El espía

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Advertencia: este capitulo contiene contenido sensible para algunos lectores, lean bajo su propia responsabilidad.

- Esta decidido, Sirius y Marlene irán a comprar provisiones mañana en la tarde, hasta entonces tendremos que hacer porciones más pequeñas para las próximas comidas- anuncio la Evans haciendo que todos asintieran y se retiraran a sus actividades- ¿Estás seguro de salir Sirius? -pregunto viendo al mayor de los Black

- Establecimos las reglas y no creo que ellos tomarían muy bien el hecho de hacer una excepción conmigo -respondió Canuto mientras tomaba asiento en uno de los sillones de la sala- además ¿qué es lo peor que puede pasar?

- Bien, todo está decidido- intervino Marlene mientras se levantaba de su asiento- le escribiré a mis padres, así tal vez tengamos menos probabilidades de ser asesinados.

Mientras tanto en la mansión Lestrange, la servidumbre se encontraba de luto, todos lamentaban la pérdida de su amo e iban a darle el pésame a Bekah y Rebastan, quienes después de aceptar sus condolencias les pidieron que los dejaran a solas en el estudio del difunto señor Lestrange, no sin antes haber recibido los papeles del testamento y sus respectivas llaves de su bóveda en Gringotts.

- ¡Muffliato! -pronuncio Regulus el encantamiento que Severus le había enseñado hace unos años, para evitar que los escuchasen.

- Ahora es cuando, debemos ir a Gringotts y tomar el horrocrux -dijo Rebastan viéndolos, mientras ideaba un plan en su mente.

- No, no podemos irnos -dijo Dora haciendo que su prometido la viera incrédulo, por lo que la rubia dedujo que la cuestionaba silenciosamente- si es verdad, sabemos la ubicación exacta de un nuevo horrocrux y de paso Rebekah tomaría la diadema que está en ese mismo lugar, pero aún queda un horrocrux en la cabaña de los Gaunt.

- Cierto- dijo la Black mientras repasaba mentalmente lo que sucedería si se iban- si nos vamos ahora, Voldemort dudara de nuestra lealtad y no solo eso, cuando se entere que tomamos los dos horrocrux seguramente moverá el que está en la cabaña de los Gaunt y perderemos la oportunidad de conseguirlo

- De acuerdo- dijo el Lestrange mientras pasaba sus manos por su cabello con frustración- pero ¿cómo planean encontrarlo si hemos estado en esa maldita cabaña por un mes y no hemos encontrado nada? ¡ni siquiera sabemos lo que es!

- Pero podríamos- susurro Reg lo suficientemente fuerte para ser escuchado por los tres, quienes fijaron su vista en él- cuando Bekah tenía un horrocrux cerca se formaba una conexión entre Tom Riddle y ella...él podía entrar en su mente, no del todo gracias a Severus, pero si esta noche el estará con nosotros y hay un horrocrux en la cabaña, se formará una conexión.

- Pero ¿cómo Reg? El Señor Tenebroso ha logrado entrar en su mente y Rebekah no- planteo la Ravenclaw.

- Tal vez no lo haya intentado, pero si entro en su cabeza y lo hago parecer como si fuese un sueño el no sospechara nada y cuando él se vaya, tomaremos el horrocrux e iremos a Gringotts por los otros dos- dijo Bekah haciendo que todos asintieran, sabían que el riesgo era demasiado, porque si Voldemort se llegaba a dar cuenta de que la azabache estaba en su cabeza, él también podría hacerlo y descubrir lo que habían hecho y lo que iban a hacer, pero debían terminar lo que comenzaron...juntos.

Al volver a la cabaña de los Gaunt pudieron ver como la luz del sol se había ido casi en su totalidad, por lo que Tom Riddle no tardaba en llegar, así que se dedicaron a limpiar y poner la mesa lista para la cena, pues las comidas eran hechas por el elfo de la familia Gaunt, quien siempre llegaba a los mismos horarios y se retiraba inmediatamente después de servir y lavar los platos sucios. Sus nervios estaban a flor de piel, pues no solo esa noche se definiría si conseguían uno de los objetos para destruir a Lord Voldemort, sino que también si las misiones que les asignaban incluían separarlos, en ese momento escucharon el sonido de una aparición, por lo que los cuatro intercambiaron miradas, como si intentaran tranquilizarse con solo verse, después de soltaran un leve suspiro, salieron a la recepción de la casa para recibir a aquel mago al que todos temían, una vez ahí las puertas se abrieron de par en par, dejando ver a Tom Riddle con su usual semblante frio, mientras que el elfo se retiraba con una reverencia, para así dirigirse hacia la cocina.

Somos eternos ... somos estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora