Capítulo 7

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La confusión y el miedo de Cinco lo hicieron correr hasta la destrozada puerta de la academia, que ahora era parte del gran desastre que había en el mundo.

Cinco:— ¡_____, Vanya, Ben, Papá!—el adolescente buscaba la manera de volver, forzando sus poderes a llevarlo de regreso.— ¡Funciona!—gritaba.

Pero todo estaba perdido, papá tenía razón, ella tenía razón. Y ahora ambos estaban perdidos en épocas distintas. Cinco cayó de rodillas frente a los restos de la mansión, ignorando el golpe y sintiéndose arrepentido de sacar ese tema en la comida, arrepentido de dar ese último salto, él estaba arrepentido de haber arrastrado a la pequeña Número Ocho consigo.

          FIN DEL FLASH BACK

Yo había escuchado cada palabra a la vez en que bebía un poco de café hecho por Vanya pero prácticamente ella creía que Cinco estaba loco, o eso decía su rostro.

_____:— Si, esto fue un error.—dije viendo a un molesto Cinco acercarse a la puerta.

Cinco:— Eres muy joven, muy ingenua para entender. Vamos.—se dirigió a mi con la última palabra y yo tomé el resto de mi bebida.

_____:— ¿Desde cuándo sigo yo tus órdenes, Hargreeves?— caminé junto a él contradiciendo mis palabras.

Vanya:— ¡No, Cinco, _____, esperen!—pidió e instantáneamente me detuve— No los he visto en mucho tiempo y no quiero volver a perderlos, es todo. Miren, se hace tarde, tengo clases temprano, necesito dormir y seguro ustedes también. Aquí.—extendió una manta en el sillón que claramente no era para dos personas, pero ella creía que sí.— Hablaremos por la mañana, ¿sí? Lo prometo. Descansen.—

_____:— Sí, también tú.—dije antes de que Cinco hablará para contradecirla.

Tan pronto como entró a su cuarto y cerró la puerta me dejé caer en el sillón. Cinco se quedó de pie.

_____:— Siéntate, esperemos a que duerma.—él no hizo caso y en cambio se vio ansioso— Tienes más preguntas, ¿cierto?— golpeé suavemente el sofá indicando nuevamente que tomara asiento.

Finalmente cedió.

Cinco:— Los tipos de las donas, estaban ahí por ambos, no solo por mi, ¿por qué te buscan?—cuestionó sin rodeos.

_____:— Probablemente para matarme. Igual que a ti.—mencioné despreocupada. Luego recordé el corte en su antebrazo.— Ese chip, ¿cómo es que llego a tu brazo?—

Cinco:— Bueno, son gajes del oficio, supongo.—miró la herida por encima del blazer.

Respiré profundo y eché mi cabeza para atrás en el respaldar.

_____:— Puede que nuestra vida en diferentes épocas no haya sido tan distinta.—

Doblé mi cuello ligeramente y por una vez más en el día, las miradas de ambos se encontraban sincronizadas. Mentiría si dijera que esos malhumorados y verdosos ojos no me transmitían un raro y no tan extrano cosquilleo al cuerpo.

Cinco:— Voy a necesitar tu ayuda.—habló un tanto bajo y cortando la conexión de nuestros ojos.

_____:— ¿De verdad dijiste eso?—pregunté riendo leve para no llamar la atención de mi seguramente dormida hermana.— Quieres buscar la forma de detener el apocalipsis, ¿no?—

Cinco:— Sí.—

_____:— ¿Alguna pista?—

El chico sacó de su bolsillo un ojo de vidrio y me lo mostró.

Cinco:— Es lo único que tengo.— lanzó el objeto en mi dirección a pesar de que literalmente estábamos a centímetros del otro, y yo lo atrapé en el aire.

Me Confundes, Hargreeves.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora