Rosa

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El día era más que perfecto, estaba fresco y el sol iluminaba todo con rayos que atravesaban las hojas y ramas maravillosamente, de alguna forma se sentía que la primavera estaba haciendo su anuncio de entrada.

Fui suertuda al tener ese clima, vestí una playera negra de manga larga y cuello de tortuga, era pegada y me alegraba poder llevarla porque ese día tenía clases meramente teóricas por lo que no era necesario vestirme de blanco. Usé unos jeans claros, un poco anchos y con algunas costuras rotas, quería estar cómoda, verme fresca y a la vez hermosa. Vestí unos zapatos bajos rojos con una punta un poco salida, me encantaba que tuvieran el detalle dorado de un corazón. No cargaba nada más que mi mochila en la espalda.

Al pasar por los pasillos de la cafetería central de la universidad me encontré con Ino quién estaba alegre con Sai, el chico que acabábamos de conocer hace dos días, él estaba de espaldas a mi y miraba la amplia ventana que estaba a su lado mientras dibujaba por lo tanto mi amiga lo señaló con emoción y me hizo leer de sus labios 'guapísimo'. Atrapada estaba mi amiga.

Al acercarme el chico ni siquiera me miró, pero no me molestó, de una u otra forma me daba mejor apariencia al estar junto a Ino, parecía confiable. No me iba a quedar mucho tiempo, ese día había accedido a ir a la clase de yudo de Neji, platicamos de ello cuando él fue al local de cerámica; yo estuve en el deporte hace algunos años y quería emocionarme al verlo nuevamente. Pero Ino comprendía muy bien ese hecho, a pesar de que me estaba haciendo el favor de lograr una coleta combinada de una trenza, me ofreció unos aros dorados que acababa de comprar y no le habían encantado, el dorado no combinaba tan bien con su piel, me dijo. Además había insistido de ponerme un poco de brillos en mis párpados así como gloss en mis labios.

Fue así que estando en el único salón de deportes con un piso especial para artes marciales me encontraba con la parte de arriba del uniforme de yudo quedándome grande y exponiendo mi prenda negra, era extraño vestir ese uniforme con aros y maquillaje, pero Ino argumentó que sería una "rompe traseros con estilo". La prenda blanca me la habían prestado para sentirme parte del club aún si de momento no estaba participando, me quedé viendo y animando varios encuentros, había de todo: liga masculina, mixta y femenil. En la mixta me sorprendió un chico llamado Lee y su compañera TenTen, parecía que ni se inmutaban por el ejercicio, menos aún por comenzar la práctica o los enfrentamientos.

"¡Tú! ¡Hey!" escuché gritar y lo siguiente que sentí fue humedad y frío. Me habían tirado agua.

Miré furiosa a la dirección donde la habían lanzado, era el rubio que siempre corría tras Hinata y otro chico con la misma vibra que él, pero con cabello café al igual que sus ojos.
Se acercaron corriendo, pero salieron por la puerta que estaba detrás de mí sin prestar atención a lo que me habían hecho.

"¡Shanarooooo!" exclamé furiosa, de inmediato me puse de pie, tomé la botella que me había mojado y salí corriendo tras ellos. No se iban a salir con la suya.

Corrieron al edificio que estaba a un lado del gimnasio, era la entrada a la cede de sociales y aún así esos idiotas seguían corriendo. ¿Qué demonios? ¿Quién corría así por la universidad?
No tuve que luchar en encontrarlos porque no era hora de cambios de clase, de hecho casi no había nadie porque eran horas usadas únicamente para los idiomas o clubs. Aún así fui cuidadosa de no chocar con nadie a diferencia de los bobos frente a mí.

A ellos no les interesaba ir con cuidado.

Pasaron frente a un pelinegro y lo empujaron, no perdió el balance, pero sí hicieron que tirara los papeles que tenía en mano. Los tres se habían gritado algo que no comprendí, pero me enfureció que hayan perjudicado a otra persona por sus loqueras.

Agarré fuerte la botella, me detuve, calculé y lancé, le di en la cabeza al rubio y el que estaba a un lado de él se había tropezado al chocar con el cuerpo del recién afectado. Por suerte era un envase plástico de tiendas la botella, así no me sentía tan culpable de que les hubiera dolido.

Suspiré, ya habían parado y antes de acercarme a ellos caminé hacia los documentos desplegados por el pasillo. Los recogí y ví que en uno había caído una gota por lo mojado del uniforme que me habían prestado.
Sin mirar al chico, le devolví algunos papeles, los demás los seguía alzando él, le pedí disculpas y alcancé a los cabezas huecas.

Al caminar hacia donde estaban, otra persona se había acercado, era un chico con cara de pocos amigos, tenía una pequeña coleta y entre sus brazos un cachorro.

"Son una molestia, si tienen club y no podían cuidarlo no lo hubieran traído" habló.

Una chica rubia salió detrás de él y miró con enojo al par, después al chico con el cachorro y se alejó.

"Uuups, causamos una pelea en el paraíso" dijo el castaño aún en el piso, codeando a su compañero.

El chico que parecía más cuerdo suspiró.

"Tú... ¿Rosa?" me dijo el rubio. Arquée la ceja y puse mi mano en la cintura.

"¿Así le hablas a alguien que salió afectada por tus tonterías?"

Al final, se presentaron. Naruto el rubio escandaloso de ojos azules, pobre de Hinata si se enteraba que ambos iban en la misma universidad; Shikamaru era el más serio, peinado de piña le dijeron; Kiba era el dueño del perro, por eso salió volando la botella, él la aventó cuando el cachorro huyó. Además, escuché que el chico a mis espaldas, al que también habían molestado, se llamaba Sasuke, pero no me quedé para escuchar más regaños, tenía que volver con mi amigo aunque él ya me había alcanzado en las escaleras del pasillo.

|Narra Sasuke|

Hace unos días esta misma chica había dicho que pasara su tienda de cerámica, ¿y ahora ni siquiera me reconocía? Entonces fue pura publicidad lo de esa vez.

La miré, estaba de espaldas hablando con los tres chicos, oí mi nombre, pero no el de ella. Me fijé en su kimono blanco, era la parte de arriba de un traje de yudo, pero nunca la había visto por el gimnasio o en el taller.

"¡Sasukeeeee! Perdón" agitaba su mano hacia mi Naruto. La chica ya había decidido irse y caminaba contraria a la dirección de la que había llegado, al parecer iba a bajar por las escaleras de en medio.

Cuando estaba lo suficientemente cerca, le di un golpe en la cabeza a Kiba y a Naruto.
Estábamos ya caminando hacia las afueras del edificio, la volví a encontrar, estaba del otro lado del vidrio, ya no tenía esa gran capa blanca de ropa sobre ella. Volteó y sonrió, por un instante creí que había sido hacía mi, pero era imposible, además no le habría correspondido el gesto. Miré detrás de mí y ví a unas chicas agitando sus manos, saludándola. Mi mirada ahora se había cruzado con la de Naruto.

"Dobe, ¿te disculpaste con al chica de hace rato?"
Naruto frunció en ceño, miro a Kiba incrédulo, pero él se encontraba hablando con Shikamaru acerca de Temari.

"Nop, pero es la misma chica que trabaja para el viejo, quizá luego pase a hacerlo" me contestó.

La belleza de la imperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora