Azul

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En las largas y aglomeradas calles de Tokio, seguía mi camino sin prisa, solo viendo a la gente ir y venir frenéticamente.
Las venas de la ciudad y sus habitantes eran un reloj gigantesco que no paraba.
¿Por qué nada ni nadie paraba por un maldito segundo?

Me perdí entre las calles y encontré una calle comercial tranquila, demasiado a decir verdad.
No había ninguna librería por lo que sólo estuve de pasada, la mayoría de locales era de comida, verdulerías y demás. Al final de la calle encontré un puesto de bebidas, me limité a pedir una limonada, era buena para el clima que había antes de la puesta de sol. Pregunté por una librería cercana y me mencionaron una próxima al gran templo de la ciudad.

Caminé y ví los grandes pilares rojos, los pequeños bambú con deseos colgado de ellos. Había poca gente acercándose, la mayoría eran turistas.
Miré a la dirección que se me había dado, era una calle que reflejaba una arquitectura tradicional japonesa, opuesta a las calles llenas de luces y letreros por las que yo había pasado.
Cuando me acerqué, miré el árbol que daba la bienvenida a quienes se adentraban a la calle.

"Es un árbol de cerezo, aún no está en su punto" me dijo un señor con las mejillas marcadas por tinta roja, cargaba en su espalda unas cajas.
Antes de que me ofreciera a ayudarle o tan si quiera a prestarle la atención suficiente hacia donde se dirigía, un chico que compartía el cabello largo, pero castaño, caminaba con él hacía un local ayudando con la carga.

Pensé en Itachi, la última vez que lo había visto había sido en año nuevo. A unos metros de aquí él me había explicado lo mismo, me había dicho qué tipo de árbol era al darse cuenta que yo lo veía como una más aunque con curiosidad por su cuerpo tan fino.

Parecía que el tiempo se había detenido en esa calle, no solo por el estilo tradicional que mantenía y por los servicios que se ofrecían, sino por lo que comencé a sentir. Tan pronto como me di cuenta, estaba sentado en la librería, era raro encontar una con espacio para que los clientes se sentaran a disfrutar de su lectura, aún más raro que tuviera una terraza incluso si esta era pequeña.
Lo supe, en el instante que tuve esa pequeña vista de las casas y locales de alrededor, recordé las manos que me sostenían y me columpiaban.

Que estúpido e irónico es el destino. No esperaba que en mis paseos por las calles de Tokio encontrara un lugar que me trajera al pasado.
¿Por qué justamente ahora?
Cerré la libreta que traía entre mis manos, tomé el libro que había llamado mi atención, lo compré y salí de ahí.

¡Teme! ¿Dónde estás? 😾

Era un mensaje de Naruto. Estos días no habíamos llegado a la escuela juntos, ni regresado a casa porque estaba en su constante búsqueda de "la princesa de invierno que conocí un día, hace dos meses".
Sentía lastima por la chica, quizá él estaba siendo muy constante y aunque aún no haya podido encontrarla cuando lo hiciera sería realmente un pesado. Para mí, era un alivio no tener esa carga de energía la mayor parte del día, ya era suficiente conocerlo desde la infancia y ahora compartir la misma carrera.

*Chat de Sasuke y Naruto*

¿?

¡La víiiiii!
Leído 16:40

Un día querrás que alguien te lea enamorado y no estaré para ti, dattebayo 😤
Recibido 16:42

👀👀👀
Te invito sushi


📍Haz compartido tu
ubicación con Estorbo
Leído 16:44

*Fin del chat*

La belleza de la imperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora