Capítulo 12

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Noah.

Siento como la luz inunda la habitación anunciando el nuevo día y otorgando calidez sobre mis cerrados parpados. Hace bastante rato que desperté, sin embargo, me niego a abrir los ojos, es como si sintiese que una vez que lo haga la mano que abraza mi cintura fuese a desaparecer y todo lo sucedido la noche anterior no fuese más que un sueño derivado del alcohol en mi sistema. Pero sé que no puedo huir de la realidad todo el día por lo que, poco a poco, comienzo a abrir los ojos. Justo como pensé la habitación está iluminada por completo con la luz solar penetrando por las ventanas, desciendo mi mirada hacia el brazo de Julian que me sostiene; el hombre no se ha apartado de mi lado en toda la noche y, si soy verdaderamente sincero, pensé que al despertar Julian se habría marchado.

Pero me equivoqué, giro poco a poco mi cuerpo para quedar de frente a él; luce muy sereno mientras duerme, el usual ceño fruncido que cursa su rostro no se haya por ninguna zona en estos momentos, se nota tranquilo y relajado, incluso parece más joven. Este hombre no ha llevado una vida fácil en el último año; no me extraña todas las inseguridades y culpas que posee, yo mismo no sé si estoy preparado para una relación que según sé no será sencilla. Desde que rompí con mi ex hace tiempo no me aventuré a tener parejas, pensé que quizás estaba mejor solo, sin preocupaciones de personas en mi vida; quizás tenía alguna cita ocasional, aun así, siempre retornaba a casa solo. Pero tampoco deseo negar la evidente atracción que siento por Julian, incluso me agrada que sea mayor que yo.

Paso suavemente mis dedos por sus mejillas y sonrío cuando noto que sus brazos me aprietan más a él. Ya habrá tiempo para enfrentarse a los problemas luego, ahora solo quiero disfrutar de las emociones que tengo. Mi sonrisa solo se amplía por lo de la noche anterior, Alexander va a matarme por lo del beso y porque le cogieron por cuello a raíz de eso, aunque creo que mi amigo disfrutó del show hasta el último minuto, quizás debería llamarlo para saber cómo llegó anoche a su casa, después de todo a pesar de que no estaba borracho sí que bebió un poco conmigo.

No deseo levantarme del lado de Julian, pero tampoco puedo quedarme aquí el día entero. Con cuidado de no despertar al rubio comienzo a ponerme en pie de forma silenciosa, Julian se mueve un poco sobre le pequeño colchón, pero no abre los ojos, debe estar en extremo agotado. Ahora que observo el lugar con la habitación encendida me sorprende que pudiésemos dormir la noche entera en mi cama cuando apenas quepo yo ahí.

Recojo mis pantalones de pijama del suelo y me los coloco antes de abandonar la recamara dejando a un dormido Julian a mis espaldas. Al caminar siento pequeñas punzadas en mis caderas como una prueba física del enorme placer de la noche anterior y no puedo evitar la sonrisa boba que se posa en mi rostro. Hace demasiado no me sentía tan extasiado por este tipo de dolores e incluso disfruto de esta sensación; es otra prueba de que los sucesos de anoche no fueron una jugarreta del alcohol y el sueño.

Una vez que llego a la cocina monto la cafetera para que esta comience a colar y corto algunas rebanadas de pan para hacer tostadas con nutella. Recojo algunas de las latas de cervezas vacías que hay por el apartamento para arrojarlas a la basura y limpiar un poco el lugar. También me deshago de los potes de helado vacíos que hay cerca del sofá, sí que fue un día un poco loco ayer.

Cuando veo mi teléfono celular lo tomo para marcar el número de Alexander, suenan varios tonos antes de que mi amigo descuelgue la llamada y responda.

—Noah, por lo más sagrado, son las ocho de la mañana, vuelve a la cama con tu ¨daddy¨. —Mi rostro se sonroja por el énfasis que añade en la última palabra.

La voz de Alexander se escucha soñolienta como si se hubiese despertado solo por mi llamada.

—No seas idiota, estaba preocupado por ti y por eso te llamo.

—Eres una ternura gatito. —La risa escapa de sus labios y no puedo evitar hacer una mueca—. Cuéntame mejor, ¿valió la pena que me agarrasen del cuello anoche?, ¿qué tan intensa fue la reconciliación?, ¿cómo es el daddy en la cama? Detalles Noah, quiero detalles.

—Estás loco si piensas que te voy a contar todo eso. —Exploto en risas al notar como la curiosidad de mi amigo ha superado el sueño que tenía inicialmente.

—Un militar quiso matarme dado que me besaste anoche para ponerle celoso, tengo derecho a saber, ¡exijo mi derecho!

La diversión y el tono de broma en su voz solo provocan que vuelva a reír sin poder contener la carcajada. Vuelvo dirigirme a la cocina cuando noto que el café ya está comenzando a colar.

—Al menos dime si se quedó contigo o si el tío la cagó. —Ahora la preocupación en la voz de Alexander es latente, creo que, aunque anoche se marchó para darnos privacidad a Julian y a mí continuó preocupado por si las cosas iban bien o mal, quizás sea porque Alexander es el único que me ha visto llorar luego de la pelea con mi ex y siempre fue mi apoyo incondicional en todo.

—Pasó la noche aquí, aunque si te soy sincero me preocupa más el momento en el que se despierte, no estoy seguro de cómo debo actuar o qué hacer, ¿y si Julian se arrepiente de lo ocurrido anoche?

—Creo que si se quedó anoche no se va a arrepentir, dale un voto de confianza al hombre, esto de seguro es algo nuevo para ambos.

Y así es.

—Tienes razón.

—Siempre.

Vuelvo a reír por el enorme egocentrismo de mi amigo y con la promesa de llamarle más tardes y reunirnos pronto cuelgo el teléfono. Me dispongo a servir el café en una taza cuando siento unos fuertes brazos rodearme y unos suaves labios acariciar mi cuello enviando escalofríos a todas las direcciones de mi cuerpo.

—Buenos días. —La voz de Julian está llena de calidez y dulzura y por unos instantes siento como todos los miedos que tuve hasta ahora se difuminan.

Me giro lentamente para quedar de frente a él y colocándome de puntillas dejo caer un suave beso en sus labios el cual Julian no duda ni por unos instantes en corresponder con deseo.

—¿Cómo te sientes? —su voz continúa en un bajo susurro mientras que acaricia mis mejillas con sus manos.

—Estoy bien.

—Tenía un poco de miedo de que te hubieses levantado decepcionado esta mañana.

No hace falta que explique el motivo, está claro: Julian jamás estuvo con un chico antes de mí. Debió de sentirse preocupado en que me desagradase algo o que no me hubiese complacido. Solo me sorprendo de ver como un hombre que parece tan fuerte y decidido posea tantas inseguridades y miedos. Doy un pequeño salto y me siento sobre la meseta de la cocina para estar más a su altura sin apartarme de él.

—Nunca la había pasado tan bien—confieso con las mejillas coloradas—. ¿te...te gustó a ti?

Julian sonríe con suavidad y vuelve a abrazarme.

—Bastante, eres exquisito bebé.

Suelto el aire que se contenía en mis pulmones y me siento mucho más relajado. Noto como Julian muerde sus labios medio nervioso.

—Hace mucho no tengo una relación y menos con alguien joven, no estoy muy seguro de qué debo hacer para que te sientas a gusto; aunque a la vez me gustaría hacer muchas cosas.

No hay malicia en sus palabras y siento mi corazón llenarse de ternura al cien por cien.

—Podemos ir con calma, irnos conociendo y aprender el uno del otro, lo que nos gusta y lo que no; será un proceso para ambos. Tampoco he estado nunca con un hombre mayor y siento que debo aprender mucho de mi nuevo daddy. —Le guiño el ojo con malicia repitiendo el término que utiliza Alexander para referirse a él.

Mis palabras consiguen relajar a Julian y vuelve a abrazarme.

—Pues quizás tu daddy pueda enseñarte ahora cuanto le gustas.

Sin importamos nada a nuestro alrededor volvemos a sumergirnos en besos y caricias que terminan en la habitación, sin preocuparnos por las presiones o terceros, ahora solo somos nosotros dos.

¡Papá Necesita Niñero! [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora