Capítulo 54

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Vanya:— Sí, yo, eh... —volvió a hablar— hablé con Marcus anoche.—

Al instante dejé de pensar en el rubio y le presté atención a lo que decía, esperando haber oído mal.

Diego:— ¿Qué cosa? ¿Hablaste con el enemigo a solas? —cuestionó con un tono lleno de incredulidad.

Vanya:— Alguien debía hacer algo.—le respondió despreocupada.

Diego:— ¿Y por qué tú, Vanya?—

Un corto pero muy tenso silencio se presentó.

Los Sparrow no eran amigos nuestros, de eso no había duda y por supuesto que el hecho de que Vanya estuviese hablando con uno de ellos no le agradaba a ninguno de nosotros, pero Marcus, de acuerdo a mi memoria, era el tipo gigante que hizo añicos a Luther dentro de la mansión. Claro que seguía siendo un Sparrow, pero él parecía ser el más sensato de sus hermanos, y de cierta forma eso volvía menos grave el asunto.

Vanya titubeó durante algunos segundos y nos observó a Diego, a Klaus, a Cinco y a mí por cortos lapsos de tiempo.

Vanya:— Es... Víktor.—

Diego:— ¿Quién es Víktor?—volvió a cuestionar y yo miré a la castaña esperando por su respuesta.

Otro pequeño silencio se adueñó de la mesa. Cinco, Klaus, Diego y yo seguíamos sin entender completamente a lo que se refería, así que lo único que hicimos fue observarla directamente.

Parecía estar con los nervios a flote.

Víktor:— Yo lo soy. —soltó finalmente— Siempre lo he sido.—dijo con un tono decidido.

Luego de eso comprendí lo que trataba de decirnos, y también entendí el porqué de sus nervios.

Por un momento nadie dijo nada más, incluyéndome.

Pero el hecho de que no dijera nada, no significaba que no estuviese feliz por mi hermano, me sentía más que feliz por él.

Toda nuestra infancia vivimos bajo sombras que no nos pertenecían, Víktor sobre todo, y el que ahora no tuviésemos que experimentar más presión por el fin del mundo o papá, me hacía sentir realmente aliviada. Era bueno saber que ese salto que nos esparció a todos por Dalas había servido de algo, al menos para algunos.

Al menos para que Víktor pudiera empezar a reconocerse a sí mismo.

Víktor:— Eh... ¿Les causa algún problema?—

_____:— Por supuesto que no.—dije de inmediato en cuanto noté que su preocupación comenzaba a aparecer.

Diego:— No, está bien.—

Klaus:— A mí tampoco. —también hablo despreocupado mientras comía pan en cantidades pequeñas— Genial.—

Víktor sonrió ampliamente por segunda vez.

Cinco:— Me alegro por ti Víktor,—mencionó alegremente tranquilo— pero hasta donde yo sé, tú no eres el vocero de todos.—reprochó con voz pacífica.

Víktor:— Pero hablé con él, ¿Okey? Y Marcus lo entendió. —nos explicó tomando asiento en la silla restante junto a Diego y a mí— El tampoco quiere entrar en guerra con nosotros.—

Diego:— ¿De qué estás hablando? —habló sin entender— ¡Intentó matarnos!—recordó exasperado.

Klaus:— También Lila, y tuvieron un hijo.—su comentario me hizo soltar una alta carcajada, por la cual obtuve una mala mirada de Diego.

Diego:— No es el punto.—nos regañó a ambos.

Víktor:— Escuchen, —pidió para captar nuestra atención nuevamente— hicimos un trato. Él nos dará el maletín de Cinco, y luego saldremos de esta línea del tiempo. Hoy nos volveremos a ver para la entrega.—

Me Confundes, Hargreeves.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora