Somos eternos ... somos estrellas

La casa de campo

El siguiente capítulo tiene contenido sensible para algunos, léanlo bajo su propio riesgo.

Frío...una gran ráfaga de frio choca contra el cuerpo de la menor de los Lestrange, al ver a su al redor solo puede ver una pequeña cabaña en medio de un campo con césped y flores, todo el piso es de madera y las paredes de piedra, en la planta inferior puede ver una pequeña mesa repleta de alimentos, frente a ella una ventana con vista a un pequeño jardín con vegetales, del techo cuelga un pequeño candelabro, del lado derecho dos largos sillones de terciopelo rojo que tienen una chimenea de piedra frente a ellos, pero esta completamente apagada, al no haber nadie la azabache decide subir las escaleras al segundo piso, se encuentra con dos habitaciones con las puertas abiertas, el primer cuarto esta decorado con tonos claros en su mayoría azul, en el techo cuelgan de varios listones pequeños trozos de papel que simulan mariposas, del lado izquierdo puede ver una pequeña cama con una colcha rosa, en el medio hay otra cama del mismo tamaño pero con una colcha de color amarillo y finalmente a la derecha una cama un poco más grande con una colcha blanca todo el lugar parecía un hogar pero parecía que su alegría hubiera sido arrebatada, finalmente la segunda habitación tenia una cama más grande, tenía dos pequeñas mesas en ambos lados, ambas tenía una vela sobre ella, del techo colgaba un extraño candelabro de encaje que se esparcía por todo el techo de la habitación, la colcha era de un verde claro y tenia unas pequeñas aves alrededor.

En ese momento unos gritos desesperados de la cocina llamaron la atención de Rebekah quien corrió rápidamente hacia el primer piso, ahí pudo ver a una pareja de mortifagos que apuntaban con sus varitas a un matrimonio y a tres pequeños niños, el esposo y los niños se retorcían de dolor en el suelo mientras la mujer suplicaba porque se detuvieran y los dejaran ir, la Lestrange trato de ayudarlos pero por alguna razón no podía moverse de su lugar, en ese momento la mujer alzo su rostro y la reconoció de inmediato, esos ojos cafés como la tierra, su cabello negro como el carbón y sus rebeldes mechones que caían por su pálido rostro...era Rose Lestrange y su familia, y la pareja de mortifagos eran Rodolphus y Bellatrix Lestrange.

-          ¡¿Y por esto nos cambiaste Rose por un inútil muggle y tres squibbs?!- dijo con una risa sínica el hombre quitando su mascara del rostro mientras tomaba con fuerza el rostro de la mujer que lo crio.

-          ¡Deja a mi familia en paz Rodolphus! - dijo apartando su rostro- ¡a quien quieres es a mí, no a ellos, déjalos ir! - suplico mientras escuchaba los desesperados gritos de los cuatro.

-          ¡Nosotros éramos tu familia Rose! - dijo golpeando el rostro de la mujer provocando una enferma risa de Bellatrix quien estaba disfrutando bastante de toda la situación- pero tienes razón, no los quiero a ellos...te quiero a ti, pero antes los verás sufrir...dime Rose ¿Cuánto más tendremos que torturarlos hasta que mueran desangrados?

Y así ambos pronunciaron "Diffindo" causando profundos cortes en los cuerpos de los cuatro, toda la madera comenzó a teñirse de rojo, el primero en caer fue el señor quien tenia un gran corte en el estómago, mientras que los niños gritaban de dolor.

-          ¡JA! ¿y por esto nos cambiaste a mis hermanos y a mi padre? - dijo escupiendo el rostro del recién fallecido- por un débil muggle.

Al poco tiempo los tres pequeños cuerpos cayeron al suelo y así la mujer corrió desesperada por el gran charco de sangre de sus seres amados, dejando la falda de su vestido completamente cubierta de sangre, lloraba y gritaba desconsoladamente mientras trataba cubrir con sus manos las heridas, seguía sin procesar el hecho de que en esos cuerpos...en esos ojos ya no había vida...ya no más.

-          Pobre Rose Lestrange...- dijo el hombre acariciando el cabello de la mujer- la traidora de la sangre Lestrange que huyo con un sucio muggle...ahora llora por su asquerosa familia.