Alexander/Cam

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#1

El auto de Julian y Noah se alejaba por la carretera provocando que Alexander no pudiese evitar mostrar una brillante sonrisa en su rostro. Estaba feliz por su amigo desde que la divertida historia de amor entre el militar y el niñero había comenzado; Noah ha pasado por mucho en su vida, iniciando por la pérdida de sus padres hasta llegar al imbécil de su ex novio poniéndole los cuernos; el pequeño gatito, como Alexander suele llamarle, merece ser feliz junto a un hombre que a la legua se nota cuanto le quiere y le protege.

Es más que obvio que Julian es un hombre complicado, un viudo con dos niñas y que acaba de salir del closet, sin embargo, ambos están dispuestos a apoyarse para llevar las cosas por el mejor camino; eso es todo lo que Alexander puede desear para Noah, siempre lo ha sobreprotegido y lo ve como un pequeño hermano, con la llegada de Julian es bueno ver que Alexander no es el único que se preocupa.

La mirada de Alexander abandona la carretera centrándose en el hombre a muy pocos metros de él, es de los hombres más altos de Alexander ha visto en su vida, su piel luce muy bronceada por el sol lo que provoca que los tatuajes en sus muñecas resaltes y contorneen sus fornidos músculos. Cam posee ojos y cabellos de color caoba que recuerdan a una exquisita tableta de chocolate muy comestible y el menor no puede evitar sentir como su garganta se reseca ante la sensual visión del militar. Desde que lo vio ingresar al apartamento fue como si no hubiese podido apartar los ojos del hombre. Gritaba follabilidad por cada uno de los poros de su cuerpo y, aunque Alexander había comenzado a admitir que era bisexual, jamás se había sentido tan atraído por un hombre como en este momento.

Cam era consciente de la mirada curiosa por parte del estudiante universitario, debe admitir que encontraba al chico muy atractivo y agradable. Los cabellos del joven eran de un tono castaño mezclado con tonalidades miel, sin embargo, lo que más llamaba la atención de Cam eran los ojos de Alexander, nunca en su vida había visto unos ojos que mezclaran tan exquisitamente los colores grises y verdes, ni siquiera en animales ha visto eso y antes de darse cuenta había estado examinando al niño más tiempo del deseado.

Era más bajo que él, pero no tanto como Noah, sus labios estaban bastante abultados, especiales para besar hasta dejarlos de un rojo carmesí e hinchados. Cam juró que sintió un escalofrío lleno de excitación debido a este pensamiento y no pudo evitar preguntarse cómo sería tener al mocoso jadeando contra su cuerpo. Cameron había pasado la faceta de salir con chicas hace muchos años, siempre sintió que faltaba algo y por ello comenzó a tener citas con hombres, lástima que ninguna de las relaciones que intentó mantener duraban demasiado. Siempre había algún problema con su estilo de vida, su trabajo o en ocasiones su edad.

Estaba tan perdido en su propia mente que no se dio cuenta de que Alexander le hablaba hasta que este colocó una mano sobre su brazo. El calor que se extendió por su piel fue casi instantáneo a medida que su respiración se entrecortaba.

—Perdona, ¿decías algo?

El ceño de Alexander se frunció un poco y Cameron logró detectar un pequeño tic nervioso que le hizo gracia, era un poco obvio que este chico estaba adaptado a recibir la atención que deseaba, aunque tampoco parecía de los que se rendían por un simple no. Era la segunda vez en este día que se mostraba irritado por la falta de interés de Cameron, aunque para darle un poco de crédito a Alexander hay que admitir que al mayor le había costado bastante autocontrol apartar la mirada del cuerpo del joven cuando estuvieron en el apartamento.

—¿Te preguntaba si te gustaría ir a un club conmigo?, esta noche, por ejemplo, quizás conversar un poco, divertirnos. —La sonrisa pícara cruzó sus labios—. Pasar un buen rato.

Cameron tuvo que contener la risa, sí, el mocoso era extremadamente directo. Cam comenzó a caminar en dirección a Alexander provocando que este último retrocediese poco a poco hasta quedar contra la pared con el cuerpo de Cam recostado encima de él. La mano de Cameron se apoyaba en el duro muro de cemento justo por encima de la cabeza de Alexander, el aroma del menor llenó sus fosas nasales y, para desgracia de Cameron, la excitación de su cuerpo tan solo fue en incremento. Estaba jugando con fuego, un fuego muy peligroso en el que podría quedar quemado, pero que le jodieran sino era divertido.

—¿No crees que eres demasiado directo para ser un mocoso? —susurró en su oído y pudo notar el escalofrío en la piel ajena.

—Soy directo con lo que me gusta y quiero. —El brillo resplandece en sus ojos con más fiereza que segundos antes; había hambre en su mirada y una parte de la mente de Cameron ansiaba complacer esa necesidad.

—Entonces. —Curvó sus labios en una sonrisa—. Podríamos salir, pasar una buena noche, divertirnos juntos, quizás terminar en tu casa o en la mía. —Alexander va humedeciendo sus labios a medida que Cam pronuncia las palabras—. Y, ¿Quién sabe qué otras cosas podrían ocurrir? A lo mejor terminar ambos entre sábanas. ¿Te gusta eso bebé?

—¡Joder, sí!

La respiración de Alexander cada vez está más entrecortada y jura que le queda muy poco a su paciencia para empinarse y atrapar la boca de Cameron con la suya. Sin embargo, sus ojos se abren sorprendidos cuando el marine solo retrocede y hay un brillo malicioso en sus ojos.

—Todos esos serían planes exquisitos, es una lástima que abrieses la boca y arruinaras mi primera impresión de lo sensual que eres.

Alexander parpadea sorprendido.

—¿Eso quiere decir que me estabas engañando?

—Eso quiere decir que yo no tengo relaciones de una noche mocoso, así que mejor ve a que alguien más te cambie el pañal.

Cameron se aleja con una sonrisa en los labios dejando a un muy confundido Alexander detrás de él. El chico no está adaptado a ser rechazado de esta manera y jura que su rostro está al rojo vivo.

—¡Vas a caer militar! —chilla, Alex no es de los que aceptan un no tan rápido, y en este hombre ve un desafío que él quiere.

—Eso ya lo veremos niño.

—Al menos dame tu número. —Cameron se detiene en la puerta abierta de su coche y observa a Alexander de arriba abajo para guiñarle el ojo.

—Quizás el día que pienses con algo que no sea tu polla te lo dé, por ahora disfruta tu solito, no eres de mi interés.

Cameron sube a su coche y se larga dejando a un sofocado Alexander aun recostado contra la pared con su pecho agitado y una sonrisa en sus labios. Definitivamente hará que ese hombre caiga por él.

¡Papá Necesita Niñero! [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora