Capítulo 8

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Julian.

Paso las manos por mis rostros a medida que intento que mi respiración se regule dentro de mi pecho, masajeo con suavidad la zona de mi tabique para evitar la tensión que se va apoderando de mi cuerpo a cada segundo que pasa. Mi cabeza se ha vuelto un volcán en erupción desde el día que Noah llego a la puerta de mi casa con su tierna mirada y su carácter alegre. No hay un solo día que la sonrisa de Noah me haga desear sonreír también y eso...eso no me ha sucedido desde que Carla estaba viva.

Estar con Noah hace que sienta cosas que no debería, cosas que no son correctas. Debo centrarme al cien por cien, mi prioridad son mis hijas. Es egoísta olvidar que me debo a ellas y regocijarme en el bienestar que el joven niñero me brinda. No estuve para ellas ni para su madre cuando me necesitaron, no es justo que yo encuentre ahora una oportunidad para ser feliz; sin embargo, cada vez que paso algún tipo de momento con Noah es como si la bruma de tristeza que ha tenido mi vida en el último año se difuminara por completo.

Que mejor ejemplo de todo esto que la noche de ayer cuando dejé a Noah en su casa, solo pensaba en estar a su lado, en agregarle al día un par de horas más para continuar permaneciendo a su lado. Deseaba...deseaba besarle, pero sobre todas las cosas sentí el enojo en carne viva cuando la voz del amigo de Noah sonó desde la casa de este. A pesar de que Noah me ha dicho que es solo un amigo no ha dejado de sentir una gran intranquilidad en mi interior que solo va en aumento, Noah es como un tierno gatito lleno de belleza y me cuesta pensar que Alexander no sienta nada por él.

Pero sobre todo le tengo envidia, una enorme envidia de que mientras yo ni siquiera puedo estar cerca de él Alexander puede pasar el rato abrazándolo y besándolo, incluso ambos duermen juntos en ocasiones. Ambos son de la misma edad, es obvio que Noah preferiría a alguien como Alexander, risueño y divertido.

Lo peor de todo es que no tengo el derecho de sentir ninguno de estos sentimientos o pensamientos, no puedo tener a Noah, Noah no será mío. Primero que nada, nunca he estado con chicos, toda mi vida he sido heterosexual, aunque eso no es lo que más me preocupa; lo que más me inquieta y me hace sentir culpable es el hecho de que aún mantengo a Carla en mi corazón, me cuesta mirar hacia el lado cuando su recuerdo continúa llegando a mi cabeza y provocando que me sienta mal. Eso por no mencionar nuestra diferencia de edad; Noah es un chico lleno de vida y encantado de la vida yo podría ser su padre, jamás se fijaría en alguien como yo.

El pequeño gatito está en la edad de vivir, pasar buenos momentos y adquirir hermosos recuerdos; yo ni siquiera soy la sombra de la persona que fui un día, me he degradado y soy consciente de ello. Mi único hilo cuerdo era por mis hijas y ahora Noah es la persona que me está dando sonrisas, por eso no me atrevo.

Estoy tan perdido en mis propios pensamientos que no me doy cuenta de que Cam lleva varios segundos hablándome hasta que la palma de una de sus manos impacta con fuerza sobre mi escritorio. Alzo los ojos y le observo con el ceño un poco fruncido.

—¿Se puede saber qué te pasa hombre?

Vuelvo a pasar mis manos por mi rostro para despejar la tensión y me siento de forma recta en mi silla de escritorio. Estábamos en el trabajo, desde que pedí el retiro he estado realizando trabajo de mesa hasta que me concedan la opción de irme por completo el próximo mes.

—No pasa nada, quizás un poco cansado.

—O un poco idiota—susurra y le gruño en señal de que le he escuchado—. ¡Joder Julian!, no entiendo que diablo te está sucediendo, no te he visto tan distraído desde...—Se detiene abruptamente y puedo ver el dolor en su rostro, no hace falta que termine la frase, sé lo que quiere decir, no me ha visto así desde la muerte de Carla.

¡Papá Necesita Niñero! [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora