Capítulo 4

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—¡Ya, Camilo! —se quejó una chica. Era Mirabel, que se estaba peleando con su primo por la última arepa que quedaba.

—Dame un motivo por el que debería dártela.

—Porque eres el mejor primo que- —ni siquiera había podido terminar y el de rizos ya estaba saboreando la deliciosa arepa en su boca—. Tú... —apenas oyó eso, el joven salió corriendo fuera de casita en dirección al pueblo.

En un despiste por ver si Mirabel seguía tras él, chocó con alguien.

—Vaya, pero si es el encantador Camilo Madrigal —rodó los ojos, después de todo, casi cae el suelo.

—¿Teff? —rápidamente, Mirabel lo vio y corrió hasta él, para darle un buen zape al final—. ¡Oye! ¿Por qué me peg-

—¿Qué tal, Bell? —interrumpió la alta.

—Buenas tardes, Tefi, ¿qué tal estás?

—Superbién, mi reina —jugueteó con la de lentes. Vaya que en un mes tomaron mucha confianza, como si se conociesen de toda la vida. Ambas se fueron por su lado dejando al Madrigal desconcertado.

—Si quieres saber dónde está Ellie, no pudo venir —la pelirroja gritó desde la lejanía. ¿Cómo que no pudo venir? Estaba indignado porque la chica no había ido a verlo.

—Deja de llorar, bobo —reconocería esa voz donde sea. Y justo como creyó, ahí estaba Ellie, parada a sus espaldas con una sonrisa divertida.

—¿Qué? No estaba llorando, de qué hablas —se cruzó de brazos sin mirarla.

—El señorito estaba llorando por mí —dijo la chica cuando pellizcó suavemente la mejilla del joven.

—Ya, déjame, sólo pensé que no vendrías.

—Qué lloron eres, Milo —rió la fémina.

—Deja de molestarme —habló con falsa ofensa, claramente le gustaba ser molestado por la pelinegra.

—Está bien, está bien —hizo una pausa—. Mira lo que traje —de un pequeño bolso de lana color amarillo, sacó su teléfono y unos audífonos.

—¿Sabes qué es esto?

El chico estaba dudando, realmente no sabía lo que era con exactitud.

—Puedes escuchar música desde aquí —explicó la baja señalando el teléfono. Con suavidad, puso un audífono en el oído del chico y una canción comenzó a reproducirse.

"Ask me why my heart's inside my throat
I've never been in love, I've been alone."

El de rizos se sacó el aparato de la oreja, estaba fascinado con aquello. Jamás había escuchado música de un diferente estilo ni mucho menos en otro idioma.

—¿Cómo se hace esto?

—Hm, no lo sé pero es genial, ¿cierto? —el chico asintió con la cabeza emocionado y tomó la mano de su acompañante. Estaban juntos cerca del río, sentados sobre el césped. Él tomó nuevamente un audífono y lo colocó en su zona auditiva.

—Puedes continuar —la canción siguió.

"Feel like I've been living life asleep,
love so strong it makes me feel so weak."

La fémina reposó su cabeza sobre el hombro ajeno disfrutando el momento.

"Are you lonely?
Our fingers dancing when they meet."

𝗧𝗛𝗜𝗦 𝗦𝗜𝗗𝗘 𝗢𝗙 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗜𝗦𝗘 | 𝗖𝗮𝗺𝗶𝗹𝗼 𝗠𝗮𝗱𝗿𝗶𝗴𝗮𝗹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora