Vivo en un mundo donde no pertenezco... ¿quién soy realmente? ¿de dónde vengo?
¿Nunca te has sentido ajeno a tú alrededor?
Solo sé, que hay unos seres que me persiguen, me observan desde la oscuridad, saben algo y tienen miedo que lo descubra. Pero...
Pongo esta canción porque es preciosa y creo que va este estilo de música para el cap...
(Cualquier falta ortográfica, me avisan)
Una pregunta lleva a la otra. Las respuestas no existen. Solo son palabras que sacian nuestra sed por entender lo inentendible.
Victoria s. Stanley
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Se convierte en un chico de pelo y ojos oscuros. Su piel era pálida y sus labios rojizos.
Al ver que se dirige de nuevo por el lugar del que salió, tengo el atrevimiento de aferrarme a el, tenía miedo, de que se fuera... toda mi vida le tuve terror y ahora, anhelaba que estuviera conmigo. Su cuerpo volvió a su forma anterior y gruñió revelando sus dientes filosos como cuchillos.
Sin más, ví como se fué...
¿Sería la última vez que lo vería?
La tormenta parecía enojada y descargó su furia con truenos y relámpagos que atormentaron mis oídos. Tenía los tapones, pero de igual modo, ese sonido era destructor para mis sentidos, así que agarré mi libro que ya estaba empapado y lleno de barro y corrí a mi casa. Un rayo cayó sobre un árbol de ceibo y las llamas empezaron a surgir de él, el fuego estaba hambriento de más y más, devorando la frondosa naturaleza que me rodeaba.
Quedé atrapada por árboles que habían caído, sobre la tierra que hervía, no había escapatoria, daba vueltas buscando una alternativa, pero no la había... ¿así moriría? Sola, desesperada y peor aún, sin respuestas. No grité por ayuda, sabía que mi padre aún estaba en su trabajo y nadie vivía cerca de ese lugar. Cuando se percaten del humo que emana del bosque, yo ya estaré muerta. No le temía a la muerte, sino al dolor que causaría el fuego penetrando mi cuerpo.
Iba a morir
Morir
Morir...
Y a pesar de no temer de la idea de morir, la especie que por alguna extraña razón podía convertirse en un humano, saltó entre la llamas y la oscuridad encegueció mis ojos.
Luego de eso, no pude ver nada más, ni espejos, ni monstruos, tampoco melodías místicas o algo que transcurriera esos sueños que me persiguieron constantemente a lo largo de mi estúpida vida misteriosa. Puedo decir que prácticamente, no había nada... solo paz. ¿Estoy loca por sentirme bien?. Hubo muy pocas veces en mi vida que pude sentirme así... ¿había muerto? Si fuera así espero que por lo menos encuentren mi cadáver.
Pero no fué así, estaba viva y me dí cuenta de ello al abrir mis ojos y ver a ese ser cargándome en su espalda, no sabía a dónde me llevaba, pero íbamos a mi casa. Cuando ví el "suelo", me percaté que no había uno ¿estábamos volando?, mi primer instinto fue gritar ante el impulso de adrenalina que estaba recibiendo repentinamente.
Me soltó o yo me zafé de su agarre para caer en quién sabe dónde, sentí miedo, odiaba las alturas y ahora no encontrarían mi cuerpo y ni sabrían que me habría podido pasar. Pero de nuevo me sostuvo con largos brazos y me abrazó con fuerza, quedando así mi cabeza en su pecho. Podía oír sus latidos acelerados ¿se había asustado?
No quise mirar su rostro, solo acomodé mi pecho en esa capa de pelos que llevaba alrededor de su pecho. Su cuerpo parecía ser el de un animal cuadrúpedo, con pezuñas en sus patas traseras y largos brazos en las delanteras, con algo de pelaje, de un color oscuro...
-¿A dónde me llevas?- Mi voz salió algo quebrada.
No conseguí respuestas, pero al fin aterrizamos en un bosque extraño, con hojas de colores vibrantes y seres extraordinarios deambulando entre la fauna... parecía otro planeta. Y ahí ví al frente mío, el espejo de mi cuarto ¿así se veía desde aquí? Entonces... ¿se trata de un portal?. Eso no importaba, una ira inmensa surgió desde mi interior.
-Quiero que me des respuestas- ordené bajando de sus cálidos brazos, pero al no contestarme nada proseguí -es tú obligación decirme algo... me persigues, siento que estás junto a mí siempre. Pero tú no eres esa cosa maligna que siento que me observa. ¿Me estás protegiendo de algo?-.
-Las respuestas llegarán en su debido tiempo- su voz era extraña, como si varias personas hablaran al unísono.
-Cuánto, ¿cuánto tengo que esperar?- golpee su pecho y retrocedió un poco -¡vamos, dime!- de nuevo doy un golpe, pero ahora un poco más fuerte -por lo menos dime qué es lo que quiere hacerme daño- cuando estoy a punto de par otro golpe de puño cerrado, me sujeta con fuerza, una que hizo que mi nudillo ardiera con la presión.
Al soltarme, corrí directamente hacia el espejo y llegué a mi cuarto para dirigirme a buscar alguna cosa pulsante para destruirlo. Sentía un dolor tremendo que despertaba gran ira y odio, aquél espejo que estaba allí justo frente mío... reflejaba a una pobre alma que no tenía cura y aquella cosa pulsante que estaba en mis manos reflejaba ese mismo odio que el espejo. Sentía que alguien más controlaba mi cuerpo, había tomado mi control, mi respiración se calmó y escuchaba mis latidos bombeando sangre a mi cuerpo.
Todo se había convertido en un silencio que perduró varios segundos y cuando logré obtener mi razón clavé el cuchillo en aquel reflejo propio. Aquel objeto sin vida había recobrado la razón y el suelo junto a mis pies desnudos se mancharon de sangre, dejando reflejar que había apuñalado mi propio cuerpo.
El miedo invadió mis sentidos y los gritos de dolor se hicieron oír. Mi padre apareció con su rostro pálido al ver la sangre a mi alrededor, todo se veía borroso y un sonido muy agudo invadía mi cabeza. Sólo pude presenciar detenidamente una cosa y era el espejo o... el portal a un mundo donde alguien por una extraña razón vivía convirtiéndose en una bestia capaz de congelar las carnes de cualquier humano que lo viera.
Hasta que mis ojos se cerraron y el tiempo se congeló al dejar de respirar. Había muerto... mi vida había llegado a su fin.
