Vivo en un mundo donde no pertenezco... ¿quién soy realmente? ¿de dónde vengo?
¿Nunca te has sentido ajeno a tú alrededor?
Solo sé, que hay unos seres que me persiguen, me observan desde la oscuridad, saben algo y tienen miedo que lo descubra. Pero...
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Las noches siempre eran el momento donde las preguntas llegaban a mí como una catarata de pensamientos que quebraron mis sentidos y me dejaron como un loco perdido en un laberinto del que nadie le iba a ayudar a escapar. Siempre tenemos la idea errónea de que sabemos todo de nosotros mismos, entendemos cada cosa que ha sucedido desde que tenemos uso de la razón, pero en realidad... hay tantas cosas que no sabemos. Que nunca podremos llegar .
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Tal vez estoy condenado a vivir de esta manera como paga de pecados que cometí y aún no sé cuáles son, quizás haber nacido fué un pecado. Sin dudas no entiendo nada, mas bien, tengo miedo de comprender algunas cosas.
¿Cómo fué que mis padres murieron realmente? ¿O me han abandonado en realidad? ¿Quién soy con exactitud?.
Me encontraba en la cama de mi habitación completamente gris, haciendo un dibujo mío junto a mi familia, en realidad, junto a una que nunca había podido conocer, a excepción de mi padre.
Eran las 8:00 AM y yo ya sabía que en cualquier momento me llamarían para desayunar. El lugar en donde estaba era una mierda. Soy el distinto, mejor dicho extraño para los niños que vivían allí. Mi trato era diferente de parte de los adultos de la guardería. No comía junto a los demás, no hablaba, tampoco me dejaban hacerlo...
Siempre estuve tan inquieto en busca de algo que sentía que me faltaba y no sabía que era, que no me importaba en lo más mínimo lo demás. Vengo de lugares peores, donde el calor es abrumador o donde el frío es capaz de congelar las carnes.
Nadie se animaba a decirme que nunca me iban a adoptar, pero eso yo ya lo sabía. Habían pasado años y a los 16 entendí que el mundo me odió desde el primer momento que llegué a él. Aunque, no siempre las cosas salen mal, hay veces que el destino nos tiene preparado algo que ni nos hubiéramos imaginado.
Después de todo lo que había pasado me llevaron a un lugar al que le diría por un corto tiempo "hogar" nuevamente. Unos hombres me acompañaron o mejor dicho me obligaron a entrar a una habitación totalmente blanca, mis pies estaban descalzos y fríos. Tenía miedo pero no podía retroceder, tenía que entrar. Un hombre alto de traje con una sonrisa que parecía ser bastante sincera interpreten mi sarcasmo, extiende su brazo apoyándolo en mi hombro.
