Melón

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Salimos muy temprano ese día, yo tenía que ir al taller de cerámica, pues había quedado con Jiraiya de cuidar el local.
Era lunes, hora pico, habíamos salido a las siete de la mañana y eran siete cuarenta...

Estábamos siendo aplastados, pero, de una y otra forma, por muy incómodo que fuera, estaba agradecida que el cuerpo que me quería hacer calcomanía de decoración de la ventana, en la puerta del vagón, fuera el de Sasuke.

"¿Qué pasa?" me preguntó y frunció el ceño

Yo con las manos en su pecho escondí mi cara como pude allí mismo. En ese instante, la oleada de gente que pronto iba a bajar con nosotros se movió por la curva que tomó el transporte apretando más a Sasuke hacia mí.

"Hmm..." tenía recargada una sola mano en la puerta, pero ahora había puesto las dos como sostén de su propio cuerpo, una de cada lado de mi cabeza.

"Lo siento, pero voy a seguir aprovechando que me estés cubriendo" recargué mi mejilla en su pecho y pase mis manos alrededor de su cintura e inmediatamente sentí que se alejaba un poco de mí, ¿quizá para que no notara lo que ya había percibido yo, su corazón bombeando más rápido de lo usual?
Para su mala suerte el que yo estuviera estudiando medicina me daba un oído más agudo para ese ruido tan maravilloso.

"¿Qué estás diciendo?"

"¿Te molesta?"

Resopló y negó con la cabeza

Cuando la gente estaba dispuesta a bajar, realmente no tuvimos mucho espacio ni para hacernos para atrás o hacía delante. Nos faltaban dos estaciones para llegar a nuestra conocida parada, situada en medio del camino de la escuela que llevaba nuestras casas y a unos metros del templo que hacía destino a un Japón más clásico así como tranquilo.

Las puertas se cerraron y el espacio se liberó sólo un poco. Lo suficiente para que ambos diéramos dos pasos atrás en busca de más aire o comodidad.

Pero... ¿necesitábamos ese aire y comodidad?

Al menos, yo no

Como habíamos salido a prisa por el horario yo aún traída el disfraz que usé hasta la madrugada, la única diferencia era que en mis hombros colgaba la capa de Sasuke, que ciertamente me ayudó a soportar el frío de la mañana. Lo que me parece divertido es que se desvanece hasta las puntas de mis pies, esa pequeña diferencia de altura parecía mucha al tener ese detalle en mí en la capa ya que a Sasuke le quedaba por sobre los tobillos.

Pensando en nuestros disfraces, miré a Sasuke, se veía completamente normal. Es a mi a quien la gente ve, él parece que está yendo bien vestido al trabajo, alguien importante junto a una fanática de anime.

Al parecer él también estaba pensando en la capa, sin separar su mano derecha de su postura estabilizadora de ambos, separando un poco el abrazo que yo me había animado a efectuar, con su mano izquierda acomodó la capa para que cubriera mi torso y dejó caer su mano en mi cadera, sosteniéndose fuerte de ella.
Lo miré con sorpresa, su mirada era una pícara y segura.

Se acercó a mi oreja y susurró: "Yo también voy a aprovechar" y dejó ir ligeramente su mano hacía abajo, por la capa claro que se evitaba una visita hacia los demás de cómo con su dedo delineaba parte de mi muslo, justo donde los olanes de mi falda caían ligeramente.

Sin embargo, esa sensación placentera que me hacía sentir que éramos los únicos en el vagón, juntos y estrechos por decisión propia, se detuvo en una cuestión de segundos.
Volvió su mano a mi cadera, pero ahora su agarre era leve.
Cuando busqué su mirada nuevamente no la encontré. Él con ojos firmes miraba más allá de mí, hacia el paisaje de una ciudad despertando, era lindo ver el amanecer del sol reflejado en sus ojos, el mismo que enmarcaba su quijada suavemente con un rayo de luz cálido.

La belleza de la imperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora