Blanco

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"Soy... Amable, creativa, tierna, pero firme con mis decisiones, tengo un buen corazón. Por eso te pido, kami, que pasando el invierno puedas poner en mi camino el amor verdadero, ¡algo que me transforme mientras pongo todo mi empeño en ello!"

Rayos, me faltó decir que soy inteligente y empática, pero es suficiente, hay poco tiempo y mucha gente por detrás mío queriendo pedir sus deseos para año nuevo en el templo.

Salí de ahí, era hora de cumplir mi promesa con Hinata e ir a su casa para tomar té como su familia tan tradicional suele hacer en estos días, Ino no hacía falta, ella era demasiado directa y comenzaría innecesariamente una pelea con la familia de nuestra amiga.
Estaba perdida entre la gente, busqué un lugar alto para poder ver entre toda la multitud a la cabellera azulada de mi amiga, pero en vez de eso me encontré con una calle hermosa a la cuál le daba entrada un árbol firme, pero delicado de sus ramas y tronco, no estaba frondoso por las fechas, aún así mantenía en él la nieve elegantemente.

Por fin ví a Hinata, estaba con un rubor causado por la baja temperatura, agachando la mirada mientras un rubio le hablaba. Me acerqué y ví una figura más a su lado, destacaba su cabello negro como la noche entre tanta blanquitud, sin embargo, no pude ver su rostro, parecía mirar a la misma dirección que yo hace unos momentos.

"Es un árbol de cerezo" escuché decir a quien se aproximó a ambos jóvenes, era alto, con cabello negro amarrado en una coleta, su voz era tan tranquila como su gesto. Los tres se fueron al momento en que yo estaba a lado de mi amiga.

"¡Genial! Tendremos más temas de qué hablar cuando estemos en tu casa" le dije emocionada, ella seguía mirando tímida la espalda del rubio que había partido. Yo miré al que tenía más altura de los tres, él había terminado de darme la suficiente confianza como para volver en primavera, cuando las flores rosas salen, y descubrir que había en ese pequeño callejón que estaba a un lado del templo.

*✿*

"¡No, no, nononono!" Me importaba un bledo que la gente me mirara con extrañeza, por estar jugando con algunos gatos en la parada del autobús se me había pasado el camión hacía la universidad.
Genial pensé. Estaba por cruzar la calle al igual que las personas a mi derecha que iban saliendo de la estación de metro. Ahora iba a ir toda apretada sin poder apresurar el paso porque tengo la suerte de quedar atrás de personas que caminan suuuuper lento y tener a un lado gente que camina más rápido que yo impidiendo que yo pueda rebasar.

Pasó.
Me quedé esperando a que la pareja de amigas de enfrente tomara una ruta diferente para poder apretar el paso.
"Disculpa" voltée al sentir un toque en mi hombro. "Eh... Fea. Tu llavero se había caído" me terminó de decir el pálido rostro, ¡por un demonio! Miré mi reflejo por el vidrio del edificio que pasábamos y sí, tenía una cara de amargada.
Le arrebaté mi llavero, era una correa suave brillante que sostenía a una tierna estrella con un gorrito de dormir. Asentí en forma de agradecimiento, le mostré la lengua y seguí mirando hacia delante.

Cuando por fin pude acelerar el paso a mi gusto visualice a Hinata cerca de la entrada del campus, pero estaba junto a un rubio, el mismo que la había estado buscando desde el invierno pasado cuando ella y yo fuimos a visitar el templo.
Jamás lo había visto por mi facultad o por la de mi amiga, era un desconocido para mí y esperaba que se quedara así. Me enojaba que insistiera tanto, más aún porque a Hinata le costaba decir que no o alzar la voz, seguramente era un aprovechado.

"¡Heeeey! ¡Hina!" alcé la voz, ella me miró y sonrió, se disculpo con el chico y corrio hacia mi. Los ojos azules se cruzaron con los míos, me sonrió y yo solo le respondí con una mueca, que fastidio de tipo.

"¡Apenas empiezan los cursos y ambas ya están hablando con chicos! No me digan que eso pidieron como deseo para este año" dijo Ino, quién parecía haber aparecido mágicamente a mis espaldas.
"No... Bueno, verás... Se llama Naruto y coincidimos aquí... " se explicaba Hinata.

La belleza de la imperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora