Capítulo 1

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Noah.

1 año después.

Los nervios corroen mi cuerpo y me siento incapaz de alzar la mirada hacia los verdes y fríos ojos que me observan como si estuviese siendo juzgado en medio de un tribunal por algún tipo de homicidio y no para tomar un trabajo como es el caso. Aun no comprendo porque acepté la idea de Alexander de venir a la entrevista para el trabajo de medio tiempo, debí de saber que nada de esto terminaría bien en cuanto noté que la plaza laboral era como niñero de dos pequeñas niñas. ¿Cómo se supone que cuide yo a dos niñas?

«Lo aceptaste porque lo necesitas». Me recuerda una pequeña voz escondida en lo último de mi mente y que, por lo visto, disfruta verme miserable.

Sin embargo, aunque deseo negarlo más que nada en este mundo, ese pequeño Pepito Grillo del demonio tiene razón; necesito el trabajo o voy a estar verdaderamente jodido. Tuve la oportunidad de ganar una beca en la Universidad de Houston en la Licenciatura de Informática, la beca pagaba la mitad de mis gastos académicos y en mis momentos libres tenía tiempo suficiente para estudiar y trabajar a medio tiempo de tal manera que podía pagar un alquiler y el resto de los gastos de estudio; no obstante, a medida que los años fueron transcurriendo mi tiempo libre disminuyó un poco, ahora que estoy en mi tercer año de carrera no he conseguido poder mantener mi trabajo y los estudios. Como resultado de ello mis notas han bajado demasiado y si suspendo una más la Universidad ha decidido retirarme la beca, sin ella no podré graduarme y para colmo si dejo de trabajar pierdo el alquiler.

Es por ello que en cuanto mi compañero de aula, Alexander, que también es mi mejor amigo, descubrió el anuncio en internet para el trabajo de niñero no lo pensé demasiado antes de venir. Aunque ahora que noto al hombre frente a mi deseo haberlo considerado mejor antes de asistir.

Su nombre es Julian y por lo que me contó cuando llegué a su casa en Seabrook necesita de una niñera a tiempo completo para cuidar a sus dos pequeñas gemelas. Ahora mismo ni siquiera sé si soy la persona más indicada para estar aquí, aunque mis vacaciones de verano inician en dos días lo más probable es que deba tomar clases de verano debido a las asignaturas suspensas, eso por no mencionar que el trayecto de la Universidad hasta este sitio es de media hora, podría ser complicado el ir y venir a diario.

Pero de nuevo, ahora mismo no tengo nada que perder intentando conseguir el trabajo, aunque sí algo que ganar
Estoy tan concentrado en estas ideas que tan solo alzo la mirada una vez que Julian suspira. Vuelvo a centrarme en su imponente figura, sus ojos son de un verde profundo, como la orilla del mar en un día de verano donde el agua se nota cristalizada; su rostro bien contorneado con los claros indicios de la sombra de la barba que comienza a salir y, sin embargo, no le hacía lucir desaliñado ni nada por el estilo, sino que parecía parte de su propio estilo. Su cabello es rubio como los rayos de sol, su porte da la sensación de mandato y poder, un hombre que está acostumbrado a tener la última palabra; estoy seguro que mi vista se dirigiría a una persona así si entra a una habitación, aunque esta estuviese llena de personas.

—Te voy a ser sincero; no me hace ni la más mínima ilusión darle el trabajo a un chico de… ¿Cuánto me dijiste que tenías?

—Veintiuno, cumplo veintidós en octubre.

Julian alza una ceja mostrando su desconfianza ante mis palabras, sé que en apariencias luzco como un mocoso de dieciséis por lo que intento no sentirme ofendido; no es como si esto no me hubiese pasado antes. A mis veintiún años de edad soy bastante bajo de estatura, mis mejillas son redondeadas provocando que luzca incluso más joven, mi piel es bastante pálida lo cual provoca que resalten mis cabellos oscuros y mis ojos azules. El hecho de que lleve las manos cubiertas de pulsos de cuero y un pequeño pendiente en mi oreja izquierda tampoco ayuda a aparentar más edad. Busco mi DNI en mis pantalones y se lo extiendo, me complace ver como sus ojos dejan de mostrarse acusatorios para pasar a ser de verdadera sorpresa.

—Bueno. —Carraspea un poco su garganta para llamar la atención nuevamente al tema inicial—. En verdad no deseaba a un chico como niñero de Amelia y Samanta, me gustaría que comprendieses que apenas son dos niñas de cinco años y no me agrada la idea de dejarla con un desconocido sin supervisión. —Quiero protestar, pero Julian se adelanta—. Si te sirve de consuelo a las mujeres que vienen por el trabajo les he sido igual de riguroso, tengo los años suficientes para darme cuenta que los criminales no vienen por sexo.

La verdad es que no estoy seguro de si sentirme ofendido o alagado por sus palabras.

—¿Por qué quieres el trabajo Noah? —interroga—. No te lo tomes a mal, pero has dicho que eres estudiante universitario y si mis cálculos no fallan tus vacaciones inician ahora, no creo que quieras pasar todo tu tiempo libre cuidando de dos niñas.

Dejo mi mirada fija en la suya intentando no sentirme intimidado por sus palabras, pero a la vez decidido a ser completamente sincero, como van las cosas no creo que valga la pena irme por las ramas.

—Necesito el dinero, estoy a punto de perder mi beca por mis bajas calificaciones debido al trabajo que tuve a medio tiempo, aunque tengo que ir a la escuela algunos días de las vacaciones si trabajo ahora podré ahorrar el dinero suficiente para no preocuparme en parte del próximo curso; podré mantener el alquiler y estudiar tranquilo.

—¿Y la distancia?

—Me levantaré más temprano, si me da el empleo estoy seguro que podré equilibrar mi horario entre los estudios y el tiempo que usted necesita que cuide a las niñas. Mire, sé que tengo falta de experiencia y que quizás soy más joven de lo que usted imaginaba, pero puede colocarme en un período de prueba y si no le convence me arroja de patitas a la calle, ¿qué le parece?

Julian suspira y vuelve a inspeccionarme con su mirada de pies a cabeza para luego colocarse en pie.

—Sígueme.

Me pongo en pie y camino varios pasos por detrás de él notando lo verdaderamente alto que es; me saca por lo menos dos cabezas de distancia, me pierdo en la anchura de su espalda y no puedo evitar recorrerle con la mirada de arriba abajo; es un hombre que se mantiene muy bien para estar cerca de los cuarenta y ser padre soltero.

«Céntrate Noah, vienes por trabajo».

Subimos a la segunda planta de la casa y en el largo pasillo superior hay tres puertas. Julian abre la segunda de ellas solo lo suficiente para mirar a través de la rendija de luz. Me hace señas para que me acerque y logro observar a dos pequeñas niñas de cabellos dorados y ojos azules con las mejillas muy redondeadas. Ríen y juegan en el suelo sin apenas darse cuenta de nuestra presencia allí.

—No han aceptado bien a sus últimas niñeras por lo que talvez tengas problemas con ellas, necesitan mucha atención y desgraciadamente mi horario será un poco duro los siguientes dos meses, quizás haya días que debas quedarte a dormir en caso de que te otorgue el puesto, ¿estás dispuesto a todo ello?

Asiento comenzando a comprender por qué la paga es tan alta. Julian ofrece casi cien dólares al día por cuidar a las niñas, es obvio que esa cantidad no representa trabajo fácil.

—¿Puedo preguntar por su madre?

Interrogo dándome cuenta de que no he visto a la mujer durante toda la entrevista de trabajo a pesar de que la casa posee numerosas fotografías de ella, o imagino que sea ella debido a la semejanza con las pequeñas. Los hombros de Julian se tensan y comienza a andar de nuevo hacia la escalera.

—Murió. —su voz suena fría y distante.

—Lo siento. —respondo al percatarme de mi error.

El hombre se detiene abruptamente en medio del pasillo provocando que choque contra su cuerpo.

—No quiero que veas a mis hijas con pena o que recuerden que ya no tienen madre, tampoco quiero que intentes ser su mamá, tan solo cuidarlas como si te pertenecieran. ¿Me entiendes?

Las palabras son un poco bruscas y quizás cargadas de algún tipo de amenaza, sin embargo, por algún motivo tan solo asiento mientras imagino que las niñas no son las más afectadas en esta historia, después de todo, los adultos y los niños sufren las pérdidas de maneras diferentes.

—Pues si lo entiendes espera mañana mi llamada.

Y luego de eso la entrevista termina.

¡Papá Necesita Niñero! [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora