Capítulo 1

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Mañana. Era una mañana normal como todas las mañanas en la vida de Ellie.
Perezosamente se levantó de la cama, con el cabello desordenado, tratando de apagar la bendita alarma que llevaba sonando hace un buen rato.

Hoy sería la misma rutina de siempre, ir a la escuela, volver, hacer nada y dormir; omitamos las cosas necesarias que siempre se hacen, no son lo suficientemente interesantes. De hecho, para Ellie nada es lo suficientemente interesante.

Con los ojos aún entrecerrados, miró la hora en su teléfono: 07:35 am. Otra vez llegaba tarde. Rodó los ojos y se alistó lo más rápido que su lentitud le permitió. Salió de su casa sin siquiera saludar, al fin y al cabo, nadie iba a notarla.

Mientras caminaba por la acera, algo captó su atención, dos pequeñas mariposas, una de color azul y la otra amarilla, volaban hacia atrás de unos árboles. Lindas, bastante lindas.

—Buenos días, señorita Lavadenz —habló su profesora dando una ligera sonrisa al verla entrar. Ellie le devolvió el mismo gesto mientras se sentaba en su asiento.

—Hey, Ellie —dijo una chica pelirroja que se encontraba su lado—. ¿Qué tal descansaste?

—Bien, creo.

Su acompañante abultó un poco los labios en señal de descontento por lo que había escuchado. Probablemente, otra vez, su amiga no había dormido como debía.

—Pero no te preocupes por mí, Tefi —con tranquilidad mencionó antes de volver a fijar su atención en la clase.

Tefi o Teff, en realidad, Estefanía, la mejor amiga de Ellie desde pequeñas. Pelirroja y alta, cariñosa, extrovertida, graciosa, además de bonita y amable. Era así como Ellie describía a la muchacha.

Fuera de clases, al fin. La más baja de las dos se encontraba en callada mientras que su compañera hablaba. Un silencio repentino confundió a la fémina, la pelirroja se había callado y estaba mirando algo.

—¿Teff?

Sin responder, la chica tomó la mano de la pelinegra y corrió hasta un bosque. Paró en seco, su dedo señalaba muchas mariposas, justo como las que Ellie había visto esa mañana. No pensaron mucho, tal vez ni siquiera lo pensaron; la alta jaló a la bajita dentro del bosque, siguiendo a todas las pequeñas mariposas que veía.

Pasaron minutos desde que habían estado caminando, hasta que divisaron no tan lejos, un pueblo. Por alguna razón, había un arcoíris que lo cubría. Ambas se miraron extrañadas, pero la curiosidad pudo más y continuaron su camino hasta llegar allí. Se veía todo tan lleno de vida, podían ver varias personas en lo que parecía ser en centro del pueblo, se veían alegres, no como en el suyo. Estefanía se encontraba maravillada con todo lo que veía, era encantador a sus ojos, a Ellie también le parecía así.

—Entremos —habló emocionada la de cabello rojizo. Sin protestar, su amiga aceptó y juntas caminaron en dirección al centro del pueblo. A la par que caminaban, miraban todo a su alrededor.

Una chica que estaba cantando captó su atención, ya que, además, estaba siendo perseguida por unos niños. Parecía de su edad, con cabello ondulado, hasta cierto punto rizado, tenía unas bonitas gafas verdes y un vestido blanco y turquesa con diferentes detalles.

—¿Es bonita, verdad? —preguntó la baja.

Teff estaba estupefacta y confundida, jamás en su vida había sentido lo que sintió al ver a aquella chica. "Tal vez, demasiado bonita."

—Sí, es muy bonita. Vamos a hablarle.

Un poco confusa, otra vez, Ellie aceptó. Pusieron sus pies en marcha con la intención de llegar a la muchacha. Finalmente estaban allí, la chica notó a ambas.

—Oh, hola. ¿Qué tal? ¿se les ofrece algo? —extrañada preguntó, según ella nunca había visto a aquellas dos.

—Hm, yo soy Estefanía y ella es Ellie, un gusto —habló la pelirroja señalando a la que se encontraba a su lado.

—Yo soy Mirabel, el gustazo es mío —les brindó una sonrisa—. ¿Son nuevas aquí?

—De hecho, sí, aunque ni siquiera sabemos bien cómo llegamos —comentó la alta.

—De ser así, bienvenidas a Encanto.

—¿Encanto? —preguntó la pelinegra.

—Así es, es el nombre de este pueblo. Y la explicación es simple, tiene un encanto.

Ambas jóvenes se miraron sin entender bien a lo que se refería la chica.

—Es más, déjenme presentarles a mi familia con una pequeña canción.

—Supongo que es la que cantabas hace poco, ¿cierto? —cuestionó con una ceja alzada la más alta.

—Esa misma, ¿entonces ya la escucharon?

—En realidad escuchamos poco y nada —Ellie asintió a lo que su amiga decía.

—De ser así, aquí les va.

Mirabel comenzó a cantar una canción mientras se acercaba a diferentes personas, seguramente eran su familia.

—Dolores oye hasta una aguja, Camilo muta, Antonio ya tiene su don —entonó animada mientras señalaba a los que, se suponía, eran sus primos.

"¿Camilo?", pensó Ellie para sus adentros.

—Somos así en la Familia Madrigal —finalizó un poco agitada.

—¿Así que eres la única que no tiene un don?

—Sí, pero no es malo como parece, en realidad, soy muy feliz con o sin uno.

—Igual, eso no te quita lo bonita —espetó Teff. Ellie pudo ver como las mejillas de Mirabel se tornaban de un ligero color carmesí.

—Muchas gracias, Estefanía —le mostró una cálida a la de melena bermeja.

—Puedes decirme Teff o Tefi, es decir, si quieres.

—Claro, dalo por hecho.

Ellie se encontraba mirando al chico que había llamado su atención. Él giró su vista hacia donde ella se encontraba, y fue cuando ambos conectaron miradas por primera vez. La pelinegra abrió sus ojos más de lo normal y sintió sus mejillas ponerse calientes. Sin querer, alzó su diestra en forma de saludo, estaba nerviosa y debió salir corriendo pero no lo hizo, al menos en ese instante. El joven le devolvió el saludo con una sonrisa brillante en su rostro. Rápidamente se dio la vuelta y se ocultó atrás de Teff, quien seguía hablando cómodamente con su nueva amiga.

—Es tan lindo —murmuró en voz baja para que nadie la escuchara.

—¿Quién es lindo? —de la nada, preguntó una chica con pelo rizado recogido y un moño en la cabeza.

𝗧𝗛𝗜𝗦 𝗦𝗜𝗗𝗘 𝗢𝗙 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗜𝗦𝗘 | 𝗖𝗮𝗺𝗶𝗹𝗼 𝗠𝗮𝗱𝗿𝗶𝗴𝗮𝗹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora