Capítulo 2

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—¿Cómo ra-

—¡Dolores! —la chica de gafas exclamó feliz al ver a su prima.

La fémina saludó a las tres chicas que estaban juntas con una sonrisa y un movimiento de mano.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó intrigada.

—Mira, ella es Estefanía pero puedes decirle Teff y ella es Ellie.

Ambas jóvenes saludaron cordialmente a la mayor.

—Es un gusto conocerte, Dolores —dijeron al unísono.

—El gusto es mío, ¿son nuevas, verdad? No las había visto por aquí antes.

—Se podría decir que sí —Teff respondió sin sonar muy segura.

—¿Quiénes son sus padres? No recuerdo haberles dado la bienvenida —sonaba preocupada, no le parecía correcto haber olvidado hacer eso.

—Sobre eso, es un poco complicado...

—Ellos no están aquí, ni siquiera saben que estamos aquí —habló la más baja.

Dolores y Mirabel se miraron con confusión. "¿De dónde salieron?" pensaron.

—Esto es simple. Vinimos aquí siguiendo unas mariposas. ¿Gracioso, no?

—Teff me llevó arrastrada —se sinceró.

—¡Silencio! —rió nerviosa la pelirroja.

—No nos molesta que hayan venido, pero, ¿saben cómo volver a su casa?

Las dos chicas se miraron, realmente no sabían cómo volver.

—Será pan comido, sólo debemos seguir las mariposas otra vez.

Ellie no estaba segura de que eso fuera tan fácil como sonaba, pero tampoco encontraba otra manera de volver, así que no dijo nada.

[...]

Las dos Madrigal habían llevado a Teff y a Ellie a un recorrido por encanto, explicándoles la historia de casita y la magia de la vela.
Por otro lado, Camilo se encontraba ayudando a los habitantes del pueblo junto con Luisa e Isabela. Sin embargo, la pequeña y misteriosa chica que portaba ropa holgada que había visto hace un rato seguía en su cabeza. "¿Quién era? ¿Cómo se llamaba? ¿Es nueva?" eran preguntas que rondaban por su mente, y ninguna de ellas tenía respuesta, al menos no hasta que le preguntara a Mirabel o a su hermana, quienes se veían muy felices recorriendo Encanto con las nuevas jóvenes que se encontraban junto a ellas.

—¿En qué piensas, Milo? —preguntó Isabela mientras hacía ramos de flores.

—¿Conoces a las chicas que están con Dolores y Mirabel?

—Realmente no, supongo que son nuevas en el pueblo.

—Pero es raro, la abuela ya nos habría dicho y le hubiéramos dado una bienvenida a la nueva familia.

—No lo sé, pero deja de pensar en eso y ayúdame, si no quieres que le diga a tu mamá que andas de holgazán —bromeó Isabela.

El sol se estaba ocultando y ambos siguieron con lo suyo hasta terminar. El Madrigal tenía una idea, no era novedosa pero algo era. No tan lejos de donde estaba, pudo ver a su hermana y prima hablar tranquilamente mientras se dirigían a casita.

—¡Hey, esperen!

Ambas muchachas se dieron vuelta y vieron como el de cabello rizado corría rápidamente hacía ellas.

𝗧𝗛𝗜𝗦 𝗦𝗜𝗗𝗘 𝗢𝗙 𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗜𝗦𝗘 | 𝗖𝗮𝗺𝗶𝗹𝗼 𝗠𝗮𝗱𝗿𝗶𝗴𝗮𝗹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora