La torre de astronomía

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Los demonios de una persona pueden ser sus mejores aliados o sus peores enemigos, podían destruirte desde adentro succionando cada pedazo de tu alma, hundiéndote en un agujero de desesperación y lamentos o podías aprender de ellos, volverte más despiadado y fuerte que ellos hasta que finalmente ellos terminaran sirviéndote, y no había nadie más temible que una persona con sus demonios como aliados.

La familia Lestrange siempre se caracterizó por su gran devoción a las ideas sobre la pureza de la sangre, es por eso por lo que cuando la noticia de que Rose Lestrange había abandonado a su familia por un muggle todos se quedaron sin palabras, sin embargo, los herederos de los Lestrange no podían estar más felices pues a pesar de los constantes castigos de su padre sentían más libertad de vivir por lo que eran...unos niños.

Los tres se encontraban en el jardín de la mansión Lestrange pues si bien no era demasiado grande como el de los Malfoy este era uno de los más elegantes, pues era adornado por esculturas de mármol de los antepasados de la familia, así como también varios jarrones que era puestos en columnas del mismo material, estos formaban parte de las reliquias familiares de los Lestrange pues narraban la vida de cada uno de ellos, ya fuera por escrito o con pinturas que había en ellos, además este jardín también contaba con hermosas flores de tonos claros que una vez pertenecieron a Rose Lestrange, en el centro había una fuente que tenía el escudo de la familia grabado en la cima, pero el más grande atractivo era el laberinto de rosas que estaba del lado izquierdo de los exteriores, pues además de tener una gran variedad de rosas contenía un pequeño quiosco de piedra con una cúpula donde estaban grabados los nombres de los miembros de la familia y cada vez que uno salía de ella por volverse un traidor a la sangre el nombre desaparecía, como si nunca hubiera existido. Los dos hermanos mayores se encontraban jugando con su tabla de ajedrez mágico, mientras que la más pequeña desprendía pétalos de una rosa para ponerlos en la palma de su mano y hacerlos levitar mientras giraban en el aire para formar un pequeño remolino de pétalos en su mano, el día era bastante agradable pues había muchas nubes en el cielo que disminuían con su presencia el gran calor de verano. En ese momento la súbita presencia de uno de los elfos domésticos hizo que los tres se sobresaltaran y así que los pétalos cayeran al césped.

-          Amos Lestrange- dijo haciendo una reverencia- ha llegado correspondencia para la Ama Rebekah- dijo mientras Rebekah se levantaba de su sitio para recibir la carta.

-          Gracias Aren- dijo la pequeña regalándole una sonrisa para que así se retirara.

-          Ya te he dicho que no debes ser tan cortes con ellos Bekah- dijo Rodolphus mientras se poniéndose de pie.

-          La cortesía no quita la valentía Rod- dijo viéndolo con una sonrisa haciendo que este rodara los ojos divertido, en ese momento levanto la carta dejando ver el emblema del colegio al que asistían sus hermanos- ¡Por Merlín y Morgana!

-          ¿Qué es? - dijo curioso Rebastan poniéndose a un lado de su hermana.

-          Es mi carta- dijo mientras les mostraba a lo que se refería, esto causo con el rostro de los tres se llenara de felicidad y se unieran en un alegre abrazo- ¡por fin iré con ustedes! - dijo sin separarse del abrazo.

-          ¡Podremos estar todos juntos! - dijo el mayor mientras sacudía las cabelleras de sus hermanos.

-          ¡Rodolphus no! - dijo irritado Rebastan mientras acomodaba su despeinado cabello causando que sus hermanos rieran.

-          ¡Iré a Hogwarts! - dijo la azabache alzando sus manos victoriosamente, pero en ese momento sintió como su mano impacto en una superficie dura, el accidente fue tan rápido que los tres solo pudieron escuchar el sonido del jarrón de mármol partiéndose en pedazos, esto causo una expresión de terror en el rostro de los tres pequeños, claro que tenia arreglo pero no había duda de que su padre los castigaría y aun más si se enteraba que había sido Rebekah- oh no, no, no, no- dijo desesperadamente mientras trataba de juntar los pedazos, en ese momento escucho las fuertes pisadas de su padre aproximadamente, lo cual genero que las lagrimas se acumularan en sus ojos- ya viene...¿qué haremos?

Somos eternos ... somos estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora