Somos eternos ... somos estrellas

La caída del Ministerio

La sala común de Gryffindor se había vuelto un completo desastre, tal y como las otras tres, todos los estudiantes estaban reunidos y discutiendo sobre quienes irían y quien se quedarían en Hogwarts, no tenían mucho tiempo y eso hacia que el ambiente fuera aún más tenso.

-          ¡Basta! -grito Lily Evans haciendo que todos dejar de discutir y las miradas se centraran en ella, causando un leve sonrojo en sus mejillas, pero esto no le impidió continuar- ¡¿acaso no se dan cuenta?! Sea lo que sea que vaya a pasar hoy nos lastimara o incluso nos matara, lo que debemos hacer ahora es llevar a todos los que tengan riesgo de ser asesinados, los de primer año, nacidos de muggles...-pero la pelirroja no pudo continuar, pues fue interrumpida por un muchacho de su grado.

-          ¡Oh, por supuesto, Lily Evans, justo haremos eso sin creer que lo estas haciendo a tu propio beneficio! -dijo haciendo que muchos le dieran la razón a Davies- además ¿cómo podemos confiar en lo que un Black nos diga?

-          ¿Disculpa? -soltó Remus molesto por el comentario dirigido a uno de sus mejores amigos- ¿después de todos estos años en verdad piensas que Sirius los pondría en riesgo? -muchos bajaron la mirada dando a entender que desconfiaban del mayor de los Black, aunque en realidad no los podía culpar, procedía de una familia purista...una de las mas antiguas y ellos tenían miedo...mucho miedo.

-          Bien- dijo indignado Potter por como dudaban de Canuto- quienes quieran ir con nosotros serán bien recibidos, quienes no...pueden quedarse, pero ninguno de nosotros sabemos hasta cuando tendrán otra oportunidad de escapar.

Dicho esto, muchos de los presentes comenzaron a dudar, pues lo que dijo James era cierto, en ese momento tenían una oportunidad y fuera cierto o no estarían a salvo y solo recibirían un castigo de sus padres, sin embargo, si se quedaban...dejaban su destino a su suerte. En la habitación de los merodeadores todos se encontraban guardando sus cosas rápidamente para así poderse ir todos a salvo, todos...todos menos uno.

-          ¿Saben donde esta Peter? -pregunto Remus notando la ausencia del cuarto merodeador, al decir esto los otros dos abrieron sus ojos de par en par, el licántropo al notar su falta de información tomo rápidamente el mapa del merodeador para al menos así encontrarlo más rápido y llevarlo con ellos- juro solemnemente que mis intenciones no son buenas- dijo apuntando el pedazo de pergamino con su varita, de inmediato los nombre y pasillos del colegio comenzaron a aparecer, todos menos el de Colagusano- no está...- apenas logro decir Lunático, haciendo que una presión se instalara en su pecho.

-          ¿Qué quieres decir con que no está? -pregunto Sirius confundido, mientras le quitaba el mapa de las manos, con la esperanza de encontrar el nombre de Peter en el mapa, sin embargo, no había nada.

-          ¿Y si a él también le informaron y salió antes? -propuso James haciendo que los otros dos lo vieran.

-          ¿E irse sin nosotros? -cuestiono Remus con una ceja enarcada.

-          Probablemente le dijeron que nosotros ya estábamos informados y por eso se fue.

-          Puede ser- susurro Sirius lo suficientemente fuerte para que los Gryffindor lo escuchasen- James tiene razón...además no tenemos mucho tiempo.

Y tenían razón, alguien había informado al pequeño merodeador sobre el ataque...pero no la gente que ellos creían.

Del otro lado del castillo se encontraba Rebekah Black aun procesando la información que el profesor Slughorn acababa de darle, había oído de los horrocrux, pero ¿en realidad su padre haría algo así?

-          Profesor- dijo finalmente, aun incrédula- ¿esta completamente seguro de que eso era el diario?

-          Estoy seguro Rebekah, el me...el me pidió que le explicara lo que eran- dijo algo avergonzado- creía que era solo una pregunta vaga sobre la magia obscura, pero en cuanto Dumbledore me pidió examinarlo me di cuenta de que no era así...lo logro, no se cuantos hizo con exactitud, pero creo que tu bien sabes que de serlo ya estaría muerto.