Julian.
Sostengo la puerta del coche sin titubear y una vez que Noah entra en el vehículo cierro a sus espaldas; mis ojos buscan unos instantes al chico que estaba con él hace segundos y noto como aún nos observa con curiosidad y el ceño medio fruncido. No puedo evitar desear saber lo que estará pasando por la mente del mocoso en esos instantes, sin embargo, no tengo tiempo para esto. Doy media vuelta y subo al coche por el asiento del conductor para momentos después integrarnos al tráfico de Houston.
Una rápida ojeada a mi costado y puedo ver a Noah mirando a las niñas con curiosidad a la par que estas hacen lo mismo, debo de admitir que la imagen es un poco divertida. La primera vez que vi a Noah no imaginé que en verdad fuese un estudiante universitario que viniese por el empleo de niñero, todo lo contrario, parecía un pequeño adolescente perdido. Su piel pálida contrasta con su cabello de un negro azabache puro, posee dos ojos de un tono zafiro intento y unas mejillas muy marcadas, eso por no mencionar unos labios carnosos. Con todos estos rasgos además de su baja estatura no se me ocurre una palabra para describirle mejor que angelical.
Si sumamos la manera en que va vestido con vaqueros rasgados y ajustados y simples camisas en conjunto con un par de pendientes plateados en sus orejas y sus manos llenas de pulsos y anillos nunca hubiese pensado que tengo ante mí a un chico que está a punto de cumplir los veintidós años de edad.
Tuve que comprobar todo lo que me dijo con el director de la universidad y digamos que moví algunos hilos para conseguir sus antecedentes; no deseo parecer paranoico, pero la verdad es que no iba a confiar en la primera persona que apareciese para cuidar a las niñas. Aunque Noah es la quinta persona que se acerca por el puesto, las cuatro primeras eran mujeres y a pesar del alto sueldo terminaron renunciando en cuestión de horas al trabajo.
Al descubrir que todo lo que me dijo es cierto he de admitir que una especie de admiración y regocijo llenó mi interior al notar como este pequeño chico lucha por sacar adelante su carrera. El rector de la universidad le tenía aprecio al chico por lo visto dado lo que se esforzaba en trabajar y en aprobar su carrera. Había visto su expediente y antes de esta temporada de exámenes poseía un acumulado perfecto. Podría coger las mejores opciones laborales si así lo deseaba.
Veinte minutos después de que salimos de la escuela aparco en un pequeño restaurante de McDonald de los que tienen parques internos para que los niños jueguen. Al notar como Noah levanta una ceja lleno de curiosidad a medida que entramos y las niñas corren ansiosas hacia la piscina de pelotas solo me encojo de hombros.
—Les gusta venir y como mañana debo volver al trabajo quería poder consentirlas un poco antes de marcharme.
Noah asiente y ambos nos sentamos en una de las mesas.
—¿Se irá por mucho tiempo?
Niego con la cabeza.
—Solo me iré de día, es el horario en el que deberás cuidarlas, yo llego en las noches, pero para ese momento ya ellas estarán dormidas así que no podré verlas tanto. Los días que tengas estudio intentaré cambiar mis turnos para que no interfieran en tus planes tampoco. Aunque si puedes cubrirme también algún que otro fin de semana estoy dispuesto a pagarte horas extras.
Noto el interés cuando los ojos azules de Noah desprenden brillo.—¿Puedo preguntar en que trabaja?
—Soy marine. —La sorpresa resalta en el rostro del menor y no puedo contener la risa, es como un niño pequeño al que le narran historias de maravillosas aventuras—. No trabajo en campo desde… —Mi garganta se cierra y siento mi respiración cortarse un poco, estas palabras siempre vienen juntas a una enorme culpa y un dolor inmenso—…, bueno, desde hace mucho podemos decir, he pedido el retiro de la marina, pero hasta que no me lo den debo hacer trabajos de oficina, es por ello que necesito que cuides a Samanta y Amelia.
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¡Papá Necesita Niñero! [BL]
RomanceEl amor podría llevarlos a la perdición, pero cuando la pasión nace, simplemente no pueden negar el latido de sus corazones.