La duda [CAP 1]

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(Cualquier falta ortográfica, me avisan)

(Cualquier falta ortográfica, me avisan)

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Cap 1

Los días pasan uno tras otro, todo parece ser un parpadeo, un pequeño instante que envejece nuestros sentidos. Me quedo quieta esperando que el tiempo pase rápido, la magia de las horas, es que hay veces que los momentos más cortos, son los más largos.

Tenía miedo, quería correr, pero las fibras de mi cuerpo, mis funciones motoras, parecían haber quedado petrificadas... ese es el arte del horror, los minutos se convierten en un infierno, tus latidos son cada vez más pronunciados, dejas de pensar, de entender, quedas en la nada.

No había ruido, no hasta que una voz empezó a cantar en un idioma que no lograba interpretar, era una voz serena y nostálgica, ya había escuchado esa canción, esa voz era tan... maternal que me sentía tranquila, no había nada más que paz invadiendo mi ser.

Me levanto del suelo húmedo para ver una bestia terrorífica, me siento encerrada en un momento sempiterno. Ya no hay más ruido, solo unos ojos llenos de una historia que nunca sabré, esa sensación de tensión volvió a mi ser y solo corrí... el lugar oscuro y vacío quedó repleto de espejos, en todos ellos había una figura femenina, pero no podía detenerme a verla... había algo persiguiéndome y no pararía hasta encontrarme.

Aunque me atreví a mirar atrás por unos instantes para percatarme de que unos enormes brazos estaban envolviendome, grité con todas mis fuerzas, no oí los gritos, el ambiente devoraba el sonido...¿ estaba en el cosmos?, ¿o en la misma nada?.

Me despierto rápidamente y pongo con fuerza mi mano en el pecho, éste sueño es cada vez más constante, pero nunca fué tan vivido como hoy, pude sentir todo, sabía que tan solo era un sueño sólido, pero, igualmente parecía un especie de recuerdo, mezclado en una pesadilla.

Tenía que seguir durmiendo, era demasiado temprano o tarde, pero cuando cerraba los ojos, volvía a ese instante y ese gusto amargo llenaba mi alma nuevamente.

Así que opté por despertarme y prepararme un café, para luego ir al patio de la casa y ver los árboles frondosos y gigantescos de este mondo lugar.

Respiré hondo, llenando mis fosas nasales de oxígeno, tomo un sorbo de café y sigo contemplando la bella vista. De pronto y de manera sorprendente juré haber visto por un segundo una cosa gigante caminando entre los pastizales algo lejos del bosque, pero en un parpadeo desapareció. Sostuve con fuerza la taza y me levanto para dirigirme al lugar donde había aparecido aquella cosa que no estaba en mi entendimiento humano.

Había una huella enorme, era un pie que tenía las dimensiones de un colectivo, estaba volviéndome loca, era la única respuesta, siempre lo estuve. Oígo una puerta abrirse y veo a mi padre salir con su rostro cansado y a la vez confundido, esta era la hora en la que se iba a trabajar.

—¿Qué estás haciendo aquí afuera?—su voz era rasposa, en las mañanas siempre es así.

Estaba apunto de apuntarle aquél gran hallazgo, cuando me percato de que ya no había nada, agito mi cabeza y efectivamente parecía que todo había vuelto a la normalidad. Me quedé unos segundos en silencio para luego solo decir "nada" y dirigirme de nuevo a mi casa, no tenía que comentar algo,siempre es igual, veo cosas que los demás no ven y eso solo trae confusión a las personas, así que solo me repito una y otra vez: "por el bien de tu moral, solo finge".

Mi padre me llevó hace unos años al psicólogo, pero no sirvió, nada cambió, algo sigue quebrándose en mi interior.

Todo fué un día en el que mis maestras le aconsejaron a mi padre que me llevara a alguna ayuda psicológica.

Estaba en el pasillo de la escuela, escuchando la reunión de la directora, maestra y él... no sé porqué, pero una lágrima caía por mi mejilla, ¿qué estaba mal en mí? ¿Por qué?. Solo me abstuve a quedarme callada junto a la puerta, esperando a que saliera y me viera con esa apenada mirada, con la que me pedía perdón y que destruía mi pequeño corazón cada día. Sabía que no era su culpa, yo era la extraña, tampoco quería ir al psicólogo, porque entendía que no podría solucionar nada, nadie puede cambiar mi vida, yo soy la única que tiene que cambiar, pero... ¿y si no quería cambiar? ¿Si no quiero ser igual a los demás?.

Con el tiempo me fueron convenciendo, mi madre había fallecido luego de que naciera, por un cáncer que estaba afrontando desde el comienzo en que descansaba en su vientre, sabía que no iba a poder vivir y de igual modo me dió la oportunidad de enamorarme de la vida. No sé si fué un error, era una hermosa mujer, que había dado su vida en vano, lo único que conseguía era traer sufrimiento, todos la recordaban y yo, yo era su peor error. Solo podía refugiarme en lágrimas desenfrenadas que rogaban piedad a cada instante.

Se abrió la puerta y ví ese rostro que perturbaba mi pequeño ser, aquélla forma de mirarme que hacía que me acordase de una especie reminiscencia que no sabía si era de mi "transtorno" o de algo muy lejano de mis recuerdos.

Luego de salir del colegio mi padre tomó mi mano y nos dirigimos a un lugar, sabía a dónde íbamos, al parecer ya había pagado el turno, pero tenía cierta duda que había sido esfumada luego de hablar con la directora.

Tenía miedo, mi yo de siete años temía lo que le esperaba, no me iban a entender, porque ni yo podía entenderme, saber que eran aquellos fragmentos que me quitaban el sueño y la razón... él me tomaba la mano, temblando ansioso de las respuestas. Y pasó, entré sola, viendo una mujer con una sonrisa y una mano extendida dándome lugar por primera vez a hablar.

—¿Cómo te llamas?— me dice con una voz dulce; era de esas personas que da gusto hablar aunque no te guste hacerlo.

—Venus— mi madre me había puesto éste nombre porque era muy creyente del amor, hasta mi nombre refleja su infantil dulzura.

—Eres mi primer paciente con ese nombre—toma un poco de café y levanta una ceja percatandome de que iba a comenzar el interrogatorio
—¿de qué quieres hablar?

Di un largo suspiro y me encogí de hombros, era la realidad, no tenía nada de qué hablar. Luego de mirar hacia la ventana salieron palabras de mi boca.

—A veces siento que ya tuve una vida y no fué nada buena, puedo ver fragmentos de ella cuando cierro los ojos y siento el dolor mismo destrozando todo a su paso— Un silencio lleno el lugar, ella estaba asombrada y siento que no hay necesidad de perturbar el ambiente inundado de pensamientos.

—¿Cuándo comenzaron estas alucinaciones?— me dice mientras toma otro sorbo haciendo ese sonido tan exorbitante que hacen algunas personas cuando beben algo.

—No lo sé con gran exactitud, creo que desde siempre me persiguen— no la miraba a los ojos, solo observaba aquélla ventana que parecía ser un portal a una ciudad bastante pintoresca.

—O tal vez, tú las persigues— eso hace que cierta parte de mí se enfurezca.

—¿Por qué querría ver cosas tan desagradables como un montón de hombres matándose entre sí?— por primera vez la miro directamente a los ojos.

—Porque es la única manera de hacerte olvidar algo que produce mucho dolor en tu interior.

—No tengo ningún dolor, solo desagrado de la vida. Quiero ser normal, me esfuerzo, pero todo me es en vano.

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Una pregunta para mis lectores: ¿Cuál es su genero literario favorito?

Les mando un beso grande a todos los terrícolas!!!!

El corazón de una galaxia (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora