Estábamos rodeados de los espectaculares brillantes de las calles grandes de Tokio, sumergidos de una multitud que me hacía sentir afortunada de poder encontrar a Sasuke-kun de manera tan casual. No sabía hacia dónde iba, pero ninguno mostraba señales de molestia al seguir caminando sin rumbo aunque pareciera que sí teníamos un destino.
Toqué la flor que había olvidado tenía en el cabello, la quité y la sostuve entre mis dedos con delicadeza.
“Es una camelia” observó Sasuke.
Asentí y se la entregué, él la miró solo por un par de segundos.
“Supongo que es mi flor favorita” dijo poniendo de vuelta en mi mano el pequeño adorno.
Fue entonces que me detuve un segundo haciéndolo parar, la gente nos tenía que rodear como si fuéramos una piedra en medio el río. Lo miré de arriba a bajo, estábamos de frente, el sólo frunció el ceño para después levantar una ceja.
Abrí el pequeño prendedor que tenía en mis manos y lo coloqué en su pecho, como decoración de la cita de la bandolera.“Ahora también, supongo, que es mi favorita” le sonreí y después le enseñe la lengua brevemente, volví a caminar antes de que la pena me alcanzara.
Nos dirigimos a una ruta más tranquila, con menos gente y yo veía los aparadores de ropa, algunas veces de tiendas de curiosidades con rompecabezas o cosas simplemente bonitas.
Sasuke parecía un poco sorprendido con algunas tiendas a las que parabamos a ver por la vitrina.“No eres de Tokio, ¿verdad?”
Él abrió un tanto los ojos, no me volteó a ver.
“No. Soy de Kioto” contestó.
“Eso explica por qué te he encontrado en una calle tradicional varias veces”
Negó con la cabeza y clavó su mirada en algún punto frente de él: “Algo así... Me distraigo conociendo las calles de por aquí”
“¿De qué?” por fin coincidió con mi mirada, me miraba curioso, aunque casi ofendido por mi pregunta. “No pasa nada, mientras sea algo que te sirva, está bien” dije para no romper la conversación y para no forzarlo a contestar.
Suspiró y relajó sus hombros, volvimos a tomar camino.
“La calle del templo es interesante” comenzó a decir en compensación: “Ahí estuve la primera vez que vine a Tokio, pero no lo supe hasta que apenas pasé por una librería de ahí”
“Ohhhh, cierto, que eres un erudito” bromeé y agaché mi cabeza ligeramente para ver su expresión
“Rara” me apuntó con su mentón y alejó su mirada
Paramos en una cafetería con un diseño paralelo a lo moderno que nos rodeaba, era una estancia cómoda, que incluso tenía un área para que convivieras con gatos. Iba a dar un paso para acercarme a la puerta del local y entrar, pero ví que Sasuke seguía parado, a un lado de un chico con cabello blanco y puntas de un azul muy tenue.
“Sasukeeeee~~~~ quién diría que te vería aquí, ¿eh? Sabía que eras del tipo de gatos. ¿Qué te parece si pronto volvemos a jugar videojuego juntos?” sonreía ampliamente el chico, me acerqué más a Sasuke, pero no fue necesario, él caminó hacia mi, ignorando completamente al que parecía conocerlo.
La sonrisa se desvaneció y apareció una mueca del chico, luego me miró a mi y regresó a su estado anterior.
“¡Hey! Lo siento, no te había visto” me comenzó a decir “Aunque es imposible que te haya pasado desapercibida si eres completamente mi tipo, ¡que linda eres, mira esos ojos!” dió unos pasos hacia mí, no me dejaba contestar de tan rápido que iban sus halagos.
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La belleza de la imperfección
Fiksi PenggemarSakura descubre su pasión: un mundo que te permite añadir color y un nuevo significado a las cosas. Sasuke encuentra una distracción: caminatas largas que le permiten conocer los alrededores de una ciudad que terminó rompiendo su corazón. Cuando se...