Ivory

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"¿¡Cómo supiste lo que pasó, tú metiche, maltercio!?" estaba furiosa con Naruto quien solo sonreía, estábamos dentro de la casa de Jiraiya, su querido Uzumaki estaba acostado con completa confianza y pereza en el sillón, mientras yo estaba a su lado, con mis piernas juntas al pecho y recargando mi espalda ligeramente en el brazo del sofá.

Casi haciendo una abdominal, me miró con una amplia sonrisa pícara, aún con sus manos posadas en su nuca: "¿No quieres saber?"

"¡Querer saber no me quita lo enojada, dilo de una vez!"

"Jiraiya me dijo que Tsunade le comentó lo que sucedió contigo y Sasuke, pero después, Deidara le platicó que cuando fue a ver a Itachi ese mismo día que escuchó cómo Izumi le dijo que preguntara por qué su hermano había llegado tarde. Entonces Sasuke le explicó, con su humor y todo, lo que sucedió con la vieja Tsunade. Claro, Jiraiya me dijo a mí, después fui a la casa por mí mismo; Izumi me contó, Sasuke escuchó y se enojó, pero lo molesté lo suficiente para ser quien tuviera más detalles"

"..." me quedé sin palabras, no podía creer que en el paso de dos días todo nuestro círculo se había enterado. Aún si solo sabía a detalle lo que sucedió Tsunade y Naruto, no me quitaba la pena y sorpresa cómo un chisme se había esparcido cuando yo simplemente había ido a mi habitación a cambiarme y hasta la fecha ni yo sabía con precisión qué se dijeron esos dos.

"¿Por qué tienes que saber más de Sasuke que yoooo?" tomé el pequeño cojín que estaba en medio de nosotros y comencé a golpearlo con el; sin embargo, Naruto sólo se reía.

"¡Porque lo conozco desde hace mucho más que tú, siempre he estado tras de él, ¿sabes?!"

"Pero es mi novio, mínimo comparte lo que sabes. Apoya su felicidad, nuestra felicidad" Naruto se había sentado y tomó su propio cojín para comenzar a lanzarlo contra mí. Ambos ya nos habíamos parado ante la intensidad que tomaba nuestro juego.

Escuché que la puerta que daba al jardín del taller se abrió, por lo que dejé la pelea, miré fugazmente y reconocí los mechones de cabello negro que se asomaban para ir entrando.

"¡Sasuk-!"

Bam.

Naruto estrelló con una fuerza desmedida el cojín, pegándome de lado; alcanzó la mitad de mi cara, perdí balance y caí sobre mi trasero.

Los pasos de Sasuke entonces se apresuraron, tomó el cojín verde que yo había dejado caer.

"¡Hey, no me mires así! ¡¡No te metas!! ¡DOBE, BAJA ESO!" le pedía Naruto alejándose de él, poniendo marcha atrás, pero Sasuke no esperó a alcanzarlo con sus pasos, le lanzó con fuerza el cojín en la cara, después se apresuró a estar frente a él y apretar la tela en el rostro de su mejor amigo, casi frotándola. Eso hizo que lo empujara al sillón y que ahora ambos comenzaran a pelar.

Yo me quedé un segundo procesando lo que había pasado, pero exploté inmediatamente de la risa. Ante ello, los dos dejaron suspendidos sus ataques en el aire y me miraron con la misma sorpresa con la cual yo los vi antes.

"¡Ahhh, sí le desajusté el cerebro!" bromeó Naruto a lo que Sasuke inmediatamente volvió su atención a él nuevamente: "¡Es broma! ¿Qué no ves que significa que no le dolió ni pasó nada? ¡De veras!"

Aún con una sonrisa en el rostro, tomé otro almohadón y con este golpeé la espalda de mi querido Uchiha, él se volvió y me miró con el ceño fruncido, casi era un ¿qué crees que estás haciendo?

Claramente, Naruto aprovechó y le acertó un cojinazo en la punta de su cabeza.

"¡Ustedes malditos...!" casi dijo gritando de exasperación el pelinegro

La belleza de la imperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora