Capitulo 8

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Si algo Rose no esperaba de su relación con Regulus Black, es que esta fuera viento en popa

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Si algo Rose no esperaba de su relación con Regulus Black, es que esta fuera viento en popa. Ambos tenían muchos gustos en común, como la música y las pociones, así como también tenían una gran comunicación de pareja, pues aunque Regulus era frío y reservado la mayoría del tiempo, siempre buscaba ser lo más abierto posible con Rose, lo que hacía que casi no tuvieran peleas.

Seis meses despues de haber iniciado su relación, Rose admitía que aún no amaba a Regulus Black, pero si aceptaba que le había tomado cariño. Disfrutaba enormemente las atenciones de Regulus para con ella, quien la trataba como si fuera lo más importante en el mundo y no tenía intenciones de perder ese poder.

Aquella noche era especial para Regulus, pues cumplía seis meses de noviazgo con Rose y aunque la joven no veía motivo de celebrar seis meses, desistió en su intento de convencerlo de lo contrario al verlo tan animado ante la idea de festejar.

A pesar de que no le emocionaba la idea de festejar seis meses de fingir adorar a Regulus Black, Rose nunca se negaría a la oportunidad de estrenar un nuevo vestido.

El resto del día, Rose se encargó de revisar y firmar cientos de documentos de su trabajo en el Hospital San Mungo, papeles que debía llevar la semana siguiente ya resueltos para poder avanzar con la investigación que recientemente traía entre manos.

Cura de viruela de dragón.

En el siglo XVI, Gunhilda de Gorsemoor desarrolló una cura para la viruela de dragón, sin embargo, dicha cura no era más que parcialmente eficaz. Solía funcionar correctamente siempre y cuando los infectados no tuvieran más de cuarenta y ocho horas enfermos, que estuvieran en una edad joven menor a los veintinueve años y, por sobre todo, que sus cuerpos lograran resistir lo más posible el tratamiento.

Por esa razón Rose estaba esforzándose por encontrar una cura para dicha enfermedad, la cual era simplemente mortal y era una tontería que nadie se hubiera esforzado antes para poder erradicar la enfermedad.

Cerca de las ocho de la noche, despues de haber terminado con todo su papeleo acumulado, ya se encontraba enfundada en un precioso, costoso y corto vestido negro con tirantes y parte del escote con diamantes. Había hecho maravillas con su cabello gracias a las pociones alisadoras y su sencillo maquillaje realzaba sus facciones.

Desde su habitación, colocándose los aretes, escucho como la chimenea de la sala sonaba y como las patas de Crookshanks y Tico corrían rapidamente hacía la sala, indicando así que Regulus ya había llegado por ella.

—¡Amor!—llamó Regulus desde la sala.

—¡Ya voy!—exclamó Rose.

Termino de colocarse los aretes, se miro al espejo con una sonrisa, se colocó los tacones y tomando su bolso salió de la habitación. Bajo los cortos escalones y sonrió en cuanto vio a Regulus sentado con Crookshanks en su regazo y Tico sentado a su lado.

—Buenas noches, Reggie.—saludó Rose parándose frente a el.

—Bendita seas, mi amor.—dijo Regulus con una sonrisa, levantándose del sillón, dejando con cuidado a Crookshanks en este y tomando a Rose de la cintura.— Eres tan hermosa. La mujer más hermosa de todas.

Ella rio ligeramente, sonroja. Regulus la miro embelesado y apretándola más contra el, se miraron a los ojos y ella lo tomó por la nuca. Iniciaron un beso suave y tierno que pronto se convirtió en uno apasionado. Rose acariciaba la nuca de Regulus, causando que este la apretara más de las caderas, pegándola contra el.

Se separaron cuando la necesidad de aire se hizo presente, el Black escondió el rostro entre el cuello de su novia, comenzando a dejarle besos húmedos en este, logrando así que la chica suspirara.

Ellos aún no habían tenido relaciones, cosa sorprendente considerando la reputación de Regulus, quien aunque era bien sabido que nunca tenía novias, si que tenía muchas amantes, sin embargo, la situación era distinta ahora que era novio de Rose Potter. Regulus no podía pensar en nadie que no fuera su novia y como ella aún no se sentía lista para intimar con él, Regulus lo respetaba totalmente.

—Perderemos la reservación, Reggie.—susurró Rose y Regulus gruño, abrazándola con fuerza.

—Quedémonos aquí...quiero abrazarte toda la noche—murmuró el sin apartar el rostro de su cuello.

—Pero creí hiciste reservación en aquel restaurante nuevo...habrás pagado en vano y...

—No me importa, solo quiero estar contigo.—aseguró y la miro a los ojos.— aunque te arreglaste mucho para hoy, supongo que sería feo no llevarte a salir.—admitió.

—Si quieres quedarte aquí esta noche, no importa.—afirmó Rose encogiéndose de hombros.—me arregle para estar bonita para ti, no para el restaurante, ¿Qué te parece si como regalo de seis meses te preparo una deliciosa cena?—ofreció con una sonrisa.

—Acepto totalmente.—asintió feliz.—pero yo también ayudare.

—¿El gran Regulus Black sabe cocinar?—cuestionó burlonamente, enarcando una ceja.

—Nop, pero algo he de poder hacer.—admitió y ambos rieron.

Rose había optado por cocinar espaguetti a la boloñesa acompañado de una sopa de crema de elote. Regulus no había sabido hacer mucho más allá de sostenerle los utensilios a Rose, quien en verdad apreciaba que el chico intentara ayudarla en la cocina.

Al cabo de una hora, Rose sirvió los alimentos en la encimera de la cocina junto a dos copas servidas con el vino que Regulus había mandado a traer con Silly. Crookshanks y Tico jugaban tranquilamente con sus juguetes en la sala, mientras que ellos se disponían a cenar.

—Ven acá, hermosa.—dijo Regulus tomándola de la cintura y sentándola en sus piernas. La miro con amor y le dio un beso.— Gracias por esto, princesa.

Pese a lo que Regulus esperaba, la sonrisa de Rose se borro y sus ojos se empañaron. Preocupado, acuno el rostro de la chica entre sus manos, quien sonrió de nuevo con cierta dificultad y se paso delicadamente la mano por los ojos.

—¿Hice o dije algo malo? —pregunto con preocupación y añadió: —Juro que no ha sido mi intención, pero dime que fue, no quiero ser nunca el causante de tu llanto.

—No, no...tu no has hecho nada malo.—aseguró Rose con una sonrisa triste y suspiro.

—Entonces...¿Qué ocurre?—acarició sus mejillas con delicadeza— Puedes confiar en mí.

—Bueno...—jugueteó con la corbata de Regulus.— mis padres siempre me llamaban princesa...Nadie nunca me había vuelto a llamar así y...supongo que me trajo recuerdos.— sonrió con tristeza y añadió:— lindos recuerdos. Los extraño mucho.

—Estoy seguro de que ellos estan muy orgullosos de la mujer en que te has convertido y desde donde se encuentren te estan observando y cuidando, amándote siempre—aseguró Regulus abrazándola con cariño.—¿Sabes una cosa?

—¿Qué?—pregunto sonrojada, estaba muy conmovida por las palabras de Regulus.

—A partir de hoy, tu siempre serás mi hermosa princesa.

Rose abrió los ojos sorprendida, pero pronto sonrió con emoción y asintió. El joven Black unió sus labios con los de ella en un delicado beso que fue gratamente correspondido.

Ahí, entre los brazos de su novio, sintiendo todo el amor que este le profesaba, Rose comenzó a creer que quizá Regulus Black era mucho más que un snob aristocrático arrogante y que también podía ser alguien amable, sencillo y por sobre todo, muy amoroso.

Quizá incluso podría enamorarse de el.

Princess Potter [Regulus Black]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora