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Para su sorpresa, Mark no se había encontrado a Yuta de camino a casa. Y aunque por más improbable que eso hubiera sido, el canadiense sabía que cualquier cosa era posible con el japonés.

El pelinegro se encontraba tirado en el sofá. Usaba su teléfono, mientras que el sonido de la televisión evitaba el silencio en su casa. No había nada importante que ver o que hacer, por lo que al canadiense se le ocurrió una idea. Iría a la tienda de conveniencia. Y es que aunque no faltara nada de mandado, sabía que si iba, despejaría su mente y de paso, compraría algunos snacks para en la noche.
Así que, después de unos segundos, Mark salió de su casa. Había optado por caminar ya que de esa manera, sentiría esa calma que la brisa rozándole el rostro le traía. La realidad es que el canadiense aún se sentía mal por lo de Johnny. Todas las mentiras le causaban ganas de vomitar. Sin contar que, muy dentro de él, también se sentía mal por Yuta. Si era verdad aquello del hechizo, sabía que el japonés era el afectado, y por más que lo odiara, no merecía eso.

El pelinegro continuó caminando hasta llegar a la tienda. Aunque no era muy tarde, parecía ser el único ahí, lo cual era bueno. Dió unos cuantos pasos más hasta entrar al lugar. Una vez dentro, el cajero lo saludó y Mark esbozó una ligera sonrisa como respuesta. Ni siquiera sabía que comprar, así que solo caminó hasta el final de la tienda y tomó lo primero que vió. Era un pequeño bote de nieve sabor chocomenta. El canadiense se encontraba tan distraído, que ni siquiera se fijó que el sabor era el que más odiaba. A punto de voltearse para ir a la caja, escuchó la puerta abrirse de nuevo. No le tomó importancia y ahora si se dirigió a pagar. Una vez que lo hizo, salió del lugar.

A decir verdad, el canadiense no quería regresar a casa aún, ya que cuando sus padres no estaban, solía sentirse muy solo. Sin embargo, para su suerte, fuera de la tienda se encontraban unas cuantas mesas pequeñas con 3-4 sillas a sus alrededores. Así que, aprovecho la oportunidad y fue a sentarse en una. Su plan sería tardarse lo más que pudiera para así no regresar tan temprano. Además de evitar la soledad, le haría bien pasar tiempo consigo mismo.

— Yo se, yo se. Perdón por mentirles, no lo volveré a hacer.

Mark escuchó la puerta abrirse y con eso, la conversación que tenía aquella persona.
¿Por qué la voz le parecía conocida?

— Taeyong, yo no sabía que me ibas a contar lo qué pasó con Jaehyun. Si hubiera sabido que te besó...

¿Taeyong? ¿Jaehyun?
...
¡¿Yuta?!

El canadiense trató de voltear lo más disimuladamente posible, pero como estaba sentado en las sillas que daban a la tienda, era imposible. No obstante, tenía algo a su favor, y eso era que la iluminación en donde estaba era muy nula, por lo que le sería difícil al japonés reconocerlo.

"Espera, ¿Jaehyun y Taeyong se besaron? Jungwoo...", pensó el pelinegro.

Tenía que contarle a su amigo. Pero, para hacer eso, tenía que saber exactamente lo qué pasó. Y aunque, no le gustaba la idea de usar a Yuta, todo era válido si era para el bien de Jungwoo.
El canadiense cerró los ojos. Estaba a punto de hacer lo que había estado evitando todo el día.

— Yuta...?

Al escuchar su nombre, Yuta se detuvo por un momento. Volteó a todos lados buscando, hasta que vió la sombra de alguien sentado en las mesas.

— Tae, te llamo luego, si?

El japonés colgó la llamada, avanzó hacia la persona, y cuando vió que era Mark, pudo haber jurado que su corazón se detuvo.
No sabía si se sentía enojado, feliz, o nervioso por verlo, pero solo confirmaba una vez más que Mark Lee era el causante de su confusión.

— Siéntate.

No tuvo que decirle dos veces, cuando el pelinegro ya se encontraba sentándose frente a él.

— ¿Pasó algo, Mark?

— Creo que si...

A pesar de que Mark quería preguntarte de una vez sobre todo el asunto de Taeyong y Jaehyun, sabía que era mejor empezar con lo que había pasado aquella vez en la fiesta. Por más que le avergonzara, quería acabar con todo de una vez por todas.

— Yo- yo quería pedirte una disculpa. Me comporté demasiado inmaduro en la fiesta y tu fuiste el que me lidió. Así que, gracias y perdón.

— ¿Por qué me pedirías perdón?

— Por hacerte pasar un mal momento y arruinarte tu salida. Debió ser tedioso ver toda la escena que hice.

— No lo fue. Estuvo mejor que dejarás todo salir a seguir guardándotelo. ¿No es así?

— Supongo...

Mark se calló por un segundo. No sabía cómo sacar el tema de Jaehyun y Taeyong sin sonar como si eso fuera lo único que le importaba. Aunque lo era.

— Mark, no se si recuerdas, pero en la fiesta te dije algo que me gustaría que hicieras.

— ¿Que cosa?

Yuta cambió su expresión a una más seria.

— Que si quieres desahogarte con alguien, puedes hacerlo conmigo. A la hora que sea, sobre lo que sea, yo estaré ahí contigo escuchándote.

Tras esas palabras, el canadiense dejó de respirar por unos segundos. Su corazón comenzó a latir demasiado rápido y sus manos comenzaron a sudar.
¿A caso estaba a punto de tener un ataque de pánico?

Por el otro lado, el japonés solo sonrió, tomando sus cosas para irse. Se sentía mucho mejor después de hablar con aquel chico.

Unos segundos pasaron cuando Mark regresó de nuevo al presente. Parecía haber entrado en un estado de shock, que ni siquiera notó cuando el japonés desapareció en la oscuridad. No entendía por qué había sentido todo eso después de lo que dijo el pelinegro. ¿Será que Yuta le provocaba algún tipo de enfermedad?
A punto de levantarse para irse del lugar, sintió su teléfono vibrar. Lo sacó de su bolsillo, lo prendió y abrió su última notificación.

Nakamoto: Salgamos mañana. 5 pm en el centro comercial. No llegues tarde.

¿Qué es lo que estaba pasando y por que lo ponía nervioso?

;;;

Me tardé un día más, pero aquí está:))
Espero les esté gustando la historia. <3
Gracias por leer. ^^

dancing with magic [yumark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora