucedido en la tarde, mientras que Yuta había podido despejar su mente de otras cosas.

Durante su tiempo ahí, ninguno de los dos habían caído en cuenta que era la primera vez que pasaban tiempo juntos. Algo que era imposible de pensar, pero que de alguna u otra manera, terminó sucediendo.
Aunque de no ser por el destino que los llevó a ese lugar, Mark nunca hubiera imaginado que Yuta era así de divertido, al igual que el japonés tampoco hubiera adivinado que el canadiense podía llegar a ser la persona más tierna del mundo. Sin saberlo, los dos se estaban conociendo por primera vez.

Yuta hubiera podido seguir así por horas, hasta que por mera curiosidad miró su teléfono. Tenía varios mensajes de Jaehyun y Doyoung. Sabía sobre que eran, pero no quería arruinar el momento.

— ¡¿Son las 7?!

El japonés giró hacia el exclamo proveniente del canadiense, quien se encontraba sentado en la pequeña banqueta que dividía el césped y la pista de skate.
Mark tenía su teléfono en la mano, pero su mirada estaba en el pelinegro.

— ¿No notaste cuando el sol se metió hace unas horas?

— Estaba muy ocupado huyendo de ti.

— Yo solo quería jugar.

El canadiense soltó una risita y guardó su teléfono.
Apunto de volver a cómo estaba —acostado en el césped— se detuvo por unos momentos pensando, y cuando recordó, abrió la boca sorprendido.

— ¿Pasa algo?

— Tu carro. Sigue en la universidad.

Yuta se había olvidado completamente. Trataba a su auto como su propio hijo, era imposible que lo hubiera olvidado. Aunque pensándolo bien, cuando pasaba tiempo con Mark era como si todo desapareciera, cosa que le parecía sumamente extraña de pensar.

— Aún podemos ir, no creo que esté cerrado.

;

Cerrado. Eso decía el letrero que se encontraba en la cadena del estacionamiento.

— En serio, en serio, perdón. De no se por mi, nada de esto hubiera pasado.

Mark continuaba lamentándose, mientras que Yuta permanecía callado.

El canadiense sabía que ese era su fin. Sabía que muy probable el japonés se la devolvería con algo peor. Ya estaba esperando su ataque, cuando el pelinegro habló.

— Está bien, no fue tu culpa. Puedo venir mañana por el.

Yuta volteó hacia Mark y le regaló una sonrisa.

¿Esto está realmente pasando?, pensó el canadiense.

— Solo que si me tienes que hacer un favor por el desagrado.

Aquí venía. Su gran golpe.

— Mañana tienes que recogerme.

¿Qué?

;;;

Desde este momento, declaro que a partir del próximo cap comenzará lo más interesante. Al igual que veremos a ambos conocerse más.
Espero les esté gustando la historia.<3
Gracias por leer. ^^

dancing with magic [yumark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora